domingo, 5 de agosto de 2012

VENIMOS DEL PULPO

No venimos del mono sino del pulpo, dice Ridley Scott en su esperada y esmerada película "Prometheus". Supongo que es eso, algo gelatinoso y muy duro, lo que se mete en los cuerpos humanos y luego los hace estallar. Encima la película sugiere que esas criaturas acabaron haciéndose con el poder de los Ingenieros, nuestros verdaderos dioses creadores, unos tipos de formidables facciones humanoides y de cuyos vómitos surgió el ADN de la humanidad, pero que no pueden con los pulpos. Todo eso sucede en el año 2809 cuando unos arqueólogos consiguen ir a LV-223, una de las tres lunas del planeta Calpamos para ver de dónde venimos y demás cuestiones fundamentales. Ridley Scott, que es un genio del cine, ya demostró con "Blade Runner" que no hay por qué estirar tan descabelladamente la ciencia ficción. Pero en "Prometheus" se ensaña sacando pulpos superando incluso a los de "Alien, el octavo pasajero". Respecto a los pulpos verdaderos son los que hacen con pimentón en Galicia y los que alegran este verano más incendiado que nunca. Esos son pulpos respetables, no como la inmensa marea de cefalópodos que pueblan las administraciones españolas en sus varios niveles. O tentáculos. Si era por tentáculos Ridley Scot los podía haber cogido aquí perfectamente, y en todas partes.

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7 comentarios:

Benito dijo...

No hace falta ser un cinéfilo para pensar en el cine como espejo de tantas situaciones. Nos permite mirar hacia el año 2809, como hace Ridley Scott, pero también nos permite mirar al siglo XX.

Películas como “El pisito” de Marco Ferreri y Isidoro M. Ferry y basada en la novela de Rafael Azcona, como reflejo de las penurias de la gente corriente, que ni podían soñar con comer pulpo, como nos suena en estos días… Como no hablar de “La escopeta nacional” de Luis G. Berlanga, con su retrato de toda una clase política, aristocrática y empresarial… ¿Nos recuerda algo?

Como no aprovechar este verano, para volver a ver, “La naranja mecánica” de Stanley Kubrick… Individuo y sociedad, sobre los derechos de las personas y las sociedades y los distintos rostros de la violencia, como siempre de actualidad.

Para ciencia ficción el aterrizaje en Marte de la nave Curiosity, si hay personas que todavía niegan la llegada del hombre a la luna, lo de la nave les sonará a una película de Ridley Scott. Lo que no suena a película, son los millones que afirman cuesta la aventura. Enviamos artilugios a Marte a buscar vida, mientras tanto, en este planeta nuestro, la vida se chamusca por los incendios o se extingue por hambre o enfermedades fácilmente curables, paradojas de los primates, tal vez a los pulpos este no les sucedería.

Saludos,
Benito

Luis Pancorbo dijo...

Cuando el hombre llegó a la luna -este mes de agosto hay dos plenilunios- me hice esas mismas preguntas, Benito. ¿Y lo de aquí abajo qué?
Con el tiempo veo que lo terrestre no tiene tanto remedio como lo es mirar al futuro, y eso especialmente quien aspire a poder ver algún humano en Marte, pues pasarán décadas. Entretanto no es la peor inversión, creo, la que se hace en investigación espacial en vista de cómo se tira el dinero en otros sectores. Y de cómo se quita el dinero en otros sectores y a otros paisanos, que son los de siempre desde que el mundo es mundo.
La película de Scott trata en realidad de hacer una nueva antropología, de refundarla con elementos exógenos, incluso de matar a Darwin, pero se le va la mano fantástica y de ahí el pulpo ganador. Vaya panorama.
Saludos cordiales y buen ferragosto
L.P.

Patricia dijo...

Buenas tardes,

Cuestiones al menos, aparentemente esenciales, de dónde se viene, para explicar hacia dónde se va...mientras se deja pasar el dónde estamos...y lo que nos rodea.

Tratamos de comprender, en algunas ocasiones lo inexplicable, unas veces desde el lado del cine, con películas a priori interesantes como la de Ridley Scott y otras, desde la tradición, basadas en creencias como el mal de ojo u ojo mefítico, la mirada que causa daño, que como en la película viene desde fuera, para instalarse dentro y causar el daño, la enfermedad y en ocasiones hasta se dice que la muerte.

Narraba el escritor Constantino Cabal, que en un pueblo, un hombre notó que hacía daño a sus vecinos, se metió en el hórreo, miró entonces a través de la cerradura, primero por el ojo derecho y no pasó nada, luego con el ojo izquierdo, y, las vacas del vecino cayeron muertas. El buen hombre sacó la navaja y se pinchó el ojo.

En esta época de crisis parece ser, que es la sociedad entera la culpable de la situación y se le pincha, no sólo un ojo, sino los dos...mientras que los pulpos si se les corta un brazo, enseguida les crece otro para alimentarse...esperemos que al menos, dejen el pimentón.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Agudo lo del ojo mefítico, Patricia. Sobre el pulpo que invade a la doctora Shaw (la genial Noomi Rapace)cuando aparece más vale mirar para otro lado...Pero es verdad que hay una identidad en ver lo que va de fuera adentro y vicerversa, los circuitos del mal y del bien, y por qué no su origen. Teresa del Valle, antropóloga de la Universidad de Zorroaga, recordó que en la cadena Ralik de Polinesia se necesitaron cuatro dioses para cada uno de los puntos cardinales, no siendo suficiente el topoderoso Ta´aroa, dueño de los bancos... de arena. En realidad el poder en Ralik venía de dos gusanos, Wulleb y Lejman, macho y hembra:"...que vivían en una concha y a quienes se les tenía como a los primeros seres vivientes". Indiferente a los gusanos, tan terminales, Scott prefiere insinuar que venimos del pulpo primordial, ganador sobre los "Ingenieros". Menos mal que siempre nos quedará Marte.

Saludos cordiales y buen resto de agosto
L.P.

Luis Bruzón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Bruzón dijo...

Incorporándome a este interesante blog, añado que no es difícil adivinar que los cefalópodos se encuentran por todas partes del mundo. En Honduras, por ejemplo, muchos de ellos han postergado a la mayoría de la población a la lucha por la supervivencia en lo que tradicionalmente se denomina un "Estado fallido". Pero sus tentáculos no han llegado a ciertos rincones.
En los lugares más recónditos, a los que por la dejadez estatal no llegan ni las carreteras, los lugareños se aferran a sus costumbres y no pierden la esperanza. Los garífunas, por ejemplo, percuten los tambores y se evaden de los problemas en sus particulares ritmos de raíz africana. Preparan artesanalmente la sopa de caracol y el cazabe de yuca, y son relativamente felices. Conviven armónicamente con otras etnias, como los miskitos o pech, y reciben hospitalariamente al visitante. Lo acabo de comprobar en un viaje por esas tierras y bien lo reflejas, Luis, en el capítulo sobre la Mosquitia en tu libro "Río de América" y en el episodio de Otros Pueblos.
Mejor sea quizá que la desidia de algunos gobernantes se mantenga intacta en ciertos aspectos, para que los tentáculos no puedan alcanzar los ejemplos vivos de la cultura más auténtica que, como en otras latitudes, todavía queda en ese entrañable y olvidado país.
Saludos cordiales,
Luis B.

Luis Pancorbo dijo...

Bienvenido al blog, Luis Bruzón, y además con tus interesantes aportaciones desde Honduras. Estados fallidos, dices, pero esos no solo los hay en el Tercer Mundo. La sopa de caracol si es marino, como la de los garinagu de la Mosquitia, no está nada mal. Algunas televisiones en España tratan de vender baba de caracol como cosmético, porque no hay baba de pulpo, que si no también traficarían con ello.
Saludos cordiales
L.P.