Siempre en
busca de una Arcadia se suelen hacer solemnes informes sobre la felicidad
mundial. Vanuatu es el ganador de este año. Y es la segunda
vez que se impone en la materia feliz incluso sobre Australia y Nueva Zelanda. En
otro informe de 2024, el de Felicidad Mundial del SDSN (siglas en inglés de
Desarrollo Sostenible y Red de Soluciones), se coloca de nuevo a Finlandia en
el número uno del podio. Le siguen Dinamarca, Islandia, y Suecia. España sale en el númro36 de la lista aunque
no nos falten romerías. Este último informe ha incidido en el tema de las
generaciones, y no extraña que los jóvenes en general resulten más infelices
que los mayores. En este mundo casi huxleyano la desigualdad sigue abriendo
brechas. A este paso los más felices serán unos pletóricos robots repletos de
IA. Los estudios que sostienen este reciente medallero no son distracciones.
Exploran aspectos como “Conexión social y confianza en tiempos de crisis”. O “Medición
de los Medios de Comunicación a través de la Ciencia, el Tiempo y las Culturas”. Son estudios ambiciosos, si no imperativos
categóricos Dando por descontada la desigualdad y el calentamiento globales se
analiza el “Estado de Eficacia” según los países. Ese renglón también puede
hacer feliz al personal. No todo ha de ser “Y en la Arcadia yo” (“Et in
A rcadia
ego”, como en el
cuadro de Poussin. Y los que vengan detrás que arreen.