Con un enorme alivio, no exento de sorpresa. viene la noticia de que el actual gobierno en funciones va a retirar pronto las concertinas de Ceuta y Melilla. No se pueden olvidar las imágenes de seres humanos, enjaretados y desgarrados, que se quedaron colgando de las cuchillas en el último asalto e este verano. Por supuesto tampoco fue reconfortante que la entrada al reino de España implicara un ataque contra la policía fronteriza usando los emigrantes ácidos, excrementos y y otras armas así.
La concertina, que instauró el gobierno de Zapatero, con la reválida de gobiernos sucesores, se creyó una gran solución migratoria Sólo quedaba por experimentar el electrificar la valla,
al estilo acaso de los campos de exterminio nazis, o incluso ametrallar directamente a quien se acercara. Por el contrario sin las concertinas España puede poner en marcha su capacidad en obras públicas, ingeniería, arquitectura, en muros, puentes y caminos para hacer una frontera no solo moderna sino que deje ilesos a quienes pretendan pasarla.
Si se quitan las concertinas en dos semanas es que ya se habrá dado con una solución alternativa.Cierto es que las concertinas, un invento español, fue un renglón de nuestras exportaciones, sobre todo a Hungría, pero a lo mejor hay otros productos que hacen felices a los bolsillos implicados o perdedores.
Hay que imaginar cómo han visto en África la frontera española hacia el paraíso europeo. Y no en la Edad Media sino ahora.
Ahora el paraíso es nuestro, claro que de unos más que de otros.
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