sábado, 4 de noviembre de 2023

"ROSEBUD" DE NOVIEMBRE

 

Sin ser despreciable el misterio que trae noviembre no llega a ser tan acídulo como el Rosebud de “Ciudadano Kane”. ¿Qué quería significar Orson Welles con esa palabra? No se trata de un capullo de rosa. Ni de la marca de un patinte infantil. Tal vez supusiera la añoranza o la esperanza fatua de un fascista como Hearst (Kane) por dejar de serlo. El magnate de la prensa y más cosas de los Estados Unidos se parecía un poco a Nerón. Apenas tiene al final un titubeo hipócrita: Rosebud. Un signo también de noviembre, el mes de los fieles muertos, al menos en el hemisferio norte. El mes del Sanhain celta, el final del verano, y de la cosecha. Eso cuando no había cambio climático y dos guerras abiertas. Hearst (Kane) creaba guerras no sólo periódicos. Y simulaba tener un corazón de melón, el material de algunas caretas del Halloween de este año en Galicia. Todo a un tiempo. Caras verdes de melón y caras rojas de calabaza. El sincretismo se cuela entre las borrascas y los incendios de noviembre. Claro, el cambio climático no es cierto. Es como la nieve fina que cae sobre un viejo trineo que dice Rosebud.

 

ww.luisancorbo.com

www.otrospueblos.com

4 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes,

Época de hipocresía sin duda, “Dónde dije digo, digo Diego”, que el refranero español como sabemos, es muy sabio. Época de desdices, y ya se sabe “Quien mucho dice, mucho se desdice”, y tiempo de cambios...para que todo continue casi igual, pero con borrascas, vientos y nuberus.

De este último personaje de la mitología, se cuenta la leyenda del “Nuberu: ¿Qué haces ahí, Pedro?”
Fueron un día los vecinos de Vidiago en Llanes al monte a ver el ganado que tenían allí. Entre ellos iba Pedro, un viejo del lugar, y como no podía caminar tanto, quedó descansando.
De repente apareció el Nuberu y le preguntó: - ¿Qué haces ahí, Pedro?
Le contestó que iba al monte a ver a su ganado, a lo que el Nuberu le replicó que mejor daba la vuelta para su casa, porque arriba iba a soltar una nube grande, y se mojaría.
Pedro dio vuelta a su casa, y en cuanto llegó se descargó una nube muy grande, de la que se libró.
...Que ya se sabe, y permítaseme el tercer refrán que “Quien no dice nada, ni peca ni miente”.

Esperamos que como en el Planeta de los simios, con las guerras militares y naturales, los humanos no encontremos varada nuestra Estatua de la libertad en una playa cualquiera, porque entonces no tendremos como Dorothy una casa adonde volver.

Un saludo,
Patricia

B Fernandez dijo...

Creación, recreación y cada vez más mundialización, o por decirlo de otra manera todo mundialización y tal vez menos diversidad, aunque siempre hay que darle tiempo al tiempo. Los gustos imperantes parecen ser los mismos por doquier y cada vez quedar menos espacio para la “originalidad”. ¿Nos convertimos en meros autómatas tras el último objeto de consuno? Menos posibilidades para las singularidades artísticas y vitales que podía encarnar Orson Welles o fueran quienes fueran los pintores de la cueva de Altamira o los pastores manchegos. Todo parece ser mercancía y estar encarnado en un único o solo sistema como diría Polanyi de mercancías ficticias.

Las guerras nos entran por la pequeña pantalla, ahora ya deberíamos decir enorme pantalla, y el drama humano queda convertido en simple estadística, en imágenes de un videojuego macabro o son transformadas eufemísticamente con palabras huecas. Como siempre las reflexiones de Lévi-Stauss resultan esclarecedoras:

"...Desde hace casi dos siglos, la civilización occidental se ha definido a sí misma como la civilización del progreso. Congregadas en torno al mismo ideal, otras civilizaciones creyeron que debían tomarla como modelo. Todas compartieron la convicción de que la ciencia y las técnicas no dejarían de avanzar, procurando al hombre más poder y felicidad... Los acontecimientos que tuvieron por escenario al mundo en el transcurso del presente siglo desmintieron estas previsiones optimistas. Se difundieron ideologías totalitarias y, en varias regiones del mundo, aún se siguen difundiendo. Los hombres se exterminaron en cantidades que ascienden a decenas de millones, se entregaron a pavorosos genocidios. Y una vez la paz reestablecida, ya ni siquiera les resulta cierto que la ciencia y la técnica sólo aporten beneficios, ni que los principios filosóficos, las instituciones políticas y las formas de vida social nacidos durante el siglo xviii constituyan soluciones definitivas a los grandes problemas que plantea la condición humana. La ciencia y la técnica han ampliado de manera prodigiosa nuestro conocimiento del mundo físico y biológico. Nos han dado un poder sobre la naturaleza que nadie hubiera podido sospechar hace tan sólo un siglo. Sin embargo, estamos comenzando a sopesar el precio que hemos debido pagar para obtenerlo. Se está planteando cada vez más la necesidad de saber si dichas conquistas no han tenido efectos deletéreos. Éstas han puesto a disposición del hombre medios de destrucción masiva que, aun cuando no se utilicen, con su mera presencia amenazan la supervivencia de nuestra especie. De forma más insidiosa pero real, esta supervivencia también se ve amenazada por la escasez o contaminación de los bienes más esenciales: espacio, aire, agua, riqueza y diversidad de los recursos naturales…"

¿Continuaremos en este milenio por la misma senda?

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Por supuesto, Patricia, “volveremos a buscar la ciudad esmeralda´…” La Dorothy de Oz sabe incluso lo que hay “detrás del arcoíris”.
Y el Nuberu es un buen hallazgo llanisco, gracias por traerlo también, Patricia. Hay otra forma de contar el mundo, esperando que no nos lo maten los ciudadanos Kane de aquí y de allá, de ayer y de hoy.
Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

El progreso ya se muerde su cola de la serpiente, ojalá fuese una inofensiva pescadilla. Y siguiendo con el magnífico diagnóstico-pronóstico de Lévi-Strauss que nos traes. Benito. Occidente, y colaterales. dejó de ser el espejo de todo el bien conquistado, razón, dinero, sanidad, justicia, limpieza de dientes, corazones y calles, etc… No estaríamos ahora todo el tiempo poniendo parches a esa supremacía indiscutible con tanta mancha y desigualdad como genera. Con tanta contaminación de mentes y praderas, de ríos y mares, aparte de hígados e higadillos de pollo. Y hambre y sed, y paro, morbos y hambrunas. Se abren entretanto unas cuantas guerras, llenas de víctimas reales y colaterales, mientras se ve un aumento espeluznante de la arrogancia de los dueños del cotarro. Cuando el mundo parece un cotarro que importa poco a los que lo manejan. Es el ordeño y mando. Y uno también se pregunta dónde se quedaron, no sólo las nieves, sino las Luces, de antaño.
Un abrazo
L.