jueves, 19 de julio de 2018

RTVE O RTVE

La curiosa degeneración de RTVE alcanzó su cénit en torno al 2010-2011. Dos  presidentes consecutivos, Luis Fernández y su delfín Alberto Oliart, consiguieron poner el amiguismo y el nepotismo en  las máximas cotas históricas de la Corporación. Mientras tanto se ejecutaba un ERE obligatorio, pues si no lo aceptabas te condenaban al archivo del señor K, equivalente de las galeras.  Al mismo tiempo florecieron los contratos, casi siempre para amigos y a menudo también para sus parejas, pues mejor dos entradas que una en  una casa moderna. Y también fueron nombradas sobrinas y  favorecidos otros parientes cercanos y medio lejanos. Muchos directivos de RTVE se trasvasaron a productoras o a otras cadenas nacionales para hacer más o menos lo mismo. Así en época de Zapatero se acabó la esperanza de hacer una televisión pública a la europea, por ejemplo al estilo de la RAI, de la BBC, o de la Sveriges Radio, por la que algunos  pocos luchamos antes de que terminara la dictadura. Sin embargo el merengue siguió creciendo hasta que tras las lógicas dimisiones de Fernández y Oliart se abrió el gran espectáculo: los once miembros del Consejo de Administración de RTVE ocupaban el cargo de Presidente durante un mes. Era la felicidad para ellos. sus familias, y  parte del hemisferio occidental: coche con chófer, tarjeta de crédito de algún color, y armonía entre los implicados. Las altas esferas en España volvieron a girar con la habitual jovialidad. Luego vino el PP y se quedó, como suele hacer el gobierno de turno, con el botín de RTVE.
Tal vez terminen un día las listas negras,y  amiguismos y nepotismos, el gran merengue. La tarea en cierto modo recuerda a la que había antes de 1978. Es lo que decía Vico, y recordaba Lévi-Strauss, los corsi y ricorsi, los periodos que se corresponden a otros ya acaecidos. Cursos y recursos. Romper esa inercia sería positivo por inaudito.

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