Según se mire el mapa es el invierno o el verano de la pandemia. Enmascarada, por supuesto, y no sólo por los diversos barbijos, face masks, mascherine... Muchos nombres para hacer de este planeta un curioso lugar de gente que se tapa la cara para sobrevivir. El lado festivo de la máscara queda lejos. El carnaval del coronavirus no tiene gracia. Es lúgubre como las viejas máscaras venecianas de los "médicos de la peste". Pero lo peor es el enmascaramiento del origen, y trayectoria, del proceso, nada digamos de su término. Todo o casi queda celado. Y el temor no es este Covid--19 sino los que pueden seguirlo otros bichos y dragones. Vuelve a ganar el fake, o el no decir y en cambio simular. Cosí é se vi pare. Así es si así os parece. como inventó Pirandello, relativista precursor.
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