Esperemos
que a este paso no tengamos que colocar árboles de zinc para repoblar los
bosques perdidos. En Yibuti, Cuerno de África, ponen palmeras metálicas para
adornar su achicharrada capital. En ese país es donde más calor ha pasado uno,
especialmente en el lago Assal, cerca de la Depresión Danakil donde sobreviven los
afar con temperaturas de 60º a la sombra. En muchos puntos de aquí andamos por los
40º, y con tendencia al alza. Yuval Noah Harari en uno de sus recientes y
exitosos libros pone el dedo en la llaga del Homo Sapiens, el rey del
fuego y de todo. Pero si uno ve a los grandes depredador3es, por ejemplo a los leones, no hay duda de que han
alcanzado a su modo un punto de orgullo existencial en la cadena evolutiva. ¿Y el
Homo Sapiens, dueño de la Biotecnología y
de la Inteligencia Artificial, y de todo
en general? Harari cree que sin duda el Sapiens
es el rey del mundo, pero no sin rasgos como los de esos dictadores bananeros
que compaginan su poder absoluto con una serie de contradicciones anímicas y
ansiedades, aparte de su paquete de infamias. Y así nos va porque los
mandamases bananeros se reproducen en muchas escalas del gobierno de este
mundo, y su uso del poder ya vemos que ni siquiera pone tiritas al cambio
climático. Vuelven los grandes fuegos y ni siquiera sirven para asar una pata
de cuervo. Es el fuego sin control ni necesidad, como el de los antiguos dioses
beodos. O la calamidad, la inevitable, como se dice ahora: el Sapiens no
puede con ella.
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