Decía el maestro Octavio Paz, a quien recuerdo siempre con gran gratitud por haberme recibido en su casa de México D.F., que "hay signos en el cielo de la historia pero son confusos". Pongamos que hablamos de España. Octavio Paz había creído en la ruptura, en la revolución, y cuando analiza la poesía de Eliot ("La tierra baldía") contrapone sus ideas juveniles con las del poeta inglés, partidario de la fidelidad a la tradición y de la autoridad. "Otros creíamos en la subversión y el cambio", dice Octavio Paz, pero acto seguido no se queda con ninguna de esas dos posturas, ni la suya ni la de Eliot. Paz prefiere con el tiempo posiciones más matizadas, menos absolutas, y es lo que uno viene a querer aplicar a nuestro tiempo y país: "Hoy sabemos que la salud espiritual y política está en...las palabras que fundaron la Edad Moderna, tales como libertad, tolerancia, reconocimiento del otro y de los otros. En una palabra: democracia". Bien, todo eso hay que reinventarlo, pedirlo y lucharlo, porque lo que parece ganar es la dejadez, manipulación, mediocridad, aplastamiento del contrario, ordeño de las vacas estatales, autonómicas y municipales, nepotismo, amiguismo, enchufismo, Martínez Soria en la 1 de TVE un día de huelga y ¡Viva Cartagena!, por decir cualquier cantón que conste de un solo individuo que se alza como súbdito y soberano al mismo tiempo de su propio reino. Así cualquiera.
Pero ¿por qué no se frena la conversión de España en una tierra baldía?
Otras sugerencias y datos en mi pág web:
http://www.luispancorbo.com/
http://www.otrospueblos.com/
4 comentarios:
Como podemos leer en un libro de Marvin Harris: "En los estados modernos, como en los antiguos, la
aceptación de las desigualdades sociales y econónicas extremas depende del control del pensamiento más que del ejercicio de la pura fuerza represiva...A los pobres se les enseña a culpabilizarse por el hecho de ser pobres, y su resentimiento se dirige primordialmente contra sí mismos o contra aquellos con quienes deben competir...Aunque el control del pensamiento puede ser un eficaz medio suplementario para el mantenimento del control político, hay límites a las mentiras y engaños que los gobiernos pueden cometer impunemente"
Tal vez pensábamos que la libertad, la democracía, son estados de cosas que una vez alcanzados no tienen marcha atrás. Tal vez debamos desenterrar de nuestro baúl palabras como lucha, ideología, trabajo no para convertirlas en armas arrojadizas contra otros sino para utilizarlas como palancas que consigan hacer caminar nuestra España en la buena dirección.
Saludos
Benito
Todo lo cual, Benito, lo suscribo, lo de Marvin Harris (y su "basta ya" a las mentiras institucionalizadas) y tu impecable comentario sobre el
buen hacer en dirección democrática, lejos pues de ir abriendo cerebros con una maza (o un tenedor).
Recordar también al introductor del pensamiento nihilista, Gorgias que en su escrito "Elogio de Elena" dice:
"La palabra es una gran dominadora, que con un pequeñísimo y sumamente invisible cuerpo, cumple obras divinísimas, pues puede hacer cesar el
temor y quitar los dolores, infundir la alegría e inspirar la piedad (...) La persuasión, unida a la palabra, impresiona al alma como ella quiere (...)
Tal como los distintos remedios expelen del cuerpo de cada uno diferentes humores, y algunos hacen cesar el mal, otros la vida, así también, entre
los discursos algunos afligen, y otros deleitan, otros espantan, otros excitan hasta el ardor a sus auditores, otros envenenan y fascinan el alma con
convicciones malvadas".
Podemos pensar que aquellos que en este mundo dominen la palabra y máxime si cuentan con los medios para imponerla logren que su opinión triunfe, alcanzarán el poder y como siempre, tratarán de imponerlo a los demás.
Un saludo,
Patricia
Hay chamanes que curan con su palabra. Es cierto, Patricia, pero no menos cierto es lo de los charlatanes. Son los peores, hablan y dicen humo. Pero no olvidan el poder. Yo creo que este país no sólo tiene una crisis económica sino unos dirigentes que parecen sacados de "los hombres que miraban fijamente a las cabras".
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