martes, 22 de octubre de 2013

AGARRAR TIERRAS

Entre tantos desperfectos financieros y políticos, y corrupciones, y no de cuerpos de santos, incorruptibles, sino de cuerpos de vivos, que van a por todas, pasa en sordina el tema de quitar la tierra a la gente. En inglés lo llaman land grab, y land grabbing, adueñarse de tierras con los más variados forcejeos, excusas, dineros y legalismos. Ya no se trata de apropiarse de los árboles, de las minas, del petróleo, sino de inmensas cantidades de tierra en manos secularmente de tales o cuales indígenas o pueblos cualesquiera. En África ya es escalofriante la cantidad de terreno con la que se han hecho los chinos o los árabes de los petrodólares o de los petroyenes y los petroyuanes (les gustan mucho las sabanas de Tanzania para cazar tranquilamente toda clase de animales salvajes sin miradas indiscretas). La tierra es sagrada en muchas culturas (la Pachamama...), y encima tiene dueño, pero ahora ya ha quien necesita, como los antiguos nazis, más lebensraum, más espacio vital, sitios con mucha agua o sitios donde cultivar lo que sea, y así caen grandes trozos de la tarta del mundo a manos de unos pocos que suelen ser los de siempre. Vanuatu es un país que viene de Vanua, la tierra, pero ya allí los extranjeros anglos compran islas enteras sin que los ni-Vanuatu, los de la tierra, entiendan cómo no son ellos los dueños de dónde pisan. Bueno, simplemente, les han hecho land grabbing.

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6 comentarios:

Benito dijo...

Tal vez en África se esté dando una nueva vuelta de tuerca al viejo tema del colonialismo, o quizás mejor, los colonialismos. Ahora le toca a la tierra, no debemos olvidarnos de los recursos minerales, forestales y cualquier bien que proporcione riqueza. Tampoco deberíamos olvidar que lo que está sucediendo en África, puede estar pasándonos a nosotros y casi sin enterarnos.

No es posible dejar en manos de esos primitivos unos recursos que no saben explotar y todo en aras del progreso, generalmente de unos pocos.
Otra vez resuenan los ecos de El corazón de las tinieblas de Conrad y el grito para exterminar a todos los salvajes, o como en la época victoriana, las clases altas comparaban a sus trabajadores con los salvajes de sus colonias.

Nuestra historia se repite, parece ser más circular que lineal. Quizás pronto veamos una reedición de las viejas antropologías evolucionistas o difusionistas y si continuamos descendiendo por ese tipo de pendientes, pronto podríamos reeditar los horrores del siglo XX.


Saludos,
Benito

Luis Pancorbo dijo...

Pues, Benito, el corazón de las tinieblas nunca se fue del todo. Se disimuló, pero ahí sigue la ambición, la falta de frenos y la falta de respeto hacia el otro en cuanto a ser humano. Si comete el error de ser africano o indígena simplemente se le desnuda de lo que tiene de valor, y si acaso se le da una camiseta. Y así vamos.
Pongo aquí abajo un enlace del Guardian donde cuentan la increíble, o no, historia de Ivan Macferlan, un navegante australiano que acaba de hacer un viaje en su barco desde Melbourne a Osaka y no ha encontrado ni un signo de vida, ni un pez ni un pájaro, todo muerto ya por miles de kilómetros. Menos la basura, más viva y abundante que nunca.
Saludos cordiales
L.
http://www.theguardian.com/environment/2013/oct/21/yachtsman-describes-horror-at-dead-rubbish-strewn-pacific-ocean

Patricia dijo...

Buenas tardes,

Siempre se ha dicho la naturaleza es sabia, pero entonces, ¿qué papel tienen el hombre? Mientras, aquella se mueve por consignas: las hojas caen en otoño y florecen en primavera,.., el mundo de los hombres se ha movido, mueve, y si queda algo en el futuro, se moverá por el interés de unos pocos.

La tierra debería ser sagrada, pero se ha convertido en el gran negocio. Corporaciones internacionales o fondos de inversión compran grandes extensiones de tierra en América Latina, África o Asia bajo el amparo del mal definido progreso, creando un neocolonialismo cuyo fin es la especulación con materias primas agroindustriales, ahora el precio de los bienes básicos se mueve por la ley del mercado, precio de la oferta y la demanda, ya lo decía Ghandi La tierra es suficiente para todos, pero no para la voracidad de los consumidores, y podríamos decir más aún, con el hambre de los especuladores.

¿A dónde nos lleva esto? Quizás, a la nada. Me viene a la mente un poema de Ángel González, no exento de escepticismo:

Si tuviésemos la fuerza suficiente
para apretar como es debido un trozo de madera,
sólo nos quedaría entre las manos
un poco de tierra.
Y si tuviésemos más fuerza todavía
para presionar con toda la dureza
esa tierra, sólo nos quedaría
entre las manos un poco de agua.
Y si fuese posible aún
oprimir el agua,
ya no nos quedaría entre las manos
nada.


Creo, que nada más debo añadir.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Es verdad que la gente necesita cada vez más cosas para tener una vida aseada en el primer mundo y en el quinto mundo. Patricia, si estrujamos la madera y la convertimos en agua, como en el poema de Ángel González que nos has regalado, ya sería algo positivo, pero exprimida el agua es verdad que ya no nos queda nada. Mejor dicho, queda ese desierto que comentaba a Benito, un mar desde Australia a Japón donde ya no se ve un pez (por fin alguien comió sashimi a reventar). Eso a lo mejor sería sea grabbing, agarrar los mares, y junto al land grabbing, agarrar las tierras cultivables que están tiradas de precio en los países más necesitados, haría que sólo quede robar el aire, hacer air grabbing, y quitar la esperanza, a justicia que quedaba, pisar a los que valen y colocar a la prima, sin dejar de insultar la belleza, la bondad y la verdad. En fin, cosas que se hacen también, porque España, que de platónica tiene poco, va adelantada si no en el land grabbing, al menos en el orwellanismo: todo va bien y de hecho en la granja hay algunos (pigs) que son más iguales que los otros.

Un abrazo
L.

Luis Bruzón dijo...

Lo malo del land grabbing es que pueda influir en la desaparición de las culturas, ya de por sí expuestas a los riesgos de la globalización. Aunque, revisando la entrevista que le hiciste, Luis, a Claude Levi-Strauss en el capítulo "Oración de relativo", y las reflexiones que él hace defendiendo la permanencia de las identidades culturales, me inclino a pensar que el land grabbing podría no solo no ser efectivo, sino provocar una reacción contraria a la esperada, y reafirmar el sentido de pertenencia de los individuos a su cultura. Otra cosa es que les dejen. En cualquier caso, recomiendo volver a ver ese interesante capítulo de Otros Pueblos en www.rtve.es
Saludos cordiales,
Luis.

Luis Pancorbo dijo...

Gracias, Luis Bruzón, por el recuerdo del programa con Lévi-Strauss, quien siempre defendió el relativismo cultural. Entre las pruebas salvajes del etnocentrismo está ahora la del land grabbing, a los indígenas se les despluma de lo esencial, la tierra. Suma y sigue.
Un abrazo
L.P.