jueves, 19 de noviembre de 2015

20 DE NOVIEMBRE Y LOS ESPAÑOLES DE LAS CUNETAS

La cuestión es el odio español por los muertos, cosa que se recuerda el 20 de noviembre de todos los años después de 1975, y después de 1939, si no viene de antes. Todavía quedan 2320 cunetas llenas de huesos españoles, eso que se llama con el famoso eufemismo de fosas comunes. Son simplemente cunetas, descampados, muladares, donde los fusilados por los franquistas en la guerra civil y después de la guerra civil fueron enterrados al mismo nivel que las alimañas. Ese tema no llena precisamente de satisfacción a un país, ni a una democracia nacida de una constitución que tuvo que sentir la sombra de un cañón en las espaldas (de hecho esas pistolas salieron a relucir todavía en 1981). ¿Por qué no se resuelve de una vez el tema de las cunetas españolas? Países de gran ferocidad política y étnica, como Camboya o Ruanda, no han tratado así a sus muertos. En Camboya, donde se perpetró el genocidio polpotiano, no se han dejado tirados a los muertos y sin sus rituales. Cada muerto ha de tener al menos quince días rituales de  phcum ben, tras la estación de las lluvias, para honrar su memoria pero también para purificar los poblados, y lo que es más importante, para conseguir el debido mantenimiento y la coherencia de la familia khmer, y la identidad nacional. Hasta los hutus y los tutsis de Ruanda han colocado bien a sus muertos. No los dejan en los campos como si fueran de animales. Así que un día igual en España imitamos las buenas lecciones de humanidad, y de respeto a la identidad nacional, que nos dan los presuntos incivilizados.







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