domingo, 16 de abril de 2017

LOS CHINOS Y LA LECHE DE VACA

Ahora que ya estamos de vuelta, sin haber ido adonde se nos obligaba a ir, quizás es tiempo de regar las plantas. Esperando que no sean solo las de los pies, como aún se hace en los lavatorios del Jueves Santo. Pies de pobres lavados por ricos, eso es conmovedor.  A uno le interesa más cuando el gran adalid del materialismo cultural, Marvin Harris, se pregunta por temas tales como el de la aversión de los chinos a la leche de vaca. No se debe a algo místico, ni siquiera taoísta. Hay sistemas distintos de producción. En China se ha dado la preferencia a los bóvidos para trabajos del arrozal. Eso era y es determinante. Por otro lado, los cerdos para los chinos procesan mejor que las vacas los desperdicios y producen de forma más eficiente grasas y proteínas.  Harris tenía datos de Morton Fried de 1948 que decían que muchos chinos ni siquiera ordeñaban sus vacas. Y desde luego nunca han pintado algo en ese país las vacas de razas Holstein o Jersey. ¿La manida cuestión del clima, de la superpoblación? Harris es directo también sobre esa repulsión china por la leche de vaca:"... hay que entenderla como un ajuste racional entre las preferencias alimenticias y el modo básico de producción de alimentos". No hay que abusar del método comparativo, como a menudo hacía el antropólogo Lowie. Pero las aversiones que menos explicación racional tienen son las raciales y racistas, y no de vacas y cerdos, sino de personas. Algunos han decidido que en Europa (y en EEUU y demás Occidente ganador) ya no cabe ni un inmigrante más, salvo que lleve abudante dinero negro.


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