sábado, 7 de octubre de 2023

EL CAPITALISMO MATADO POR EL TECNO-FEUDALISMO

 El capitalismo ha muerto y lo ha matado el tecno-feudalismo. Eso según el libro que acaba de publicar Yanis Varoufakis, ministro griego de Finanzas en 2015. Fue una época difícil para Grecia, y para el gobierno izquierdista dirigido por Tsipras, a causa de la deuda del país y la escasez de apoyo internacional. Pasado el tiempoVaroufakis, siempre envuelto en una capa de originalidad, se atreve a certificar nada menos que la muerte del capitalismo tras la puñalada asestada por el tecno-feudalismo. Es su manera de decir que esos barones de las tecnológicas no sólo son tan ricos o más que los viejos capitalistas, sino que ni siquiera basan todo en el capital. Lo suyo son las rentas, las inmensas rentas de sus empresas tecnológicas. Ni necesitan ya reinvertir los beneficios del capital, como se hacía en esta época troglodítica que los humanos acabamos de pasar casi sin enterarnos. Sabemos quiénes son los nuevos señores de la Tabla Redonda del mundo: Musk. Gates, Bezos, Zuckerberg… Sabemos cómo nos van llevando hacia un lugar tipo metaverso mientras el capitalismo da su último suspiro. Pero medio planeta anda aún con el problema de comer y beber, que no es menor, o sufriendo un aumento exponencial de la desigualdad. Gran argumento antropológico de nuestro mundo. Y no se trata ya de víctimas sistémicas tan lejanas estando a pocas y peligrosas horas de cayuco. O reptando bajo las concertinas de la frontera estadounidense con un cartón a modo de coraza. Todo por entrar en el sueño del nuevo Camelot.


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4 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes,

El capitalismo lleva tiempo reinventándose, puede que, según aludíamos a Boyer en el último mes, estemos ahora, en una de las fases de ese ciclo continuo de acumulación, crisis e innovación. Decía Piketty en una entrevista, en el año 2020 que:

“Cuando digo que los factores determinantes de la desigualdad son ideológicos y políticos no quiero decir que deban desaparecer y que mañana tengamos una igualdad completa. Me parece que encontrar el equilibrio adecuado entre las instituciones es una tarea muy complicada para las sociedades pese a que, insisto, en el largo plazo la desigualdad se ha reducido un poco”.

Lo que está claro, es que, el capitalismo, lleva siglos cautivando como cantos de sirena o danza de Princesas.

Cuentan que en los montes de Caravia, está la fuente llamada del Alisu, en la cual hay princesas encantadas por un Cuélebre. Este, la mañana de San Juan, se enrosca y duerme, mientras las princesas encantadas salen y suben al pico del Castro a limpiar la cadena de oro que le rodea, y al bajar, cogen flores y danzan en el campo.
Si durante el sueño del Cuélebre pasa por allí una persona, las princesas se acercan a ella y le dicen:
—Toma nuestra riqueza y danos tu pobreza.
Si en aquel momento tira una medalla en la fuente o les entrega a ellas un objeto bendito, quedan desencantadas. Pero si no hace esto, al salir el sol, despierta el Cuélebre y las princesas vuelven a su encantamiento.


Aunque el sol pegue con fuerza, esperamos no caer en el encantamiento mercantilista, y esperando que no nos suceda como dijo Groucho, “trabajar para ascender de la nada a un estado de extrema pobreza”.

Un saludo,
Patricia

B Fernandez dijo...

Tal vez, esos personajes no sean mas que los secretarios aventajados de los verdaderos señores del tecno-feudalismo o del capitalismo, que ha demostrado sobradamente su capacidad de innovación. Como dice la antropóloga Rayna Rapp: “… Los grupos dominantes no se someten casi nunca a la posibilidad de ser estudiados, les basta con financiar los estudios que se realizan…”

Para toda la gente que tiene que superar alambradas o enfrentarse a la mar, o simplemente comer tres veces al día y pagar el alquiler, no hay más tiempo que el ahora. No hay inteligencia artificial ni natural, 5G, o red social que les ayude. Sus necesidades son reales y no virtuales, son aquí y ahora. Antropólogos como Harris, Sahlins o Lévi-Strauss entre otros muchos, desde distintas posiciones han intentado navegar por esas aguas. Al parecer siempre llegando a algún triste trópico o al corazón de alguna oscura tiniebla.

Para dar por finalizado o trasformado esto o aquello, siempre es interesante recuperar a Shakespeare y a Marco Antonio, tantas veces citado "...Amigos, romanos, compatriotas, escuchadme: he venido a enterrar a César, no a ensalzarlo. El mal que hacen los hombres les sobrevive; el bien suele quedar sepultado con sus huesos. Que así ocurra con César..."

Deberíamos tener más presente aquello de que “…Sólo perduran en el tiempo las cosas que no fueron del tiempo…” Como nos recordó Borges.

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Qué magnifica leyenda, Patricia, la que nos cuentas del Cuélebre y las princesas astures. Otra vez, pero con la potencia del mito, que no es sólo polvo, ahí tenemos toda la escala que va del sueño a la realidad, y de la codicia a la orgullosa pobreza. Respecto a Piketty, en ese párrafo que nos trasladas, Patricia, no hay duda de que ha sido un gran y nuevo estudioso del Capital, pero mira por donde, al tropezar con el tema de la desigualdad, en ese párrafo apenas sugiere paños calientes. Y esperar a que un día la igualdad -y la egalité de La Marsellesa- se abra por fin camino. ¿No iba a ser todo eso ayer? Entretanto nos chutan un “tecno mundo feliz” y todos embobados con el móvil. O con la tableta del chocolate marca Metaverso.
Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

Magnífica la ironía de la antropóloga Rayna Rapp. Gracias, Benito, por traerla. Los amos del mundo son infranqueables, no sólo inaccesibles, y en efecto por eso son lo que son. Y por eso prefieren pagar las investigaciones y los estudios que se hagan a otros, no a ellos. Sobre ellos no hay ni información periodística ni bibliografía antropológica. Sólo nos quedan las bellas suposiciones literarias, como la del Marco Antonio sobre César, que también nos recuerdas. Evidentemente no queda de César sino el mal, no el bien. Es el justo pago a los poderosos, dejando aparte la posible envidia de los Marco Antonios. Pero eso de después de su muerte no les afecta a los viejos amos dictadores varios, ni a los viejos capitalistas ni a los nuevos señores tecno-feudales. Todos ellos acumulan en vida. Acumulan y por mucho que se construyan pirámides fastuosas para su entierro allí no caben sus fincas, sus rascacielos, sus montones de dinero. ¿Y entonces? Entonces nada, a machacar en vida a los otros, a exprimir la naranja financiera de todo el mundo, olvidando que ahí dentro va sangre humana también, aunque para ellos sea una molestia despreciable. Ese es su deporte, el acumular más y más de todo, y a los restantes siete mil millones de humanos, o así, que les den. Una galleta, vale, no más.
Un abrazo
L.