España no es que haya entrado en un bucle sino que ella misma lo es. Los mayas atrapaban el tiempo con unas ruedas donde se repetían los días con su igual cariz que antaño Aquí el bucle permite repetir siempre la jugada, los códigos y el salchichón, pero no se resuelve nada porque el objetivo no es ese. En el sistema instaurado en la transición, y que ha acabado por encallar, lo que se espera es lo mismo de lo mismo. El bucle tan santo como el uroboros. La pescadilla patria que se muerde la cola. Para salir de eso y hacer una cuenta larga, saneada, prometedora, igual habría que querer cambiar de verdad. Regenerando más que reseteando un poco y vuelta a lo nuestro, más pan, amor y fantasía.
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