jueves, 12 de enero de 2017

2017: EL GALLO DE FUEGO

El 28 de este enero entra el año del gallo de fuego, para los chinos. Pero lo que hacen y dicen los chinos tiene su importancia global. El director John Pilger acaba de estrenar un documental de título inequívoco, aunque siempre haya que ver: The coming war on China ("La guerra que viene con China"). Si sólo fuera lo que enuncia. Pilger describe una guerra nuclear protagonizada por Estados Unidos y China, en 2017, y con hongos atómicos en vez de crestas mágicas de gallo. Pilger ha filmado en las Islas Marshall donde se encuentra Bikini, el atolón donde en 1954 estalló una buena bomba de hidrógeno. Su potencia fue como si hubiera explotado una bomba de Hiroshima todos los días durante doce años. Eso es tener músculo, y por eso las palmeras de Bikini no se mecen con la brisa, están como atrofiadas. Respecto a los micronesios, ningún problema. Claro que tuvieron cánceres innumerables pero para eso eran Guinea pigs, cerdos de Guinea, que es lo mismo, y hasta más salvaje, que lo de conejillos de Indias. Y eso es lo que tiene el salvajismo del hombre blanco. Tira bombas y no acaba. O fleta aviones como el Yak español para rebañar unos euros a costa de las vidas de los otros. Vidas subordinadas, claro, al más alto interés.

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6 comentarios:

juan de la cruz471 dijo...

No sé si el factotum de mis documentales favoritos puede llamar "documental" a un falso documental, (recomiendo, en este género, un verdadero falso documental de Rodrigo Cortés, titulado "15 minutos") pero tengo que concederte la autoridad para nombrar en tu oficio.

Evidentemente esa trama todavía es falsa, a 12 de enero, aunque se barrunta que en los próximos años que viviremos, liderados dentro de unos días por el abismal Trump, pueda producirse alguna catástrofe (militar, por supuesto). Parece que en su rueda de prensa de hoy, o de ayer, por no negar las interferencias rusas en "la campaña" ha dejado la patita para dar en la espinilla a China, que aún no había sido mentada en lo que se conoce de los informes de la CIA.
Tenemos planes para años venideros, (alguien tiene que escribir sus memorias) así que esperemos que el gallo de fuego chino sea igual de premonitorio que el calendario maya que caducó sin consecuencias hace unos años.
Yendo a otro aspecto del artículo: es verdaderamente pérfido que, para enmascarar esa brutalidad de megatones asesinos, llamaran desde entonces bikini a ese invento tan simpático que da comodidad y libertad a las mujeres, a la par que alegra los varoniles ojos en las playas. (Por añadir un futurible para otro falso documental; si los alemanes hubieran ganado la guerra a lo mejor hoy llamaríamos al bañador de dos piezas "holocausto" o "solución final")

Un abrazo.

Luis Pancorbo dijo...

Tienes razón, Juan, conque despejar la incógnita Trump va a dar más de un susto. John Pilger, que es de origen australiano, y que ha luchado toda su vida criticando al poder (o poderes, según van serpenteando en los países y circunstancias) acaba de proponer esa provocación documental de la cercana guerra nuclear entre EEUU y China. No es cuestión, por supuesto, de especular sobre quién tiene razón en un tema semejante. Lo malo es planearlo, o que a alguien simplemente se le ocurra. Ya ahora mismo hay un circulo de 400 bases militares USA en torno a China y eso que Trump no ha tomado posesión.
¿Se impondrá la cordura? Eso se decía antes de votar a Trump.
En nuestro nivel hubo un embajador en Londres que fue ministro de Defensa y que aún no ha dicho lo que los muertos esperan que diga ese señor. ¿Los muertos escuchan? Los muertos españoles están muy vivos, de hecho, ya se sabe, a los de las fosas comunes ni siquiera se les quiere enterrar tanto es el temor que aún suscitan sus asesinatos.
Gallo de fuego, pues, o como me decía una china, dueña de una pequeña tienda en Madrid: "Que este no es el año del gallo, es el año del pollo, del pollo asado". Ya sabemos que hay que tomarse todo con relativismo, distancia y a ser posible humor.
Un abrazo
L.

Benito dijo...

Parece que siempre o casi siempre tendemos a representar a los otros como exóticos o incluso como salvajes, la historia parece demostrar que de esa postura no han salido habitualmente situaciones muy deseables, hacer anologías biologicistas se sabe a dónde condujo en el siglo XX. Tal vez se un universal de nuestra especie por exprésalo de alguna manera. Siempre podemos vacunarnos con una dosis de relativismo, aunque claro está, que tampoco debemos pasarnos

Estos días de prenombramiento presidencial recordar cómo señalaba Whorf lo inconsciente de lo fenómenos de la lengua y como apuntaba Sapir los mundos en los que vivimos son mundos distintos no el mismo mundo con distintas etiquetas. Procuráremos volver a vacunarnos contra los tremendismos, aunque la traducción y el entendimiento tienen sus dificultades, como bien mostró Bohannan no son imposibles.

Como nos señala Lévi-Strauss ...Decir que la consciencia no es todo, ni aun lo más importante, no incita a renunciar a su ejercicio en mayor grado.

Saludos,
Benito

Patricia dijo...

Buenos días,

Ahora sólo falta deducir de qué color será el gallo, lo que al menos podemos intuir es que no será blanco, símbolo de buen augurio para los antiguos griegos, aunque claro, las gallinas de ese color, también lo eran. Pero, ya se sabe, según las creencias populares, que si el gallo canta sólo por las mañanas, siempre es símbolo aparente de buen presagio, mientras que si lo hace por las tardes, traerá contrariedades, y cuando no para de cantar ¿que nos acarreará?

Durante muchos años he comentado de la especie gallinácea, me viene a la cabeza historias ya recordadas como la de Guimara o la gallina que cayó al pozo , y a la espera de no repetirse, a pesar de los muchos años, quiero recordar al inicio de este año del que se cumplen cien del nacimiento de Gloria Fuertes, otro de sus poemas, quién no se suscribe a él:

Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera,
¡QUE TODOS LOS SOLDADOS
SE DECLAREN EN HUELGA!


Efectivamente, como el humor, es aquello que nos permite distanciarnos de la realidad y poder evadirnos de todo lo que sucede en este mundo circunspecto, espero, que todo quede en gansadas o en una Sopa de gansos y como decía Groucho en la película: "Claro que lo entiendo, incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que traigan a un niño de cuatro años: a mi me parece chino!".

Ya que comenzamos este año entre Libertonia y Sylvania, la pena es que los agentes no sean ni Chicolini ni Pinky, por que al menos, podríamos reirnos tranquilos.

A ver que nos depara el nuevo año, seamos optimistas, aunque nos ahoguemos en un vaso medio lleno.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Los otros, vistos como salvajes, nos arrojan el bumerán en plena cara. ¿Y nosotros qué somos entonces? Esa cuestión primordial, como bien sabes, Benito, azacana el pensamiento antropológico desde antiguo. Pues siempre hay resistencias en el tema. Vengo de Indonesia donde tuve la oportunidad de conocer a un profesor universitario chino, nacionalizado norteamericano, y nuestra conversación discurrió hacia el elogio de la evolución cultural, la que acuñó Leslie White y siguió con brillantez Sahlins entre otros. Creo que la evolución cultural, como la planteaba White, es un buen acercamiento para entender las culturas, máxime si de los tres niveles de los que habla su defensor, el tecnológico, el social y el ideológico, todos interactuando, es el primero el que se convierte en protagonista de la comedia (de la obra de teatro). White fue muy precursor pues, como se ve ahora, lo tecnológico está haciendo cambiar los patrones culturales incluso de muchos pueblos hasta ayer considerados primitivos. Incluso pobres. Pues esa es la cuestión. Y ahí Sahlins avanzó mucho más. Serán pueblos pobres en bienes materiales, pero muy ricos en culturas (y en idiomas, y en esquemas cognitivos de reconocimiento del mundo). En fin, que cuando se decide tirar una bomba de hidrógeno en Bikini esa enorme expresión de potencia tecnológica no podía borrar la calidad del pensamiento de los isleños de las Marshall pese a su debilidad ante el cáncer que les llovía. El documentalista Pilger, siempre en la breccha, encuentra en el escenario de una confrontación nuclear, con el eje desplazado a China y USA, motivos para la reflexión en el 2017, que podemos llamar año del gallo de fuego, del pollo asado, o de los cuarenta sacramentos hinduistas, pasando por la resurrección de Lázaro, Cristo u Osiris. Lo malo de jugar con armas atómicas es que no siempre queda gente luego para volver a contar la historia del ave fénix.
Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

Seguro que sabes, Patricia, que en Santo Domingo de la Calzada, Rioja, es donde cantó la gallina después de asada. Eso nunca me impresionó tanto como el ver a una gallina blanca que tienen dentro de una jaula en la propia iglesia, un toque zoológico por fin en un templo cristiano donde los animales más valorados fueron los corderos simbólicamente degollados todos los días. Cuando los pollos asados cantan es muy posible que alguien que haya tirado antes una bomba nuclear, y que se haya producido una mutación. En España hay muchas mutaciones políticas (las evoluciones culturales son más lentas). Así que la sopa de ganso (y, ay, con puro pero sin Groucho) está servida en el 17.
Un abrazo
L.