domingo, 11 de octubre de 2015

DOCE DE OCTUBRE Y LO QUE VENGA

Las tribus españolas hoy 12 de octubre de un año del tercer milenio hacen como si no estuviesen en guerra. Encuentran por lo general puntos positivos, valorándolos sobre todo los que están en el ajo, o en la pomada, que para el caso es lo mismo. ¿Para qué cambiar algo en España?, dicen los que ya han pasado tantas puertas giratorias, ellos y sus familias, que están mareados de dinero, prebendas, cargos, socaliñas, intersecciones público-privadas y viceversa, siempre en el filo de la más extrema legalidad. Las tribus político-sindicales, periodístico-culturales, y algunas regionales, parecen hasta compatriotas las unas de las otras. Así será si no hay otro remedio y por el tiempo que dure la retórica habitual. El antropólogo Alfred Métraux ya en 1937 abordó el asunto en serio en "El problema de la civilización. La noción del cambio en el dominio moral e intelectual de las sociedades". Es un magnífico antídoto contra los camelos. "Hay sociedades cuya estructura, aunque compleja, es de una gran banalidad. A esta categoría pertenecen las que no han sabido encontrar ningún ideal colectivo en torno al cual fuera posible reunir y ordenar sus instituciones y sus actividades". ¿Cómo es eso? ¿Y la pasta? La pasta gansa, claro, ¿no es acaso un ideal nacional, prioritario, y más todavía de cara a unas elecciones para nada constituyentes? www.luispancorbo.com www.otrospueblos.com

8 comentarios:

Benito dijo...

¿Debemos cambiar algo cuando vivimos en el mejor de los mundos posibles? Consumimos aquellos productos que nos sirven para identificarnos con la imagen que nos transmiten esas tribus de éxito, esos productos que nos evoca un estilo de vida deseable. Sin ir más lejos, mañana tendremos que explicar el estresante puente que hemos pasado en cualquier lugar, cuanto más lejano o exótico parezca, mucho mejor. ¿Consumimos símbolos? ¿Elegimos estética antes ética? Tal vez la peor situación sea la de aquellos que no pueden consumir, y por supuesto, mucho menos contar que consumen, aunque sean sucedáneos, esos parece que ni tan siquiera pertenecen a una tribu.

Como escribió Rafael Sánchez Ferlosio:
Vendrán más años malos
y nos harán más ciegos
vendrán más años ciegos
y nos harán más malos.

Vendrán más años tristes
y nos harán más fríos
y nos harán más secos
y nos harán más torvos


Aunque las tribus que mandan casi siempre intentan dirigir el pensamiento y hasta como tienen que clasificar el resto de las tribus e incluso los que no tienen tribu. Podemos recurrir, una vez más, a Lévi-Strauss que en El pensamiento salvaje nos ilustra “… existen dos modos distintos de pensamiento científico, que tanto el uno como el otro son función, no de etapas desiguales de desarrollo del espíritu humano, sino de los dos niveles estratégicos en que la naturales se deja atacar por el conocimiento científico… Toda clasificación es superior al caos; y aún una clasificación al nivel de las propiedades sensibles es una etapa hacia un orden racional”


Saludos,
Benito

Patricia dijo...

Buenas tardes,

No hace falta remontarse a transmontanos o augustanos, ni a sus diferentes clanes o linajes para adivinar que los consejos tribales, continúan parlamentando, da igual que sea bajo un tejo o del techo de un congreso cualquiera, muchos de estos grandes guerreros son aspirantes a jefes tribales, la duda es ¿quién poseerá el torque?, sello de identidad para el triunfador, que da el poder de gobernar a base de decretos y leyes, unos dicen que es necesario dar un giro de 180º durante los próximos años, para que otros dentro de cuatro giren otros 180º, ¿y dónde nos encontramos?. Pues igual que al principio, o peor porque hemos perdido un tiempo valioso para construir en lugar de destruir o deconstruir, que dirían algunos, eso si que no pasa de moda, como el disgusto ante el bien ajeno.

Podemos oír muchas versiones de la narración del “El burro famélico y el cerdo lustroso” de origen medieval bajo la que subyace cierta crítica aplicable en nuestros días:

Un buen hombre tenia un asno en su casa al que hacía labrar todo el día. El hombre poseía un cerdo al que daba para comer sopas, berzas y harina, y al que dejaba echarse a dormir para engordar, porque se acercaba el tiempo de San Martín.
Desde que el asno vio esto, pensaba que al puerco le iba muy bien en la vida, así que urdió hacerse el doliente para que le cuidaran. Un día el hombre entró en el establo, y el asno comenzó a gemir y no querer levantarse, se lo dijo a su mujer, y le comenzaron a dar pan y harina, y de esta manera engordó mucho.
Llegó la época de matar al cerdo, y viéndolo el burro, pensó que harían lo mismo pues estaba gordo y lustroso y pensó para él: - ciertamente, más quiero trabajar y hacer la vida como al principio, que no acabar como el puerco.



Ya se sabe: Vienen les cabres del monte a echar les oveyes de la Corte, evitemos los que unos quieren porque otros lo tienen, aunque en este caso, no estaríamos hablando de un doce de octubre patrio, y deberíamos decir como Dorothy en el El mago de Oz: “Toto, tengo el presentimiento de que ya no estamos en Kansas”, sonaría raro, ¿verdad?

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Qué diana, la de Ferlosio y su poema, dulce vitriolo. Gracias, Benito, pero hoy ya sabes que las tribus rinden pleitesía, la cabra desfila triunfante en Madrid, y los aviones muestran su chorro. ¿A qué enemigos? A los franceses creo que no puede ser, porque ya ha pasado algún tiempo desde Napoleón. ¿Será un aviso a los portugueses, a los marroquíes,a los ingleses? ¿O a los españoles de otra tribu?
Por otro lado hoy es fiesta doble hispana y americana. El problema de la civilización, que analizó Métraux, valía no solo para naciones europeas, sino para americanas, sobre todo las que miméticamente en los años 30 hacían gala de su militarismo, como gran galardón cultural. "Pienso en diversos Estados de la América latina que reclaman la atención de Europa, creyendo asimilarse lo mejor de lo que ella ha producido, y no han logrado otra cosa que empalagar y decolorar todo lo que han importado". Sin embargo, casi un siglo después de esas apreciaciones, América no creo que necesite mirarse tanto el espejo europeo. Y mucho menos en el espejo que se da en las islas y vallas de Melilla o Lesbos, de Lampedusa o de Hungría. Así que presumir lo justo. Otra cosa es que, como nos recuerdas que decía Lévi-Strauss, clasificando ahuyentemos el caos. Eliminarlo sería mejor, pero para eso ya no vale que las tribus fumen la pipa de la paz. Hay que negociar una estructura, o sea, otra mejor.
Un abrazo
L.P.

Luis Pancorbo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Pancorbo dijo...

Blogger Luis Pancorbo dijo...
Tengo el presentimiento, Patricia, de que no estamos en Kansas. No. Y tampoco en Innisfree. ¿Para qué querrá alguien ir a Innisfree?, como se dice al principio de "El hombre tranquilo". Las vueltas son peligrosas, en efecto. Hay amor y pelea, se quiera o no. Pero las tribus españolas hoy han fingido muy bien que están de acuerdo en dejar correr el día. Mañana otra vez se dedicarán a lo que les importa: ¿qué vacante tenemos en un consejo de administración? ¿Cómo se va a ese IBEX, Manolo? ¿Y meterse en una empresa pública? ¿Y en el ministerio, la alcaldía, la diputación, la junta de algo? ¿Queda algún estanco? Antes de las elecciones los tribales y sus proles tienen que estar todos colocados. Así aguantarán mejor la siguiente oleada de enchufes, alto voltaje, mínima regeneración. Por lo que si en el escudo nacional se pone una puerta giratoria, que vuela bajo pero seguro, en vez de un águila que vuela demasiado alto, no se notará mucho la diferencia. Es natural. ¿No estamos ya en Kansas?
Un abrazo

juan de la cruz471 dijo...

Yo tengo la sensación de que vamos muchos subidos en una bicicleta, y que lo importante debe ser seguir pedaleando como sea, porque tenemos pavor a no saber volver a montar este precario equilibrio. Lo peor es que muchos van intentando agarrarse al manillar. Quien pedalea (digamos que es Rajoy por esa frase de Felipe González de que su teléfono era el último que sonaba); pues Rajoy mira al suelo y contempla cada día como una pedalada, "y la bici no se cae, tan mal no lo estaré haciendo" "las cosas que se puedan solucionar las solucionará el tiempo". "De momento, por si pierdo, voy a dejar unos presupuestos de rechupete, que hagan de malos otros" "Y si gano, ya veré como lo arreglo", otra pedalada. Mientras tanto, lo de Cataluña, no tiene nombre; otra pedalada. Y no nos caemos.
A ver si va a ser verdad que la economía funciona con contratillos a tiempo parcial por un sueldillo, y que la seguridad social aguanta, y que la gente no toma las calles porque de verdad no está tan mal como está; otra pedalada...
Yo, de niño, cuando no sabía montar en bicicleta pensaba que quienes lo hacían eran magos. Creo que sigo sin comprender como funcionan las bicicletas para no caerse. Inercia, me dicen. Aunque Zapatero se montó en la inercia de una bicicleta de ladrillos y cemento, y se la pegó. Lo que no veo bien es de qué material son los radios de ésta.

Luis Pancorbo dijo...

Buen símil el de la bici, Juan, y bienvenido a la chalupa. Es verdad que en España se pedalea aún sabiendo que el camino se ha acabado. También siempre sucede en España que cuando no se sabe donde ir todos los caminos son buenos. ¿La culpa es del camino o del caminante? Las tribus hispanas andan nerviosas. Las llamo tribus y debería decir cabilas, pero la palabra tribu ha traspasado el imaginario colectivo y todo el mundo la entiende. Lo de nación es más complejo. Hay un cierto resabio primitivo en la denominación tribal, pero no se puede negar. Tampoco se puede negar la falta tan importante que hay de regeneración (más allá de la etiqueta). ¿O alguien cree que las cuatro tribus principales, más las subtribus y clanes, y los diversos pueblos ibéricos, más algún que otro cuñado que hay que colocar aún en su sitio, van a conseguir en diciembre una nueva etapa del país? Los radios que dices son de cemento armado como las caras de los blacks, el gran clan nacional. Pero más bien es tiempo de parches. Hay parches para las cámaras (de las bicis). Y antes había hasta Parches Sor Virginia que curaban casi todo. La magia continúa.

juan de la cruz471 dijo...

Gracias, maestro, por la bienvenida. No me explico por qué no encontré este lugar antes, pero estoy seguro de haber escrito tu nombre en comunes espacios blancos sin hallar este acogedor sitio. Quiero que sepas que compré un magnetocopio de reserva, cuando se vislumbraba que era una técnica obsoleta de reproducción, para garantizarme seguir viendo los capítulos de Otros Pueblos que tengo grabados en vídeo. También que, hasta que fui padre, declaraba que me iría de grumete, de paje, de porteador, de discípulo, si hubieras cruzado por mi camino. Ahora ya me da miedo todo. Hasta los cincuenta años no monté en avión y he descubierto que que mi cuerpo lleva muy mal lo de descender para el aterrizaje. Estoy poniéndome al día con la lectura de este blog y sus inteligentes comentarios, con lo que no sé si te han propuesto esto alguna vez; y es que me gustaría mandarte un cuestionario de preguntas sobre tus aventuras. (digo lo de aventuras porque me gusta la palabra y lo asocio con tu precursor, igualmente admirado: El Capitán Trueno)