martes, 14 de marzo de 2017

O SEA, DIGNIDAD HUMANA

La última noticia es que 62 personas poseen más riqueza que la mitad de la poblaciòn mundial. O sea, no hay problema, todo está bajo control. Antes se manejaban cifras más oscuras, como que el 1% de la población mundial posee el 48% de las riquezas. Eso ya parece anticuado y casi dickensiano. Oxfam y Credit Suisse actualizan el tema así: el 1% de la población del New Brave World, planeta confundido con la Tierra, tiene una riqueza mayor que la del 99% restante. O la famosa cifra de las Naciones Unidas (PNUD): más de mil millones de personas viven con un dólar al día.  Como hay mucha franja, y mucho claroscuro en todo eso, lo mejor es merendar y a ver a quién se bota la próxima vez. Con be o con uve, esa es la cuestión. Corbatas rojas que se despegan del ombligo, como las de Trump, dificultan ver el panorama. Pero la claridad existe. Lo decía Stéphane  Hessel: hay diferencias entre culturas, no entre civilizaciones. Los derechos humanos, la dignidad humana, ¿dónde se ha ido yendo esa civilización a la que aspiraba el mundo en 1948?

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8 comentarios:

juan de la cruz471 dijo...

Es que la globalización también era eso: culto al nº 1. Apple, Amazón, Messi, Zara... Cuando contemplo la venta de camisetas de fútbol, pienso que esto es Robin Hood al revés, los pobres subvencionan a los ricos; conozco a padres no andan nada bien de dinero y que compran a su hijo la camiseta "oficial" de Messi por 70 euros, para que éste acumule, no declare o cobre el beneficio en un paraíso fiscal. También estoy convencido que cada vez que publican en Forbes que Amancio Ortega es otra vez el más rico del mundo, repercute en que más gente va a sus establecimientos, y no piensan por ejemplo en comprar en la tiendita de la esquina en la que una tendera autónoma cuenta los meses que todavía le faltan de pagar para la jubilación, que le irse a cobrar una incierta pensión y colocar el SE VENDE a su pequeño local.
Supongo que tú, Luis, lo habrás visto, que hasta la solidaridad empobrece al tercer mundo. Cada vez que llega a estos lugares un camión de ropa regalada de la que desechamos los de aquí, los telares de allí cierran porque nadie les comprará.
Lo peor de todo ya lo dices: que el mundo apunta a Trump y los trumpitos europeos y nos alejamos, si alguna vez estuvimos cerca, de un gobierno mundial que equilibrara algo este desastre; que, por ejemplo, declarara la guerra a los paraísos fiscales, que son garrapatas para que los muy ricos se burlen de los medianos, de los pobres y de los paupérrimos.
Estoy convencido de que una de las mejores inversiones de la plutocracia local o mundial, está en crear personajes, troles, reventadores, garrapatas (espero que los animalistas no lean esto, porque me estoy pasando contra el animalejo)... que desacrediten, ridiculicen o maleen a los partidos de izquierdas. Me acuerdo ahora de que lo vimos hace años con los topos Tamayo y Sáez, que zaparon al PSOE, por una gran cantidad de dinero, en beneficio de Esperanza Aguirre. No anda esto muy lejos de la senadora jeta que le ha salido a Podemos.

Luis Pancorbo dijo...

Así es como dices, Juan, el Robin Hood al revés. Los pobres ayudan con su sacrificio a los fortunones. Eso uno no creía que iba a verlo. Pero sucede. Sin embargo al mismo tiempo el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se pasa por el arco de triunfo. Suena a una oración laica, caída en el polvo del camino: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales...". Bueno, cuando se redactó eso para las Naciones Unidas se venía de una II Guerra Mundial, de un Holocausto, del nazismo, de tantas cosas. Era 1948 y el mundo no podía ser peor de lo que había sido.
Casi setenta años después casi todo está por conquistarse en tantos sitios: la paz, el agua, el pan, la luz, la casa,la aspirina, y lo mejor que es la libertad... En España no pasa nada, estamos bien. No hay un Stéphane Hessel a la vista, pero sí algún que otro Alpha Double-Plus. Con sus cohortes aspirantes al dominio de todo, como en la novela de Aldous Huxley. ¿Sobrevivirá así la Brave New ONU, la Brave New UE, y tantas dispensadoras de soma espiritual según las varias confesiones que hacen caja con eso? Por supuesto, va en el paquete universal de la desigualdad: un poco de todo para todos y el resto, el 99% de todo, para el 1% del total. O sea, matemáticas puras. Los Alpha Double-Plus son más duros que las garrapatas.
Un abrazo
L.

Unknown dijo...

Podemos leer varias versiones publicadas en distintos medios pero todas vienen a decir que Olof Palme, en una conversación con un dirigente portugués, después de la Revolución de los Claveles, y cuando este le manifestaba la intención de acabar con los ricos, Olof Palme le respondió que en su país intentaban acabar con los pobres. Claro está que para intentar conseguir lo que manifestaba Olof Palme o lo que está redactado por Naciones Unidas queda mucho por hacer. Como por otra parte se señala desde diferentes corrientes de pensamiento, podemos apuntar por ejemplo a Seyla Benhabib con sus ideas sobre la necesidad de la permeabilidad de las fronteras en el mundo actual, o el derecho a tener derechos. También Taylor y sus propuestas del reconocimiento o Appiah y su cosmopolitismo. En fin, herramientas parece que tenemos como especie, el problema parece estar en como articular las diferentes propuestas éticas en una praxis que nos beneficie a todos.

Como nos recuerda Frans de Waal en La edad de la empatía: "...Este cemento es el mismo para nosotros que para otros muchos animales. Estar en sintonía con otros, coordinar actividades y cuidar de los necesitados no son rasgos exclusivos de nuestra especie..." Parece que podemos mirar a las especies que nos rodean. Aunque como se apunta en el título de uno de sus libros ¿Tenemos suficiente inteligencia para entender la inteligencia de los animales? .

Saludos,
Benito

Luis Pancorbo dijo...

Me traes el recuerdo, Benito, de Olof Palme a quien conocí en Estocolmo y lo entrevisté varias veces. Era un político muy sutil al que en la última España franquista se vio como al diablo. Claro, çel lo dijo bien: acabar con los pobres, no con los ricos (esos en Suecia son crucificados fiscalmente), pero eso ya se había conseguido en la Suecia donde viví en 1975. Otra cosa es en otros sitios.
Jules Dufour (profesor del Centro Global Research) analiza el tema de la desigualdad galopante en nuestros días. Un producto o subproducto de la globalización. Desde 1948 Stéphane Hessel y otros intentaron un mundo de mínimos (el articulado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). ¿Por qué se agravan las distancias? Evidentemente hay más población, más expectativas, más información, pero la respuesta a los nuevos parámetros es medieval: no repartir el botín, ni el wellfare, elevar muros, cerrar fronteras, hablar de supremacías blancas y confesionales (sólo falta el Ku Klux Klan).
Si un león pudiera hablar no lo entenderíamos. La vieja paradoja de Wittgenstein desnuda otra vez al mono antropocéntrico que se ha subido a la parra. El que no lee, para qué, el artículo 1 de la Declaración Universal: "Todos los seres humanos han nacido libres e iguales en dignidad y derechos". Vale, pues a ver si se consigue un día de estos.
Tienes razón, Benito, al traer también la duda de si podemos entender a los animales. Desde luego a quien no se quiere entender es al otro, al otro humano, puesto que eso conlleva reparto del cofre. Y hasta ahí podríamos llegar.
Un abrazo
L.

Patricia dijo...

Buenas tardes,

Siempre es interesante, intentar separarse, al menos un poco, para mirar con perspectiva, ya nos dijo Baltasar Gracián, que ser prudente es un arte, si ya en su época, la mitad del mundo se reía de la otra mitad, mientras todos eran necios, que no sucederá actualmente, qué panorama tenemos en este planeta ahora mundializado, pues 62 personas viven alegremente, mientras el resto, casi 7.400 millones de habitantes vivimos pobremente en la ignorancia.

Pues con esto, parece que sólo nos queda pedir, y para ello, bien viene aprender estos llamados “Mandamientos del probe”, que dicen así:

El primero: Anda el pobre por el suelo.
El segundo: Anda el pobre por el mundo.
El tercero: Ni come vaca, ni cordero.
El cuarto: Esta más hambriento que “fartucu”
El quinto: Ni bebe vino blanco, ni tinto.
Estos mandamientos se encierran en dos: Aguantar mucha hambre y pedir a Dios.
.

Sí, la claridad existe, aunque llegue tras una larga noche, y tengamos la esperanza qué como dice el refrán, “pobre del alma que tiene que sufrir, el hambre de marzo y el frío de abril”, ahora, a por la capa que bajan las temperaturas.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

El pobre, que ni come vaca ni cordero, en ese sentido está mejor que el rico que tiene que ir a un dietista. Luego están los peores, ya sabes, Patricia, los que ni comen ni dejan comer. Como eres muy partidaria del Brave New World (ficción, claro), igual estamos en el año 2017 AF o After Ford, o Después de Ford, que el calendario de Huxley nos viene al pelo. También su geografía y el Wolrd State que pinta, Estado Mundial que tiene unas características positivas para los Alpha Double-Plus y menos para los salvajes. Esos se quedan en reservas tales como Nuevo México (error porque es un sitio rico e inspirador), en Samoa (otro error, siendo, no el paraíso de Margaret Mead, pero sí un país muy cálido e interesante), y algunas islas del Pacífico por la parte de Nueva Guinea. Tampoco estarían tan mal. Y respecto a los inadaptados de Huxley, los que protestan, no es condena alguna mandarlos como hace Huxley a las Islas Marquesas, o a Islandia. Tal vez algo peor sería que fuesen a las Malvinas.
En todo caso ese mundo bajo la consigna de "Comunidad, Identidad, Estabilidad" parecía un horror en los años 30 y ahora resulta que está dibujado en muchos contornos actuales y que ofrece una desigualdad más rampante que la del barón de Calvino (Italo). Pero el mundo visto desde la copa de un árbol siempre estará más claro que visto desde la copa de un licor. Y no hay soma para todos. Ni hay para todos todo lo que dice, o más bien decía, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Algo se ha resquebrajado ulteriormente, respecto al camino igualitario, pero a lo mejor es que lo que ha ganado son los mandamientos del pobre. El rico, como se sabe, pone y quita su propia ley.
Un abrazo
L.

Antropólogaenlaluna dijo...

Y luego la sociedad occidental moderna no solo postula la igualdad y libertad original de todos los seres humanos, sino que postula al individuo como sujeto moral, independiente y autónomo. Así que, si eres pobre, es tu culpa. Será que no has puesto suficiente voluntad, o que no has sonreido lo suficiente, o que así es tu raza o tu género, o tus genes. Es la naturalización de la desigualdad social. Trump ya estaba antes, y se llama "el sueño americano". Sueña, pero no despiertes.

Luis Pancorbo dijo...

Una antropólogaenlaluna con los pies en la tierra ve todo mejor, y sin necesidad de que le claven un cohete en el ojo. Las distancias son relativas pero importantes. Ves muy bien, a mi juicio, que el sistema ganador en este mundo ya ha repartido hace tiempo la sentencia. Y tú lo dices muy bien: si eres pobre es tu culpa. Si no vas con la ola, tú verás. ¿Y si has nacido en Gujarat? Pues te aguantas. ¿Y si eres un sirio? Pues ya sabes lo que te espera, desde luego nada de brazos abiertos en la benéfica Europa asustada. Mr. Trump mete miedo, o más miedo, porque sabía que eso ya se tenía en todas partes. Saberlo es su negocio.
Un abrazo
L.