jueves, 23 de abril de 2009

Empieza en serio la primavera y auguro felicidad a quienes sufren persecución por tener criterio propio, por trabajar según sus principios, por aspirar a poner un granito de arena en algo que no sea el poder arbitrario, el capricho de jefes indolentes o venales, sino que contribuya a pensar. Los pigmeos bambuti, si hay que escapar del poblado, no tienen problema: se echan todo lo que tienen al hombro. En España hay que jubilar a todo trance al que tiene la fortuna de tener trabajo, y hay que dar trabajo al que no puede recibirlo, de manera que es casi como la lotería. Aquí, ya dice Eco, hay muchos directivos que se creen gigantes siendo enanos que se suben sobre los hombros de otros enanos. Otean el panorama y decretan: todo lo que se ve es nuestro, no hay enemigos, a llevarse todo lo que se mueva. Ya han arreglado sus bolsillos y la empresa.

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