sábado, 12 de diciembre de 2015

HIPOCRESÍAS PRE-ELECTORALES

Hipocresía es una palabra que viene del griego y significa responder con máscara. Es su mejor etimología aunque tampoco es desacertada la de fingir una respuesta. Molière condensó la hipocresía humana en su Tartufo, un personaje que tuvo gran éxito teatral y político en la España que no acababa con el franquismo y viceversa. Hoy día la hipocresía pública española es la actitud pre-electoral, la que oculta las ansias de coger el poder para luego regresar al pasto de siempre. Las elecciones que vienen antes del Gordo no revisten un carácter constituyente, aunque es tal la magnitud del cambio, que se invoca por todos los partidos, que eso no cabe en las hechuras de la actual Constitución. No importa. Se dice que se quiere cambiar pero ya se verá cómo continúa todo tras algún maquillaje. Es como la Corporación de RTVE, la empresa recreada en época de Zapatero y que fue famosa por hacer un ERE obligatorio, porque si no se cogía mandaban a la cámara de gas frigorífico. Un tema del que se podría hablar mucho pues según quien gobierne en España, así dará las horas cambiadas el periodismo televisivo oficial y parte del semi-oficial. El tema trasciende a los que estudió la antropología entre los indios de las llanuras, por ejemplo el caso de los heyoka de los lakota y de los denominados indios contrarios porque iban al revés de la tribu. La hipocresía hispana también deja corto al personaje Doble Faz que aparece como mujer y como hombre. Aquí se finge que no pasa nada.Hay corrupción pero eso es mejorable. Hay españoles de primera y españoles en paro. Hay gentes centrales para la patria y periféricos que hablan lenguas distintas, incomprensibles, ¿cómo se atreven? Y tampoco existe el odio entre los españoles de izquierdas y los españoles de derechas y viceversa. Ni entre los ricos y los pobres. Y los católicos y los otros, incluso agnósticos, lástima de Inquisición. Y entre los monárquicos y los republicanos todo va bien, madame la marquise, y más si se engrasa con un poco de aceite de turrón.
Por allí resopla y no era la ballena blanca. Éramos todos.


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