sábado, 15 de agosto de 2015

REGENERACIÓN

Regenerar España no es lo mismo que quemarla todos los agostos, ni que dejar que la corrupción siga tan pancha su camino. Atajos, excusas e hipocresías no faltan: se hace lo que se puede contra los corruptos -dicen algunos- y además estamos de vacaciones. La justicia descansa, hay quien oye siempre sus ronquidos. Hace más de un siglo empezó un movimiento regeneracionista, el de Costa y tantos otros, incluyendo a la generación del 98. Más de un siglo después España se niega a ser regenerada, quemada sí, saqueada por supuesto, con una democracia débil y a veces exánime, con unas instituciones que necesitan un enérgico proceso de cambio. Pero regenerada, ¿para qué? Estamos bien así, piensan no solo los políticos de la trinca nacional, sino los ciudadanos amedrentados por el volumen y la duración de la crisis. Cualquier cosa menos esa cansina regeneración, aunque vaya de arriba abajo. Para regenerar hay que pensar y eso es molesto. Salaverría hablaba del culto a la relatividad, algo bueno para el viejo español, "un ser absoluto". Es mejor el ferragosto español permanente: todo está suspendido hasta más ver. Ahora toca el tinto de verano.

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4 comentarios:

Patricia dijo...

Buenos días,

No nos puede faltar de nada, aunque no lo tengamos todo, es parte ya inseparable de la hidalguía universal que forma parte de nuestra patria y de nosotros y que más que nunca aparece reflejada en cualquier conversación de terracita. Lo importante no son las vacaciones, sino regresar y narrarlas, lo importante no es el atasco, sino contar que estuviste en él, lo importante no es alegrarse porque el otro tenga dos, sino pavonearse porque tu has conseguido tres... Al menos la justicia descansa, aunque sea con un ojo abierto, salvaguardando la seguridad de sus ciudadanos, al menos, de algunos.

Eso sí, mientras nos preocupas tanto por si yo tres y tu dos, siempre existirá aquel que a la espera, se quedará con las cinco, como en un viejo artículo de la prensa de inicios del pasado siglo, ideal para una sonrisa en un domingo posterior a ferragosto.

En ella se cuenta la historia de un matrimonio de ancianos que llevaban mucho tiempo casados, ella era fuerte y robusta, y él era un buen viejo, que había hecho la voluntad de su mujer desde que les dieran la bendición. Iban así, viviendo en paz, sin un asomo de rebelión...Pero un día. ¿cenamos? le dijo ella, aquí tengo cinco huevos, los haré fritos. Tú - le dijo ella- comerás dos y yo me comeré tres.
Bueno, le dijo él, yo soy el hombre, debería comer yo los tres. Ella le repuso, yo tres y tú dos.
El le recriminó, aunque te mueras yo tres y tu dos...Pues me muero, le dijo ella, y la terca de la vieja, se pone en tierra boca arriba y cruza las manos. Pues, muerta me quedo, ya puedes llamar para que me hagan la caja.
Llamó el marido al carpintero, que tomó las medidas a la caja, volvió con el ataúd y colocaron a la vieja en él.
El viejo dio parte al sacristán, que en cuanto vio a la difunta, no pudo más que dar el pésame al viejo y decirle ¡Qué buen color! ¡Parece que está viva! -Sí, le contestó el viejo
Ya iban lo enterradores a buscarla y antes de ponerle la tapa al ataúd, el marido se arrodilló y le dijo: -Mira que te llevan, ¿tu dos y yo tres?. -No, dijo la vieja.
Llegaron al camposanto, y el viejecito lloroso, les dijo a los cinco enterradores, dejadme verla por última vez...le abren la caja...y sin poder aguantar más le dice ¡Cómete los cinco!. La vieja se levanta como un resorte, y aquellos cinco enterradores, creyeron que eran ellos cinco a los que iba a comerse la vieja, y llegaron al pueblo gritando ¡La muerta nos come! ¡Que nos come la vieja!
Entretanto, el viejo y vieja llegan a casa, buscan el plato, y se lo encuentran vacío, los huevos, se los había comido ya el gato.

Nos queda entonces, el tinto de verano, que enseguida vendrá la rubia alemana, y en invierno a tomarla calentita.

Entretanto, y como no se puede leer con demasiada frecuencia lo grato, esperamos como “agua de septiembre”, tu premiado libro, como se suele decir, lo bueno, se hace esperar.

Un saludo,
Patricia

Benito dijo...

Suele decirse que para muestra vale un botón. Una de las noticias de estos días es la polémica con la alcaldesa de Reca que ponía problemas para que los niños no empadronados pudieran asistir al comedor social y pretendía un copago para que se valorará que nada es gratis. El padre Ángel reflexionó entonces sobre valorar también coches oficiales, dietas... Pero claro en este ferragosto y en este País de maravillas los comedores sociales y especialmente si son para niños parece que deben estar guardados bajo la alfombra.

Pero al menos, hasta final de este año plagado de citas electorales, todo esta tranquilo. Palabras como crisis, recortes y copagos se han caído de la primera fila, aunque los comedores sociales estén más llenos que nunca, al menos en nuestra reciente historia. Por el momento, los maquillajes y lavados de cara no favorecen a muchos niños de recas y alrededores, aunque algunos quieran mirar para otra parte o traten de escurrir el bulto.

Lo que tal vez nos sucede es explicable en parte, mirando al relativismo lingüístico whorfiano, algunos políticos como los inuit son capaces de diferenciar muchos tipos de blanco, pero puede suceder también que algunos padres no distingan para sus hijos más que gris, por no decir negro. Eso no implica necesariamente que se viva en mundos distintos, pero si al menos, diferentes.

Parece haber una distancia infranqueable entre la realidad de la que están hechas las cosas y la vida cotidiana para algunos. Aunque tampoco deberíamos olvidar que los términos no poseen significación intrínseca. Su significación es de posición, función del contexto y de la historia por una parte, y de la estructura del sistema por otra. Aunque para muchos parece que la realidad nunca cambia de color.

Saludos,
Benito

Luis Pancorbo dijo...

Bueno, Patricia, nos traes historias fantásticas, muy carrollianas también. El amor y los cinco huevos, vaya parábola española. Es el amor por imponerse hasta que tras tanta discusión viene la cordura pero demasiado tarde. El gato se ha comido los cinco huevos. Salaverría, que era un hombre bien intencionado aunque conservador y paradójicamente con algunos rasgos de optimismo sobre el país y el paisanaje nacional a principios del siglo XX, captó bien en su capítulo XII de "La afirmación española", titulado"De la relatividad", que el español tiende a lo absoluto, un poco al estilo de los Borgia valencianos: O César o nada. Pues eso pasó, que el César se quedó sin los cinco huevos fritos.
Una buena salida es de la de los Hermanos Marx discutiendo todo, pero añadiendo a su argumento huevos duros.
Si hablamos de los mandamases, siendo españoles, apenas tienen unos votos no recurren como debieran a la relatividad, sino a descubrir la verdad absoluta. Se dirá que ahora hay procesos de transacción política, de negociación, y más que habrá en el futuro. Pero es algo impostado, uno no ve eso en el ADN hispánico. Fagocitar, sí. Fagocitemos a los otros (después de todo venimos de una guerra civil donde se iba más allá de fagocitar). El Arco del Triunfo en Moncloa, Madrid, España, parece que ha estado ahí desde el tiempo de los romanos y en cambio viene de la inmediata y triste posguerra. Los coches y autobuses lo rodean y nadie se pone a leer su latín triunfal en el año de gracia de 2015.
Pero ahora es tiempo de ferragosto, se impone un brindis por la vida, aunque la organización pública española en muchas facetas la haga más difícil e ingrata de lo que debiera. Pero como país de turismo, para sentirse turista y ahí te las den todas, ahí España no tiene precio.
Un abrazo

P.D. "Año nuevo en Sudán" saldrá pronto, gracias por acordarte.

Luis Pancorbo dijo...

Lo de Recas indigna incluso en esta desatención aguda española que es la Virgen o como quiera llamarse al ferragosto. Pues menuda asunción de responsabilidades falta aquí. Tienes toda la razón, Benito. Es cierto que los gobernantes, y los que aspiran a serlo en este país, tienen una visión estrecha, ordenancista (de ordenanza, o bedel, o sereno) de la vida pública. La autoridad no se toca. Luego viene todo lo demás. Y desde luego a los dirigentes se les llena la boca con lo de la ley. La ley es lo primero en una democracia -dicen- y resulta que cuando la ley se incumple y son los amigos los causantes venga a echarles un capote político, jurídico y económico. Si hay niños con hambre que se aguanten. O simplemente esos niños no existen. ¿No ven que no están empadronados?
Whorf hizo fantásticos análisis lingüísticos, el color blanco es muy relativo para los inuit, depende si hablamos del blanco de la nieve de ayer, o de la que está cayendo.
Los que se han hinchado y se hinchan con las más que dudosas administraciones públicas, sus maneras, sus trampas, sus nepotismos, disfrutan mucho en este país. Son inmunes, impunes, indelebles. Ellos están a un nivel de poder donde los niños hambrientos no empadronados tienen que salir del sistema. Aquí se necesita el carné en la boca y solo quitárselo para otra de percebes. ¿No estamos en fiestas?
España era una fiesta, como siempre, y que se quite París.
Un abrazo
L.P.