sábado, 26 de abril de 2014

PARA AMENAZAS, LAS ATÓMICAS

Puede que no se llegue a una guerra abierta, y mundial, porque la hipocresía internacional ya ha ganado de sobra la batalla. Ha tenido que ser un pequeño país del Pacífico, como las Islas Marshall, el que lleve al Tribunal de La Haya a nueve Estados que siguen violando la obligación del desarme nuclear. Entre esos nueve Estados, que se llaman andana, figuran Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China,  es decir, los países incluidos en el Tratado de No Proliferación Nuclear. Otros tres países quedan fuera del Tratado, India, Pakistán y Corea del Norte, y luego está Israel que en estas materias va por libre. Resultado: aún hay 17.000 cabezas nucleares en el planeta (de las que 16.000 están en EEUU y Rusia). O dicho de otro modo: "Una negación flagrante de la justicia humana". Ante esto son pequeñeces las violaciones de la ley internacional y tanto rasgarse las vestiduras. En las Marshall saben que esto no va de pegar cuatro tiros. No sólo les tiraron dos bombas atómicas para ver qué tal funcionaban, sino que en 1954 Estados Unidos probó allí el Bravo Shot, un ingenio de tantos megatones como mil explosiones de Hiroshima. Así que los pobres micronesios no se acaban de creer que haya tanto susto internacional olvidando el susto mayor, y es que este planeta podría volar varias veces hacia la nada. Un gran triunfo sin duda de la civilización.


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5 comentarios:

Benito dijo...

Parece que si lo que pretendemos es controlar la proliferación de armas nucleares y tal vez destruir algunas de las existentes, vistos los resultados, la mejor manera no es con un Tratado de No Proliferación Nuclear… Da la impresión de que la mejor manera de no solucionar un problema es reunirse para solucionarlo.

Que van a saber unos salvajes, como esos de la micronesia, de lo que más les conviene… Una y otra vez resuena el enloquecido Sr. Kurtz: “exterminad a todos los salvajes”.

Pero si todo esto, ha sucedido y sucede en las Marshall. ¿Cuáles son las bombas atómicas que se ensayan por aquí?¿Sería conveniente no plantearse este tipo de preguntas?... Como dice la gente de teatro, el espectáculo debe continuar, ahora lo que toca es el próximo puente y para después alguna reunión, la creación de algún organismo que parezca solucionar algún problema y que el planeta siga girando, al menos para algunos.

Saludos,
Benito

Patricia dijo...

Buenas tardes,

La realidad supera por desgracia a la ficción....Eurasia, Esteasia u Oceanía, denominación de Orwell en 1984 parece recordar al nombre dado a los nueve estados... pareciendo presagiar que ya es realidad el lema La guerra es la paz.

En este caso es la lucha del pez chico contra el grande, esperamos que por una vez el grande no se coma al chico, aunque como narraba Fernández de Lizardi quizás sólo puede existir confianza entre iguales, nunca con los grandes pues el débil siempre tiene las de perder, así escribía:

Un perro grande jugaba,
con un chico cierto día
y este al perro mordía,
seguro de que chanceaba
lo desigual olvidaba
y en una de estas mordió
recio al mastín: le dolió
a este acción tan atrevida
y le dió una sacudida
que la vida le costó


Sólo esperamos que haya justicia en la Micronesia, aunque ya decía Séneca que “nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Comparto, Benito, esas resonancias de Conrad que nos evocas: ¿por qué hay aún gentes y culturas, y religiones, que se sienten superiores? El poder, claro, la corrupción sistémica. Todo eso no varía. El blanco inevitable de Jack London ya no va por los mares del sur, sino por los centros del poder político y financiero de Occidente. Desde ahí imparte su bendición. A veces sale algún hereje, como Thomas Piketty, autor de "El Capital en el siglo XXI" que levanta ronchas: sugiere imponer un impuesto del 80% a quienes ganan más de un millón de dólares al año. ¿Qué se habrá creído ese Piketty? ¿Qué Marx no ha muerto? Que se lo pregunten si no a Marvin Harris.
Un abrazo
L.P.

Luis Pancorbo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Pancorbo dijo...

Bien apuntas, Patricia, y con Orwell, a la yugular del asunto. Cuando los lenguajes están pervertidos, y tanto da si "La guerra es la paz". tiene que ser un micropaís como las Islas Marshall quien denuncie a los poderosos por no cumplir sus compromisos de desarme nuclear. Pero es una cuestión de perro mayor, como en la poesía que nos traes: el perro grande se come al chico. Lo nuclear no se toca, ahí están las cabezas atómicas por si acaso. ¿Por si acaso qué? ¿Quieren echar bombas atómicas todavía? Por eso, en comparación, las guerras regionales parecen de codazos. Hay por medio gas, y hegemonías, y varios intereses. Pero cuando se trata de intentar que la paz no sea equivalente a la guerra, y que almacenar cabezas atómicas a estas alturas podría ser un delito, ahí ya se mira para otro lado. Eso no toca. Tampoco.
Un abrazo
L.P.