Cervantes profundiza en el presente y augura nuestro futuro. Tomás
Rodaja, el protagonista de su novela, sufre una intoxicación por un bebedizo que
le da una mujer despechada. Esa artera magia no sólo le postra meses en la cama,
sino que le hace creer que si se cae o si le tiran una piedra su cuerpo se
romperá. Comía y demás funciones, pero él estaba convencido de que era de
cristal. Así otro loco salió por las tierras de España, y como Don Quijote dio
en creerse un justiciero intachable si no un redentor. Pero resulta que Rodaja,
el estudiante de Salamanca, tenía ya un nuevo entendimiento del mundo y analizaba
con precisión los problemas de España y sus pobladores. Armado de su crítica recorre
muchos estamentos, profesiones, y actitudes. No se deja engañar ni por los más
ricos ni los más pobres, o los más religiosos o los menos. Y nunca le falta un
poco de humor que añadir al acíbar. Un catálogo completo de vicios, malicias, y
también corrupciones. La esperanza es lo último que se pierde, claro. Rodaja-Vidriera,
tan transparente que él se creía, se topaba con mucho barro. Pero es valeroso, y siendo tan frágil, a todo
lo que ve que no va le da un viaje. “Oh Corte, que alargas las esperanzas de
los atrevidos pretendientes, y acortas las de los virtuosos encogidos,
sustentas abundantemente a los truhanes desvergonzados y matas de hambre a los
discretos vergonzosos”. Eso decía el Licenciado Vidriera y ya ha llovido.
Blog de Luis Pancorbo
viernes, 3 de octubre de 2025
UN VIGENTE "LICENCIADO VIDRIERA"
lunes, 1 de septiembre de 2025
TODOS LOS FUEGOS EL FUEGO
Arranca septiembre y aún no se han apagado algunos fuegos y rescoldos del terrible agosto. Empieza el tiempo de pensar en las reparaciones, a ser posible sin parsimonia ni mucho humo de burocracia. El fuego total no tiene precio Es lo que exploró a su manera Julio Cortázar en “Todos los fuegos el fuego” (1966). Es el título de un relato suyo publicado junto a otros siete cuentos magistrales. Cortázar sabe entrar en la entraña de las llamas más destructoras, y lo hace en dos sociedades y tiempos tan distintos como el de la Roma imperial y el de un Paris brillante y ya cansado tras la segunda guerra mundial. Dos parejas en sitios y tiempos tan diversos echan al fuego todas las astillas, el amor, el desamor, la corrupción, la venganza. El fuego es el lógico final de cuanto va definitivamente mal. En la España del Noroeste y del Medio Oeste había una vida de viejo silencio en los montes, y de trabajo callado, y apetencias controladas. No era ningún delito. La gente de allí amaba ver verde alrededor. Ni modo. Perecieron cuatro bomberos tratando de salvar sus viejas casas de piedra en las aldeas, y gentes y ovejas y cabras, y vacas y gallinas, que se sumaron al holocausto sin remedio. Dictado por no se sabe quién, claro. Las llamas llegaron hasta donde osos y urogallos iban a comer bayas. ¿Quién resarce el mal? No hay dinero para compensar haber estropeado tantas vidas y pequeñas esperanzas. Ni hay derecho, como se dice en España, para echar tanta ceniza al cielo y la tierra.
viernes, 1 de agosto de 2025
EL SEÑOR DE LAS MOSCAS
Este agosto, con sus fuegos, no va a impedir una mirada a una mente lúcida y bienintencionada como la de Rousseau. El que dijo que el hombre nace bueno y que la sociedad lo corrompe. Bien es cierto que antes que él ya se pensó, como Hobbes, que el hombre es un lobo para el hombre. Hoy en España hay más jabalíes que lobos. Los cerdos salvajes son una plaga en Oliva, un pueblo de Valencia, donde acaban de cazar más de cien con jaulas. Pero el jabalí también ha tenido sus adoradores. Una deidad con la cabeza medio podrida de un jabalí se enseñorea en “El Señor de las Moscas”, la novela de William Golding publicada en 1954. Narra cómo unos adolescentes y niños naufragan y se quedan solos en una isla desierta. Han de sobrevivir, y aparte de cazar, y de hacer muchos de ellos las peores maldades, encuentran como dios, y extremo pavor, a “El Señor de las Moscas”. El que da un sentido a su nueva sociedad, una que va más allá de toda fibra de civilización, cultura y cualquier buena hierba. Es el retroceso, se supone, a lo que algunos, si no todos, llevan en los genes. Si se quiere ver encima una película sobre este libro ahí está “Lord of the Flies”, la versión en blanco y negro de esa novela que hizo Peter Brook en 1963. Pero el buen Jean Jacques siempre está ahí. Aun cuando algunos hablan con soltura de una segunda guerra mundial con sus campos de exterminio, gulags y explosiones nucleares. Y por si fuera poco se mienta al nuevo Señor de las Moscas con las guerras abiertas como prólogo de una tercera-y última-guerra mundial. Golding no daría crédito a lo que ahora se oye y se dice.
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martes, 1 de julio de 2025
EL BARÓN RAMPANTE SIGUE
El bochorno actual, climático y no, se sortea con gazpacho, pero también leyendo. Siempre ayuda “El Barón rampante” (1957), una novela satírica de Italo Calvino en la onda de Defoe, Switft, Voltaire… Pero con su propia imaginería. En vista de lo que hay que ver aquí abajo el joven barón Cósimo decidió irse a vivir a la copa de un árbol. No estaba aislado del todo, pues desde allí seguía los aconteceres de su pueblo, llamado Ombrosa. Pero cuanto observaba de abajo no le impulsaba a reintegrarse em la llamada civilización. Su escapada a los árboles, donde cazaba, subsistía y pensaba, le daba consuelo y maduración Era muy racional en el fondo, nada parecido a un orangután bautuzable. Cósimo sabe dudar, otra cosa es cómo iba y va el mundo. Si hablamos de nuestro mundo, o países, se degeneran con cierta contumacia. En España ya lo dijo un torero astuto: “¿Que cómo hemos llegado a esto? Pues degenerando.” Y entonces ¿para cuándo la regeneración tras la degeneración? Mañana.
www.otrospueblos.comdomingo, 8 de junio de 2025
PANGLOSS Y CÁNDIDO REDIMEN A ESPAÑA
No hay duda de que todo va bien en el mejor de los mundos posibles. Pangloss, el filósofo del Cándido de Voltaire, acertó al sumarse al optimismo siempre vencedor, pues la injusticia y la desigualdad son motas de molesto polvo en el camino.
Al menos aquí
y ahora no hay problema con el verano. Llega y con toda su furia se añade al pensamiento
cándido imperante: todo se hace,
produce y hasta se piensa para mejor, y así este es el mejor de los mundos
posibles.
¿Quién dijo miedo? Tenemos agua, y torridez y torreznos para aburrir. Y lo que no tenemos, y lo que sea menos bueno ya se apañará. Después de todo, al hilo de Pangloss, este es el mejor de los mundos imposibles. Y siguiendo a su díscolo discípulo Cándido: hay que cultivar nuestro chiringuito.
jueves, 1 de mayo de 2025
REBELIIÓN EN LA GRANJA (ELÉCTRICA)
El apagón, aún no bien aclarado, y aún menos iluminado, puede
colear. Como las historias que hacen mella. Se cumplen los ochenta años de “Rebelión
en la granja”, novela publicada por George Orwell en 1945. Una sutil sátira que
no sólo se puede leer en clave anti-comunista, sino también anti-fascista. Y
anti todas las formas de tomar el poder y disfrutarlo a placer. Ya se sabe: en
la granja de Orwell el granjero Jones un buen día es derrocado y los animales
se apoderan de todo. Enseguida los cerdos escalan posiciones y finalmente su
líder, llamado Napoleón, se erige en dictador con la excusa sublime de que “Todos
los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. Los
cerdos, en aquel caso, y en otros, ganan. ¿Es una cuestión política? Sí, pero
de modo secundario. Es una cuestión antropológica. Hace siempre que el poder
corrompe, y más si es absoluto. La naturaleza humana -o porcina- quiere comer
bien, sentarse en una buena butaca, y no trabajar con las pezuñas en el lodazal.
Sus altos miembros directivos van perfumados como seres superiores a los que
los demás deben pleitesía sin rechistar. Y por eso “Animal Farm” se lee
de un tirón desde hace ochenta años, Menos cuando hay apagones y no tenemos
velas ni linternas a mano. Pero desde luego los apagones son tan interesantes de
dilucidar. Son un síntoma de nerviosismo de sistemas complejos, y seguro que también
ponen nerviosos a los que creen que van a perder dinero y poder si alguien les
menea el chiringuito.
sábado, 5 de abril de 2025
ES TIEMPO DE ANOMIA
Así cayó el arancel, el nuevo maná, pero la anomia que se va imponiendo tampoco es leve. No es una anomia por falta de normas en nuestras sociedades, sino por la degradación de tanta red normativa. Si se prefiere, la anomia actual sucede también por el deterioro, o el desgaste, de tales normas. Y mientras tanto ha llegado la primavera, con su cambio climático en flor y su negacionismo de los irreductibles. Y entre las anomias generalizadas vamos ardorosos hacia atrás. El desajuste es sólo de tamaño prebélico. Aún no se sabe bien quién es el enemigo. Y en tiempo de anomia muchos poderosos dirigentes del mundo prefieren situarse en una posición cómoda, por ejemplo más allá del bien y del mal. Y a ver si escampa.