Yo creo que habría que implantar en España la Sociedad de los Rostros Falsos, como tenían los indios senecas, de la Confederación de tribus iroquesas. Usaban máscaras de madera, por ejemplo de lobo, pero no para asustar a la gente, sino para contribuir a su sanación. En este país donde todo es por un voto, y la agonía se prorroga, y la solución es siempre mañana, y en TVE se debate dar trabajo a la plantilla y al mismo tiempo financiar a las productoras privadas, los Rostros Falsos quedarían disueltos en el paisaje. Pero algo bueno podrían aportar. Después de todo los senecas eran los guardianes de las Puertas del Oeste, allá donde el río Niágara se despeña marcando la victoria del bien, del Atronador, sobre la Gran Culebra, el mal, qué si no.
Otras informaciones y/o sugerencias en pág web:
www.luispancorbo.com
www.otrospueblos.com
8 comentarios:
Señor Pancorbo, en este país de trepas y oportunistas (siempre cercanos al poder) seguro que estarían encantados de llevar a cabo su propuesta. No faltaría aquel que se forrara vendiendo máscaras, que muchas ibamos a necesitar. Aventuro que no pocos incluso se sentirían celosos en caso de no poseer una máscara. Se dirían unos a otros: "si no tienes máscara, no eres nadie".
Un saludo.
"Si no tienes máscara, no eres nadie". Exacto, Eduardo, así nos va. Las máscaras de los indios senecas eran para curar y las de aquí son para embolsarse algo.Esa es la diferencia.
Pero tu lo sabes bien con tus análisis y comentarios sagaces en tu 'faro balear'.
Saludos
Creo que es importante comenzar reflejando estas palabras de Harris en la medida que reflejan la situación que nos acontece en estos tiempos.
"... lo importante para algunos no es tanto quién tiene moralmente la razón o está equivocado; o quién miente o quién dice la verdad; lo importante es movilizar la opinión pública hacia uno u otro lado ..."
Los determinismos: económicos, culturales, etc. que algunos enarbolan minimizan la importancia, el poder y el valor del individuo, sea un inuit, un bosquimano, un asturiano, ... En oposición a ello es bueno recordar a autores como Boas o Lévi-Strauss cuando pensaban en el individuo como autor de la aventura de la humanidad.
Saludos
Benito
La persona es lo que vale en el mundo, y la persona no tiene color, ni especial carnet de baile, ni nace en un partido ni en una religión que le marca a fuego sin remisión. Es verdad lo que dices, Benito,el individuo no es escuchado, pero tiene mucho que decir, aunque luego vengan algunos que manipulan y presuman de que trabajan por la sociedad, que eso es lo primero... Ya, ya, lo primero es el Estado, dirían los mussolinianos; y los maoístas. Pero lo primero es mi cartera, dicen muchos neo-españoles que no quieren saber nada más que eso. Y así va la feria.
Saludos de nuevo
Buenas tardes,
Sí, Luis, también Schopenhauer, hablaba sobre el mundo en "Parerga y Paralipómena":
"Nuestro mundo civilizado no es más que una mascarada donde se encuentran caballeros, curas, soldados, doctores, abogados, sacerdotes, filósofos, pero no son
lo que representan, sino solo la mascara, bajo la cual, por regla general, se esconden especuladores de dinero."
Estos fueron, son y serán nuestros "Tiempos Modernos".
Saludos,
Patricia
Es difícil, Patricia, por no decir imposible, añadir algo a lo que aportas de Schopenhauer: sólo que el enmascaramiento crece en estos tiempos del sálvese quien pueda. Agitación no falta, pero muchas veces es como tratar de nadar en arenas movedizas.
Saludos
Ahul! Un fuerte saludo estimado Luis.
Hemos puesto en marcha un campaña: Miles de Rostros hacia la Nación Humana Universal.
¡Qué genial sería contar con tu mirada y tu rostro!
Te dejo página.
http://www.convergenciadelasculturas.org/blog
Un fuerte abrazo desde las Islas Canarias, lugar donde se celebra el Beñesmer, tradición de la Cultura Amazighe.
Tino Prieto
Hola Tino, me parece siempre interesante la convergencia de las culturas, algo que haría evitar, entre otras cosas, su choque, o la aculturación a toda costa. Y enhorabuena por el Beñesmer, que creo será este mes, el viejo Año Nuevo. Abrazos
L.P.
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