martes, 1 de julio de 2025

EL BARÓN RAMPANTE SIGUE

 El bochorno actual, climático y no, se sortea con gazpacho, pero también leyendo. Siempre ayuda “El Barón rampante” (1957), una novela satírica de Italo Calvino en la onda de Defoe, Switft, Voltaire… Pero con su propia imaginería. En vista de lo que hay que ver aquí abajo el joven barón Cósimo decidió irse a vivir a la copa de un árbol. No estaba aislado del todo, pues desde allí seguía los aconteceres de su pueblo, llamado Ombrosa. Pero cuanto observaba de abajo no le impulsaba a reintegrarse em la llamada civilización.  Su escapada a los árboles, donde cazaba, subsistía y pensaba, le daba consuelo y maduración Era muy racional en el fondo, nada parecido a un orangután bautuzable.  Cósimo sabe dudar, otra cosa es cómo iba y va el mundo.  Si hablamos de nuestro mundo, o países, se degeneran con cierta contumacia. En España ya lo dijo un torero astuto: “¿Que cómo hemos llegado a esto? Pues degenerando.”  Y entonces ¿para cuándo la regeneración tras la degeneración? Mañana.

 www.luispancorbo.com

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2 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes:

Pues vuelva usted mañana, o mejor pasado mañana que hoy puede que sea viernes y el domingo no abrimos, y así, lo que puede ser quince días, pasa a ser seis meses. Y en este milenio, avocados a ser nuestros propios asistentes virtuales, pasamos de “hágalo usted mismo” (declaraciones, transferencias…) a “su página ha caducado” en décimas de segundos, pero el resultado es el mismo “vuelva usted mañana” o cuando el servidor funcione.

Y como escribió Larra:

"-Señor mío -exclamé, sin llevar más adelante mi paciencia-, está usted en un error harto general. Usted es como muchos que tienen la diabólica manía de empezar siempre por poner obstáculos a todo lo bueno, y el que pueda que los venza. Aquí tenemos el loco orgullo de no saber nada, de quererlo adivinar todo y no reconocer maestros. Las naciones que han tenido, ya que no el saber, deseos de él, no han encontrado otro remedio que el de recurrir a los que sabían más que ellas".

Parafraseando a Groucho Marx poca regeneración cabe esperar ya en un país donde trabajando se consigue ascender desde la nada a la pobreza más extrema, menos mal que aún nos queda alguna que otra copa de árbol para poder tomar el fresco y vislumbrar las cosas, al menos con un poco de perspectiva.

Un saludo,
Patricia

B Fernandez dijo...

Recordando una vez más a Antonio Machado: "...Pero lo otro no se deja eliminar; subsiste, persiste; es el hueso duro de roer en que la razón se deja los dientes..." La regeneración, la razón o la lógica siempre tienen su hueso duro de roer. Se puede intentar huir a la copa de un árbol o a una cueva profunda y siempre nos dejaremos los dientes.

Pero el verano, como las otras estaciones, tiene su propio anestésico posiblemente capaz de adormecer consciencias y conciencias. Donde este el chiringuito y la playa que se quite cualquier otra cosa. Para la gente corriente las fiestas populares, para la élite sus lugares exclusivos y su puesta de sol. Mientras tanto el planeta parece que continua como la letra de Gardel: “…La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser…”

Como nos señala Lévi-Strauss: “…El observador debe tener, contra el teórico, la última palabra; y el indígena debe tenerla contra el observador…” Ahora toca posicionarnos, la cuestión es en que categoría. ¿Observadores, teóricos, indígenas, indigentes, …?

Un saludo,
Benito Fernández