domingo, 14 de noviembre de 2021

BLA, BLA, BLA

 Pues el Bla, bla, bla, recorre el mundo como si fuera una canción. Pero su futilidad encierra una denuncia imparable: el mundo no necesita palabrerías sino compromisos, dinero para tapar las crecientes goteras. El cambio climático no es para mañana. Fue para ayer. La gran reunión internacional de Glasgow, el COP26, ha acabado con acuerdos que  parecen de blandiblú. Buenas palabras, eso sí, hipocresías con salsa barbacoa,  y aplazamientos hasta que todos nos quedemos calvos. Cada uno, en materia de  carbono, hace lo que le da la gana. Los prebostes políticos globales han cantado su nuevo gorigori, disimulado con un gigatesco Bla, bla, bla. Mañana se arreglará todo solo.

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8 comentarios:

juan de la cruz471 dijo...

Un poeta amigo (Luis Felipe Comendador) tiene una frase "No pasa nada si a mí no me pasa nada". La gente prefiere la miopía de ver que a ellos no les pasa nada, y si les pasa prefieren olvidar o minimizar. Hasta que las cosas pasan de verdad, los accidentes de coche a los temerarios, los cánceres de pulmón de los fumadores, las agresiones y muertes de mujeres por sus parejas, parece que todo es reconducible.
Hace poco una mujer atropelló a varios niños a la salida de un colegio, ¿era necesario que fuera en coche a recoger al suyo?, menudo guirigay a la puerta de los colegios con los motores encendidos calentando la atmósfera, contaminando y haciendo ver a los padres que van a pie o permiten que sus niños anden, que son menos buenos o simplemente "pobretones".
Lo peor de todo es que nos gobiernan políticos que son igual de inconscientes que la gente, y que se rigen por el cortoplacismo y las anteojeras de aprobar su próximo examen electoral, Y el que venga detrás que arree.
Sinceramente creo que no tiene remedio la catástrofe (Recuerdo en tu reportaje "ingleses" que llamaba la atención el sol en un parque de Londres y la alegría popular con la que era acogida esa novedad desusada) Después se ha sabido que están plantando vides en la verde Albión.
Mi consuelo personal ante la inevitable catástrofe es contribuir lo menos posible con mi huella de carbono: me abrigo más en casa para poner menos calefacción, voy andando a los sitios, cargo con la compra... Pero tengo la impresión de que la gente piensa que solo soy un "pobretón".

B Fernandez dijo...

Vuelva usted mañana, parece no haber sido una invención puntual de Larra, cada día se pone de moda, el hambre, las pandemias… El planeta puede esperar, mientras la bolsa y los beneficios suban, los problemas parecen poder congelarse, o tal vez aparcarse, sobre todo si se cree que afectan a otros. Y en todo caso, siempre podemos inventarnos el problema, del que tenemos la solución y de paso el beneficio seguro.

Glasgow puede haber sido otro ritual más, envuelto en su red de símbolos, como diría David Kertzer, pero los problemas normalmente no son espectáculo. Por otra parte, uno de los sustratos que subyacen a los logros en medicina, esperanza y calidad de vida, etc., aunque muy desigualmente repartidos, está en el uso de la energía, como la proveniente del carbón, del gas o la nuclear. Los retos de White están ahí.

Pero como diferenciar lo sagrado de lo profano, lo cartesiano de lo mágico. ¿A qué podemos recurrir? Tal vez, Conrad y sus tinieblas puedan ser uno de los caminos… “La vida es algo gracioso, un arreglo misterioso de lógica despiadada para un propósito fútil… una cosecha de pesares inextinguibles”.

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Antes se dominaba mejor al tercer mundo porque allí estaban mens informados. Los buenos blancos, católicos, capitalistas, gorditos, sabían manejar las rqieuzas de esos ignorantes pobretones medio salvajes.
Pero, claro, al otro lado del Estrecho de Gibraltar ven la televisión, tienen móviles, y les parece justo y normal tener un mundo que, en lo material, sea como el de Europa. Eso ya no se puede reprimir, y menos con bla, bla, bla. No se puede relegar a la mayor parte del planeta a poner sus riquezas naturales, y su propiui trabajo, al servicio de los desarrollados y listos patrones. Ahora queremos que ellos no contaminen (y que se vacunen cuando puedan). Y es tanto como decir quye molesten lo menos posible, porque el mundo es así, los de arriba y los de abajo. Con suerte el planeta aún agyanta un poco para que la eneraci´`on actualmente en el poder y la rqueza se ponga las botas otros pocos años sin mirar a quienes están pisando.
L.

Luis Pancorbo dijo...
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PF dijo...

Buenas tardes,

La elección parece clara, entre lo malo o lo peor, o como se suele decir al entrar noviembre, susto o muerte, ahora tormenta solar o apagón, habrá que ir recuperando fórmulas mágicas, como el dicho usado por aquí para recuperar la luz en caso de tormenta o apagón:

“Ven lucina, ven lucina
que te doy una perrina,
ven luzona, ven luzona
que te doy una perrona.”

Decía Alexis De Tocqueville en su libro sobre la democracia en América:

Tras la idea general de la virtud, no sé de ninguna más bella que la de los derechos, o más bien estas dos ideas se unen. La idea de los derechos no es otra cosa que la idea de la virtud introducida en el mundo político. Es con la idea de los derechos con la que los hombres han definido lo que eran la licenciosidad y la tiranía. Aclarado por ella, cada uno ha podido mostrarse independiente sin arrogancia y sometido sin insolencia. El hombre que obedece a la violencia se somete y se rebaja; pero cuando se somete al derecho de mando que él reconoce a su parecer, se eleva de alguna manera por encima del que lo manda. No hay grandes hombres sin virtud; sin respeto a los derechos no hay gran pueblo: casi se puede decir que no hay sociedad; porque ¿qué es una reunión de seres racionales e inteligentes en la que la fuerza es la única relación?

El bla, bla, bla está claro, un discurso que se dilata en el tiempo, sin sustancia, en demasiadas ocasiones con estupideces y disparates, bien se les podría decir parafraseando a Groucho, ¿estos son sus principios? Pues no nos gustan, tengan otros, que el mañana, fue ayer, para anteayer.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Pancorbo dijo...

Qué buen exorcismo para que vuelva la luz. Gracias, Patricia, por esa precisión tan etnográfica. Era de un mundo y un tiempo cuando la gente creía que aún podía conseguir algo con la religión, o la superstición, que más le cuadrase.
Ahora es susto o muerte en un Halloween de verdad: para colmo la tormenta solar que viene se llama “Caníbal”. Los más positivos creen que en el mejor de los casos una tormenta solar no siempre ataca nuestro planeta, y que a veces se manifiesta con la amabilidad de una aurora boreal. Así la vieron en España el siglo XIX.
Pero, claro, igual se escapa un rayo y nos deja sin 5G y 5 Jotas, o sea, la perdición.
La prosa de Tocqueville y su admiración por los nacientes EStados Unidos, y su compromiso con los derechos políticos y humanos, fue un canto al sol maravilloso. Iba a venir un espejo correcto en un mundo más podrido que antiguo. Pero han pasado los siglos, se han echado hasta bombas atómicas para restablecer esos y otros derechos, y ahora ya se ha agotado el discurso.
En Glasgow tampoco se han atrevido a cambiar las cosas del clima los políticos mundiales. Prefieren darse un tiempo mientras sube la marea.

Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

Infalible es, Benito, el recuerdo que nos traes de Conrad y cómo vio la vida, "una cosecha de pesares inextinguibles".
Pero eso a los Kurtz de ayer y de hoy les trae al pairo. El nativo que sirva el coltán y la limonada para el amo, y que extraiga más caucho, o soja, o aceite de piedra, o sangre de vegetales, animales y minerales reconvertible en beneficios. El señor Kurtz a veces está muy solo y desconsolado porque no puede hablar con sus esclavos, ¿de qué va a hablar? De acuerdo con que sean ya seres humanos, pero son muchos, abultan, sudan, ahora se ponen enfermos de Covid como los buenos blancos de Amsterdam o de Nueva Amsterdam. El plan de los Kurtz, buenos capitalistas y aún mejores cristianos, o si no
epicúreos malgré soi, está claro: no morirse antes de que se queme todo.
Kurtz lo tiene previsto: no le interesa ir al cielo sino a Marte, y sobrevivir allí una temporada, aunque sea criogenizado. Pero entretanto, camarero, otra botella de Dom Perignon y otra ración de Cinco Jotas, qué aburrimiento.

Un abrazo
L.