domingo, 10 de mayo de 2020

MAYO DE VIRUS

No hay miedo. Hemos llegado al mes de las flores, de los pólenes y de los virus.  Hay muchos coronavirus y siempre  los habrá. La cuestión  es que no nos pille como este-  Uno siente preocupación y duelo por  las decenas de miles de compatriotas muertos, y por los cuarenta mil sanitarios contagiados  y por el baile de mascarillas que ha habido. Pero, claro, este es el país que mejor echa balones fuera. Y que el problema es histórico lo prueba que hasta los huaorani de la Amazonia dll  Ecuador han pedido socorro  a la Confederación  Nacional Indígena para evitar el contagio del virus. Y la misma clase de SOS han lanzado los indios d la Amazonia de Brasil. O sea, como para creer quye en España  nunca pasa nada, todo va bien, señora baronesa. Viva Panglos, el filósofo que creía que este es el mejor de los mundos posibles. Menos mal que Cándido encontró la vacuna: hay que cultivar nuestro jardín.


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6 comentarios:

juan de la cruz471 dijo...

Supongo que en la vida individual de cada persona que tiene un accidente con hospitalización, operación y rehabilitación de dos o tres meses quedarán secuelas aunque no haya amputaciones, y se sentirán aquellos huesos cuando haya "revuelta" de tiempo. Imagino que se recordará, se celebrará que no haya sido peor y se tendrán extraños miedos que saltarán inesperada o esperadamente al cuello.
Yo no he tenido más que el presente accidente colectivo, una vez estuve ingresado casi una semana en el hospital, pero esta sustracción de vida y de libertad es ya considerable: cansa y recansa y vuelve a recansar.
No sé cómo vamos a salir mentalmente de ésta. Lo mejor es que podamos contar la batallita a los nietos, la batallita del papel higiénico, de las mascarillas, de los perros, de los regates a la policía municipal para llegar a la "casa" sin que nos extendieran una "receta".
La vida vuelve a florecer sobre la tierra quemada o inundada; con su vitalidad empaña y confunde la memoria hasta creer el pasado irreal.
Nunca he estado en Nueva York ni antes ni después de los dos avionazos que segaron las torres gemelas. Yo creo que eso también fue increíble y cada vez lo es más, como la "shoah" o la "revolución cultural china" o la guerra sucia argentina o los jemeres rojos camboyanos. Quizá una de las virtudes de la mente humana es la amnesia, la fantasía, la capacidad de literaturizar lo que pasó. Ahora mismo no recuerdo quien dijo eso de que la comedia es tragedia + tiempo.
Aunque de aquello queda un miedo: la cola de los controles de objetos peligrosos en los aeropuertos.
De todos modos, lo del bicho todavía no ha terminado, "hasta el rabo todo es toro" y además nos amenazan con recidivas en unos meses.
En cualquier caso esperemos que alguien encuentre una vacuna que no sea a base de lejía e insecticida; un tipo así no puede tener a su vera un "maletín nuclear". A ver si los estadounidenses aprenden la lección.
Un abrazo, que este robo del mes de abril en el blog me preocupó.

Luis Pancorbo dijo...

Aquí estamos, Juan, al pie de un rosall. Gracias por tus palabras en esta época virulenta. Marca el tiempo y la historia,pero también la economía. La pandemia se lleva muchas personas mayores y eso no va mal para el capitalismo, que es joven y jovial, y siempre dinámico en su ademán. No hay problema en 2020 para los beneficios de Bezos y su Amazon, de Zuxkerberg y su proceloso Facebook, o de Bill Gates y su victorioso MIcrosoft. Bo tendrán problema de mascarillas. Y el resto del mundo, nada, chapoteando, y rezando por la aparición de la Purísima Santa Vacuna. Las vacas son diosas en la India, pero ahora importan las divinas vacunas. El gran negocio mundial.
UN abrazo
L.

B Fernandez dijo...

Desgraciadamente o no, ha sido tiempo de releer a Galdós: "¡Oh España, cómo se te reconoce en cualquier parte de tu historia adonde se fije la vista! Y no hay disimulo que te encubra, ni máscara que te oculte, ni afeite que te desfigure, porque a donde quiera que aparezcas, allí se te conoce desde cien leguas con tu media cara de fiesta, y la otra media de miseria, con la una mano empuñando laureles, y con la otra rascándote tu lepra".

Hace poco más de dos meses decían que éramos un gigante en sanidad, economía, … ¿Ahora seguimos siendo un gigante? ¿Tenemos los pies de barro? O tal vez, seamos molinos. Hemos asistido a las grandezas y las miserias de nuestra especie, como pocas veces. Pero, esto no es pasado, es futuro, ya todo está preparado para los próximos actos, en los que la mayoría seremos probablemente meras marionetas y ni tan siquiera podremos vislumbrar como se mueve los hilos ente bambalinas. Mientras tanto, nos queda soñar en nuestra ínsula.

Como dice Umberto Eco que le decían: "… se empieza robando una manzana, luego la billetera y luego se estrangula a la propia madre …" Aunque pude ser más importante: "Aquellas cosas que no podemos teorizar, debemos narrarlas"

Saludos,
Benito

PF dijo...

Buenas tardes,

Ese optimismo lo vivimos ingenuamente estas últimas semanas, focalizando el mal en el virus, pues un atisbo de esperanza, pese al horror creímos que recorría nuestro mundo cercano, afloraba la solidaridad, el compañerismo o la fraternidad, aunque en muchos casos fuera virtual.

Pero tras la vuelta a la actividad, llega la insolidaridad de personas paseando en horarios no establecidos o la falta de uso de mascarillas en lugares cerrados, sin hablar del precio de las mismas, en fin, esto es lo que toca en un país que ansía la vuelta a la normalidad o más bien a la modernidad, a ese no renunciar a nada, aunque nos falte de todo.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que perder lo que se puede reponer debe preocuparnos menos que perder lo que es irreparable, ya contaba Esopo:

Se metió un cerdo dentro de un rebaño de carneros, y pacía con ellos. Pero un día lo capturó el pastor y el cerdo se puso a gruñir y forcejar.
Los carneros lo regañaban por gritón diciéndole:
- A nosotros también nos echa mano constantemente y nunca nos quejamos.
- Ah sí -replicó el cerdo -, pero no es con el mismo fin. A ustedes les echan mano por la lana, pero a mí es por mi carne.


Posiblemente, quizás sea bueno ya comenzar a desesperarse mucho, parafraseando a Gloria Fuertes, sobre todo, si vemos que llega la hora, como algunos amenazan ya, que nuestros sueldos, y si recordamos de nuevo la poesía de Benedetti, pronto cabrán en un dedal, al final nunca se da puntada sin hilo, espero que el pinchazo no sea demasiado doloroso.

A seguir bien, un saludo.
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Benito, me impresiona esa frase de Galdós que nos traes: la antigua mascarilla de España, media cara de fiesta y la otra media de miseria.
O de fantasía, hasta hace no mucho éramos la mejor sanidad mundial, y de hecho ya tenemos el record de más muertos por Covid-19 por cada millón de habitantes y el mayor número de sanitarios contagiados del mundo.
Y bueno, para ajustar el tono de la verdad pública, y encontrar nuestro lugar en el mundo -todsavía- entre nuestro espíritu berberisco y nuestra otra parte europea, pues haría falta un poco de pedagodía, de buena televisión, pública y privada que son la misma cosa, de enseñanza, de justicia, de educación... en fin algunos arreglillos.
Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

Genial, Patricia, lo de Esopo, donde por cierto la inteligencia un tanto artera del cerdo sobre otros animales anticipa la granja de Orwell. Al menos en inteligencia animal.
Ahora viene la inteligencia artificial, y la vatalla del 5G y.... Y entretanto la gente enferma y se muere por un coronavirus descontrolado.
El descanso doloroso es el de los muertos y el de los vivos que les lloran sin poder abrazarlos en sus últimos minutos. Nadie habría apostado por llegar a este fin de carrera -provisional, claro- donde todo el progreso se funde con un virus como las alas pefadas con cera de Icaro.
¿No va a venir ya Supermán a salvarnos? Si tiene quie venir del Nueva York de Trump le va a costar. Nos va a costar.
Ánimos y abrazos
L.