No hay duda de que todo va bien en el mejor de los mundos posibles. Pangloss, el filósofo del Cándido de Voltaire, acertó al sumarse al optimismo siempre vencedor, pues la injusticia y la desigualdad son motas de molesto polvo en el camino.
Al menos aquí
y ahora no hay problema con el verano. Llega y con toda su furia se añade al pensamiento
cándido imperante: todo se hace,
produce y hasta se piensa para mejor, y así este es el mejor de los mundos
posibles.
¿Quién dijo miedo? Tenemos agua, y torridez y torreznos para aburrir. Y lo que no tenemos, y lo que sea menos bueno ya se apañará. Después de todo, al hilo de Pangloss, este es el mejor de los mundos imposibles. Y siguiendo a su díscolo discípulo Cándido: hay que cultivar nuestro chiringuito.