sábado, 23 de marzo de 2019

ALTERACIONES PRIMAVERALES O NO

No es que la primavera altere la sangre sino que las estaciones se hacen como chicle. Perdiendo los confines  astronómicos estacionales no es extraño que en países como España se viva en un estado de alteración. No llueve y las elecciones igual no remediarán las contradicciones del ser y el estar en la piel de toro. Tampoco es  baladí´ que  un nuevo informe de la ONU (el de Nairobi) dibuje un aumento de las temperaturas entre 3 y 5  centígrados de aquí al  2950. En  30 años se acabaría el juego. Eso se deberá al deshielo del Ártico. El deshielo de la Antártida se deja para otro día y otro informe dado que es algo que roza  lo incalculable. ¿Hay tiempo aún para hacerse un empaste? ¿Y para conseguir libertad, igualdad y fraternidad?  Aunque eso ¿con qué se come?

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8 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes,

Las mimosas ya florecen antes de febrero, el laurel no espera a la primavera y mucho menos al Domingo de Ramos, las golondrinas escasean, ¡difícil anidar en el hormigón!

Mientras algunos sólo usan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU como mera cartelería en sus comparecencias públicas poco podremos hacer, se necesitan buscar soluciones reales encabezadas por las grandes corporaciones, o al menos que empiecen leyendo La Guía de los vagos para salvar el Mundo que publica la propia ONU. Al final y como siempre, es el hombre en su escasez de medios, pero en su grandeza de conocimiento, el que con acciones como el Abuelo Ostra de Japón da ejemplo de que se pueden ir haciendo pequeñas cosas.

Entre tanto nos movemos entre precampaña, campaña y vuelta a lo mismo, y entre tanto bollos, torrijas, buñuelos o pestiños, o como se decía en un dialogo entre un Viejo y un Juez en la pieza de teatro de comedia costumbrista del XIX “Los robos”:

Viejo
“España da güelta en si, como acabo de hablar”

Y el juez le replica:
¡Qué le vamos a decir!,
Nada de particular,
Unos le dirán que bien
Y otros le dirán que mal;
Como que a gusto de todos
Aseguro que no está,
Que son tantos los partidos,
Y el modo que hay de pensar,
Que se corrompió la España
Hasta por el centro ya.
Dispuesto está muy bien todo
Y hay modo de ganar el pan,
Pero son tantos los vicios
Y entra por lo criminal,
Que la España no tardando
Yo no sé en qué va a parar
(…).

No sabemos si cuan ave Fénix este Planeta resurgirá de sus cenizas o estaremos, válgame la expresión, inevitablemente destinados a morir en ellas, pero mientras entre marzo y abril, tres avechuchos pasan el mar: el cuco, el rulo y el parpellegal, y en esta nuestra Península y en estas fechas muchos más.

Un saludo,
Patricia

B Fernandez dijo...

Parece cierto que el clima está cambiando, hasta qué punto la fecha límite es el 2050, o ha pasado ya, parece algo que al común de los mortales se nos escapa. Ahora nos quieren vender el coche eléctrico, las placas solares, los molinos de viento como la nueva panacea, quieren cerrar nuestras centrales térmicas por contaminantes, que lo son, pero compraremos la electricidad generada por las centrales térmicas de nuestros vecinos, pagando probablemente mucho más por ella y posiblemente contaminando lo mismo. El planeta no distingue de fronteras. Como decían las “otredades” los billetes no nos los podemos comer, pero ¿que sabrán esos otros? Total no inventaron nada de progreso, donde están sus deportivos, ordenadores, móviles, ... Andan todavía en taparrabos y adoran a los dioses de la naturaleza.

Deberemos tener precaución con las promesas de nuevos paraísos, si vivimos el mayor potencial tecnológico de nuestra especie, también estamos en uno de los momentos de mayor desigualdad. Según datos de la ONU unos 783 millones de personas vive por debajo del umbral de pobreza internacional, con 1,90 dólares diarios. Uno de cada cuatro niños menores de cinco años, en todo el mundo, tiene una estatura inadecuada para su edad... Parece imprescindible recordar una vez más el pesimismo de Lévi-Strauss que en Raza e historia y desde un enfoque de acumulación de energía por persona, la civilización occidental está en primera línea, llevando tras de sí a las sociedades asiáticas y africanas y que poco a poco se harán indistintas. En su lógica de la entropía social la civilización occidental conduce hacia la homogeneización y con ella al estancamiento y la decadencia... Al menos deberíamos detenernos a reflexionar.

Saludos,
Benito

Luis Pancorbo dijo...

Los gorriones han desistido. Que aniden las cotorras. Y las golondrinas. quizás aviones, que siempre venían a su viejo nido de barro hace dos años que no se presentan. Una ausencia, nada de un Séptimo Sello, claro. Tu relato, Patricia, es todo un acierto.
Los informes y augurios se solapa, se sigue tirando de la cuerda floja del planeta.
Otro dato de la ONU dice que ya hay 4.000 millones de personas en zonas desertificadas. La nueva mayoría global.
Y un mundo que se pone pardo cada vez más.
Y el mar, que está hecho un vertedero. Que viene el lobo, se decía antes. Ahora se le mata. El lobo no da buen jamón.

Un abrazo
L.

Diego Calleja dijo...

Estamos sujetos a las reglas de un sistema, que tiene cierta analogía con el comportamiento del ser humano; se me ocurre el triste ejemplo tan repetido en la especie, del fumador que deja de fumar cuando le dicen que tiene cáncer, y, probablemente, mal arreglo.
Es más que esperable que se continúe degradando el planeta y calentando más, y el aumento de población mundial también,que va parejo, y que los gobernantes tomen medidas en el último momento o fuera de tiempo directamente (o no hagan nada).
No quiero ser agorero, ni en Nairobi tampoco creo que digan las cosas por gusto. Para mí, salvo por una gran revolución tecnológica o fenómeno magno, en treinta años la situación será muy seria.
Así que, hay que comerse todas las anchoas que uno pueda ahora que todavía hay, porque no es mucho el tiempo que las queda, ya que cada vez somos más bocas y menos anchoas. Como con esto, con todo. Consejo egoísta pero práctico (no me puedo creer que esté escribiendo esto). Es un dilema ético. Aunque yo no coma anchoas siempre va a haber latillas en el supermercado. Lo tienen que arreglar desde arriba.
Con el resto de problemas pasa lo mismo. Dependen del sistema, y el sistema no va a cambiar. Lo dicho, a comer anchoas, que nos van a extirpar un pulmón.
Un saludo.

Luis Pancorbo dijo...

Un síntoma de la crisis que se vive es la manifestación gigante de hoy en Londress en contra del Brexit. No es que sean gentes arrepentidas, es que tienen miedo al vacío.Y a lo que cuesta eso.
Como bien dices, Benito, se está dibujando un mundo con otras energías y menores emisiones (de gases tóxico y demás). Entonces ya se están tomando medidas, ¿no es así? El que no confía en los poderes es porque no quiere.
¿Y la desigualdad? Bueno, son meros daños colaterales. Lévi-Strauss lo diseccionó desde el principio: los trópicos no son deliciosos puntos exóticos, selvas piras con gentes amables. Son tristes trópicos, o eran, porque dentro de poco el clima tropical lo tendremos en casa, y los mosquitos de verdad.
Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

En España no faltan quienes miran a la ONU con condescendencia: ¿qué sabrán ello? Dices bien, Diego, que los de la ONU no se reúnin en Nairobi para chinchar sino para aportar datos y consecuencias del cambio climático. Pero este es el país de Unamuno, un gran poliédrico-. Se enfrentó al Viva la muerte de Millán Astray, pero se equivocó con el que inventen ellos.
Pues aquí ya se inventó mucho a lo largo del tiempo, por ejemplo aquello de ser -aún- una unidad de destino en lo universal. Al lado de es o todo es fútil, incluso la porquería que se arroja en el mar de Nerja. Pero ya no se puede más y ha empezado una limpieza.
Limpiezas de primavera, que no se diga.
Hasta otra.
L-


juan de la cruz471 dijo...

Me encanta tu símil del empaste, Luis.
Ayer estuve de excursión por las Hurdes, unos valles tan alejados de todos los sitios, como del tópico de Buñuel; donde la gente aún trabaja con mimo y dedicación una tierra negra fatigosamente conseguida y retenida en bancales. Todo muy digno de verse ayer mismo que, como las fincas son muy pequeñas, las labores que se hacen con sudor humano y/o animal solo faltaba que los labradores y labradoras estuvieran cantando en su faena. Por todos lados había una floración deslumbrante e inquietante.
A lo mejor no pasa nada; decían que si por marzo mayea por mayo marceará, pero es que este año ha mayeado febrero, así que no sabemos. Quizá lo peor es que mayee todo el año. Recuerdo que en tu programa "Ingleses" te congratulabas de que en Hyde Park no estuviera lloviendo como marcaba el clisé. Ya hace unas décadas de eso, quizá estuviéramos entonces a tiempo de limpiar o empastar esa caries.

Luis Pancorbo dijo...

Buen relato y vivencia, Juan, de un sitio tan especial como las Hurdes. Me alegro de que todavía se labre una tierra tan arisca, y tan bella por otro lado.Entre los muchos aciertos de Buñuel estuvo el título de Tierra sin pan. Esa imagen y realidad poderosas arrastran todo el discurso fílmico. Era como una isla melanesia a escasos kilómetros de La Alberca. Así empieza su documental. Y esa isla estaba en pleno siglo XX abismada en una miseria de todo tipo, aparte del bocio, el aislamiento. la superstición... Esas cosas no se le escaparon a Buñuel, ni el espíritu de crítica que se necesitaba para remover conciencias, de quienes aún tuvieran de eso.
Ya sabrás que Buñuel filmó ese documental con un premio que había ganado en la lotería.Un azar a favor por fin.
Por supuesto a los hurdanos no le s gustó y aún menos a los bienpensantes instalados: hay que disparar siempre al mensajero.

Ahora todo florece, como nos cuentas, pero hay algo de prematuro, de impostado, de traicionero, en esta rapsodia primaveral. La luvia que no cae nunca se recupera. En la Antártida he visto muchos icebergs moribundos. El silencio ni siquiera necesitaba ser roto por Brahms.
Un abrazo
L.