El perro
Cerbero, de tres cabezas, no muerde con su calor el infierno, sino Italia. Ahí
calculan temperaturas de 44º y hasta de 47º en Cerdeña. En España sufrimos algo
parecido al anticiclón Caronte italiano, otro clásico personaje infernal. A
beber agua, claro. Y aguantar a los negacionistas del cambio climático. La
calor no existe. Es el calor macho de toda la vida, dicen los vates de la piel
de toro. Tampoco los negacionistas del cambio climático tienen límite. Si algún día viene el “efecto Carrington”, con
sus espantables llamaradas solares, pertenecería a la más pura ficción, o sea,
al más calvo futuro. Hoy toca el vivo al bollo.