viernes, 23 de diciembre de 2011

NAVIDAD: PAZ Y GENOCIDIO

Ahora que va a venir Ded Moroz, el Santa Claus eslavo, o cuando ya ha venido (el 6 de diciembre) Belsnickel, un bruto mágico, envuelto en pieles, que da dulces o carbón según se hayan portado los niños de Pensilvania (en familias de origen alemán y suizo), todo está previsto para que la paz estalle (como en Damasco, o en Irak, aunque un poco mejor). Eso es el pan de cada día y lo que a uno le llama la atención es que no haya fechas malas para recordar los genocidios. A Erdogan, el primer ministro turco le da igual que sea Navidad: acusa a Francia de haber masacrado al 15% de la población argelina entre 1945 y 1962. Es su respuesta a la nueva ley francesa que castiga la negación del genocidio de los armenios por parte de los turcos con un año de prisión y una multa de 45.000 euros. Ocurrió en 1915 y las heridas están abiertas, como lo están la de los tutsis, y las de los judíos, y las de cualquier grupo humano que haya sufrido políticas de exterminio. Somos ya siete mil milllones en el mundo, pero son muchos los que no aceptan al otro. Eso se ve bien en España, claro que sin llegar a los extremos de la guerra civil, hasta ahí podríamos llegar.

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