El apagón, aún no bien aclarado, y aún menos iluminado, puede
colear. Como las historias que hacen mella. Se cumplen los ochenta años de “Rebelión
en la granja”, novela publicada por George Orwell en 1945. Una sutil sátira que
no sólo se puede leer en clave anti-comunista, sino también anti-fascista. Y
anti todas las formas de tomar el poder y disfrutarlo a placer. Ya se sabe: en
la granja de Orwell el granjero Jones un buen día es derrocado y los animales
se apoderan de todo. Enseguida los cerdos escalan posiciones y finalmente su
líder, llamado Napoleón, se erige en dictador con la excusa sublime de que “Todos
los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. Los
cerdos, en aquel caso, y en otros, ganan. ¿Es una cuestión política? Sí, pero
de modo secundario. Es una cuestión antropológica. Hace siempre que el poder
corrompe, y más si es absoluto. La naturaleza humana -o porcina- quiere comer
bien, sentarse en una buena butaca, y no trabajar con las pezuñas en el lodazal.
Sus altos miembros directivos van perfumados como seres superiores a los que
los demás deben pleitesía sin rechistar. Y por eso “Animal Farm” se lee
de un tirón desde hace ochenta años, Menos cuando hay apagones y no tenemos
velas ni linternas a mano. Pero desde luego los apagones son tan interesantes de
dilucidar. Son un síntoma de nerviosismo de sistemas complejos, y seguro que también
ponen nerviosos a los que creen que van a perder dinero y poder si alguien les
menea el chiringuito.
jueves, 1 de mayo de 2025
REBELIIÓN EN LA GRANJA (ELÉCTRICA)
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