sábado, 6 de diciembre de 2014

NO HAY DERECHO (Y ENCIMA EN NAVIDAD)

Llama la atención la frase española, últimamente en boca de muchos, de "no hay derecho". Es mucho más fuerte que un improperio. Si se analiza significa casi siempre que "no hay justicia", y eso es aún peor. Supongamos que la justicia es tan difícil de conseguir que para algunos no es de este mundo. Eso se diría a menudo mirando el panorama judicial español. Marvin Harris defendió no sin pesar  una carga de determinismo social. Concluye así su "Caníbales y Reyes": "En la vida, como en cualquier partida cuyo resultado depende tanto de la suerte como de la habilidad, la respuesta racional en caso de desventaja consiste en luchar con más vehemencia". Los poderes, generadores de injusticias, van a su aire y no se paran. Tampoco los individuos son siempre inocentes, para eso tienen libertad o si no libre voluntad. Hay que luchar sin desmayo o compensar "el determinismo que ha gobernado la evolución cultural", y el rodillo de todo tipo. Si no, ya vemos lo que se tiene, conformismo por un lado, miedo al cambio, y por otro lado un momento más "abierto", incluso a un nuevo modo de producción.
    Las causas que motivan la expresión de "no hay derecho" son muy variadas: cada cual tiene la suya. En las Trobriand, de Malinowski, no había derecho, en el sentido de tribunales: la sociedad se ajustaba sin necesidad de civil law, de códigos, de juicios. Pero cuando se exponían en público las fechorías, a algunos la pérdida de prestigio los llevaba incluso al suicidio.
   Aparte de que no haya derecho, o de que éste esté torcido en algunas sociedades, lo temible son las causas que motivan que no haya justicia. Algo más duro que un turrón de almendra o que rascar la botella de anís.


www.luispancorbo.com
www.otrospueblos.com