sábado, 12 de mayo de 2012

BOMBAZOS

 ¿Y la Convención de Ginebra?, preguntaron al teniente coronel Matthew Dooley, y éste respondió: "Ya no es relevante". El teniente coronel Matthew Dooley, de los Estados Unidos, piensa que lo mejor es una "guerra total" contra el Islam, incluyendo el bombardeo de La Meca y Medina sin reparar en víctimas civiles. Esa propuesta de Dooley se incluía hasta julio de 2011 en el curso que impartía en el Colegio para Oficiales de las Fuerzas Conjuntas en Virginia. Por ahí pasaron hasta 800 oficiales de grado medio y alto antes de que el curso y el teniente coronel fueran suspendidos. Ahora se ha sabido todo y lo publica The Independent (12-5-2012). Dooley decía, con el candor que se le puede suponer a un halcón, que para acabar con el Eje hubo que bombardear Hiroshima y Dresde. Sin embargo Dooley olvidaba que el Presidente Obama había dejado bien claro que la guerra de los EEUU contra el terrorismo no puede implicar bajo ninguna circunstancia un ataque a la religión seguida por 1.400 millones de personas en todo el mundo. Esa idea atómica de Dooley muestra acaso una de las espitas de vesania que libera esta crisis mundial. Ante lo cual, error y rectificación, y adelante, claro. Karl R. Popper advertía con su habitual lucidez (en "La Responsabilidad de vivir. Escritos sobre política, historia y conocimiento") que las democracias liberales -occidentales- son defectuosas, y con escasa calidad (miremos España), pero sus alternativas son bastante peores. En la película "Pequeño gran hombre", de Arthur Penn, salen cheyennes que eran "contrarios", es decir, que todo lo hacían al revés: cabalgaban mirando el trasero del caballo, se lavaban con arena y se secaban con agua. Pero lo que querían decir es que no todas las sociedades son perfectas. Las críticas pueden y deben ser originales. De ahí a tirar bombas va el abismo bosquejado por el citado teniente coronel.

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