Cervantes profundiza en el presente y augura nuestro futuro. Tomás
Rodaja, el protagonista de su novela, sufre una intoxicación por un bebedizo que
le da una mujer despechada. Esa artera magia no sólo le postra meses en la cama,
sino que le hace creer que si se cae o si le tiran una piedra su cuerpo se
romperá. Comía y demás funciones, pero él estaba convencido de que era de
cristal. Así otro loco salió por las tierras de España, y como Don Quijote dio
en creerse un justiciero intachable si no un redentor. Pero resulta que Rodaja,
el estudiante de Salamanca, tenía ya un nuevo entendimiento del mundo y analizaba
con precisión los problemas de España y sus pobladores. Armado de su crítica recorre
muchos estamentos, profesiones, y actitudes. No se deja engañar ni por los más
ricos ni los más pobres, o los más religiosos o los menos. Y nunca le falta un
poco de humor que añadir al acíbar. Un catálogo completo de vicios, malicias, y
también corrupciones. La esperanza es lo último que se pierde, claro. Rodaja-Vidriera,
tan transparente que él se creía, se topaba con mucho barro. Pero es valeroso, y siendo tan frágil, a todo
lo que ve que no va le da un viaje. “Oh Corte, que alargas las esperanzas de
los atrevidos pretendientes, y acortas las de los virtuosos encogidos,
sustentas abundantemente a los truhanes desvergonzados y matas de hambre a los
discretos vergonzosos”. Eso decía el Licenciado Vidriera y ya ha llovido.
viernes, 3 de octubre de 2025
UN VIGENTE "LICENCIADO VIDRIERA"
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4 comentarios:
Buenos días:
Qué maravilla recordar los clásicos que nunca deben pasar de moda, y acordarnos que su picaresca llega hasta nuestros días, y aunque pensamos que vivimos en el lado del mundo desarrollado y cuasi perfecto, en esta era de la comunicación, nunca hemos vivido más inconexos.
Siempre supusimos que existía algo más allá de nuestras ventanas, y ahora creemos saberlo a través de las pantallas, aunque debemos tener cuidado de no caer en el infierno, como casi le sucede a la vieja de nuestro cuento, con La procesión de las almas en pena.
«Una mujer muy curiosa espiaba todas las noches por la ventana de su casa, cuando en una de ellas, ve acercarse una procesión fúnebre, ¡la guestia! -piensa-. Ve, con estupor que una voz, se dirige a ella y le ofrece un cirio, ordenándole que lo guarde hasta la noche siguiente.
Al día siguiente, comprueba con terror que el cirio se ha convertido en un difunto y corre a pedirle consejo al cura. El sacerdote le informa que ésa es la procesión de las almas en pena que vagan por la aldea, y le da una reliquia.
Esa noche, la procesión se repite y le reclama a la vieja el objeto. Convertido de nuevo en cirio, intenta devolverlo, pero siente que una mano abrasadora tira de ella, pero, por suerte, la suelta, pues la reliquia del sacerdote que llevaba en la mano, parece haberla librado del infierno.
Se cuenta que la mujer nunca más volvió a espiar por la ventana.»
Dicen que dijo Cervantes “La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde”. Que no sea demasiado tarde para despertar y levantar la vista de nuestras pantallas, para ver el mundo con nuestras miradas, que en la pluralidad está el gusto.
Un saludo.
Patricia
También en cierta medida Borges escarbaba en esos “juegos” y recreaba cuestiones de ahora y tal vez para mañana: «… Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas…»
Pero como recuerda Foucault «el poder no reprime, el poder produce» El poder crea la verdad, o tal vez mejor, las verdades. Lo normal o lo verdadero no lo es más que bajo una determinada producción de realidades, bajo una determinada situación de poder. Parece, que así veía ciertas cosas Cervantes, tal vez, continúan ahora.
El poeta Robert Burns, tenía otra forma de mirar, escribía en su famoso poema “A un ratón”:
«Pero Ratón, no estás solo,
En probar que la previsión puede ser vana:
Los mejores planes de ratones y hombres
A menudo salen mal,
Y no nos dejan nada más que dolor y pena,
¡Por la alegría prometida!»
Que los planes salgan mal parece que no es lo más oportuno, pero bajo ciertas circunstancias, puede que no sea lo peor.
Un saludo,
Benito Fernández
En efecto, Patricia: "El Licenciado Vidriera" se publicó en 1613, y es asombrosa su carga de actualidad. Con todo ese saber crítico elegante de Cervantes, que nunca descendía a la vulgaridad. Por el contrario su español es diamantino, no salen partículas ni circunloquios en su discurrir, su prosa está tallada
como si fuera una gema. Hace pensar a uno en el discurrir del latín de los maestros clásicos donde no se dejan espacios vanos
en las frases. Y respecto a la ideación Cervantes se explaya en su novela ejemplar, "El Licencado Vidriera", con el hallazgo de un hombre que se creía dse criistal, y que tanto habría gustado a posteriores escritores, por ejemplo británicos como Swift, o Wells... Por eso es tan novedosa la novela ejemplar de Cervantes aparte de encerrar una crítica amplia y serena a nuestro paisanaje.
Me pregunto si ahora que Amenábar ya ha hecho un gran esfuerzo en su película sobre Cervantes,se hará un día un film sobre Tomás Rodaja.
Un abrazo
L.
Qué bien traída, Benito, la reflexión de Borges siempre metido en el tiempo, y en su resbaladiza consisistencia. Eso cuando Borges no se ponía a inquirir sobre el infinito. Es la suya, desde luego, una suma antropología, queno todo ha de quedar en utensilios de cocina.
Así entramos, como bien sabes, en un tiempo ambiguo cuyo final se desconoce y se teme. No tiene este tiempo la claridad horrorosa de la Segunda GuerraMundial pero ya tenemos puestas dos amplias guerras sin visos de una aceptable solución. ¿Y si en realidad no se quieren terminar? Da que pensar.
Un abrazo
L.
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