viernes, 19 de agosto de 2016

HAZMEREÍR O HAZMELLORAR

Votar en Navidad es mira cómo beben los peces en el río. Se llegaría así, en efecto, a un hazmereír, o quizás a un hazmellorar, que es lo que suele ser últimamente la vida pública española. Digo vida pública, y no política, porque lo de echar las culpas a los políticos empieza a estar muy manido. Ellos son hijos de esta sociedad, igual que los jueces, los abogados, los periodistas, los notarios, los policías, los loteros, los electricistas . La cuestión tiene más calado. ¿Por qué no se quiere regenerar en serio cuanto está degenerado? ¿Por qué se cree que es una virtud nacional el espejo de Benidorm? ¿O el espejo del Valle de los Caídos? ¿O la calle del General Yagüe, el héroe de Badajoz, en medio de Madrid? El Arco de Triunfo de Moncloa sigue dando sombra a las conciencias, incluso en plena canícula. Pero, como dice George Steiner: "¿Qué torsión, que 'injerto de lo perverso´ habita, contamina las iniciativas inspiradas?". Lo peor no es votar con el turrón duro en la boca, sino tener que hacerlo en cualquier otro momento del año siguiente y que sólo sirva para mantener, nuevamente repintado, el chiringuito. Será el calor.


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