martes, 23 de agosto de 2022

LOS FUEGOS DIGITALES TAMBIÉN QUEMAN

 Los fuegos de España son excesivos, aunque más lo serán los del próximo año si no se pone remedio. Así como a la falta de agua en tantos lugares. La ironía es ver aparecer dólmenes, ya no campanarios, como el de Guadalperal en el embalse cacereño de Valdecañas. Es la viva estampa del retroceso. En otro terreno actual el avance es glorioso. “Pavimentando el camino digital del infierno” titula el periódico “The Defender” para glosar un informe del Centro de Derechos Humanos y Justicia Glocal de la Universidad de Nueva York. Muy en síntesis los sistemas de identificación digital, ya tan imperantes, acarrean violaciones de derechos humanos. Y aunque se trate de herramientas valoradas por el Banco Mundial, los gobiernos de turno, las corporaciones y empresas ad hoc, todo ese arsenal de progreso con sus herramientas, y archivos de datos biométricos y demás de las personas, no conducen sino a una edición -aún tímida pero tozuda- del “Brave New World” , la distopía de Aldous Huxley. Un mundo con los alfas en cabeza y los epsilon en la cola. Pero hoy día los parias de la India también empiezan ser intervenidos por programas como el megaproyecto de identificación digital Adhaar. ¿Por qué no se aplica algo así a fichar a los árboles aún vivos en el planeta? Así se reconocerán sus derechos y a lo mejor algunos sobreviven.

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5 comentarios:

B Fernandez dijo...

Los epsilon en la cola, y parece que cada vez contamos con más epsilon, y están más a la cola, si es que eso es posible. De los árboles poco que hablar, nada que ver con las tradiciones recogidas por Frazer en La rama dorada, sobre las cualidades benéficas de los espíritus arbóreos, sobre el “árbol mayo” o “palo mayo” que se podía ver en tantas fiestas populares por toda Europa y que por estos lares todavía sobrevive. Pero si hablamos por ejemplo de piedras mágicas, eso si que parece de otra galaxia.

Tal vez los alfas estén calculando los beneficios de hacer museos o parques temáticos con los árboles que aún queden, pero si ese momento llega, tal vez este planeta se parezca más a una película futurista, que al mundo que conocemos. Como escribía Valle-Inclán en Martes de Carnaval: “DON MANOLITO.- ¿Y usted supone que no se conmueven por estar más lejos sensiblemente de las rocas que de los caballos?

En Estados Unidos se habla de la “Gran Renuncia” en China se habla del movimiento “tang ping” todo esto parece recordar mucho a la ley de acción y reacción en física. En fin, tengamos esperanza en poder darle tiempo al tiempo y poder insuflarnos unas gotas de ánimo. Aunque siguiendo con Valle-Inclán: “… La crueldad y el dogmatismo del drama español, solamente se encuentra en la Biblia…” y en estos tiempos donde suenan tantos tambores de lucha Valle-Inclán escribía: “… La guerra es un negocio de los galones. El soldado sólo sabe morir…”

Aunque para árboles mejor recordar a Antonio Machado:
“Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento...

Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde…”

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Viendo, Benito, la muerte de los árboles españoles tienes mucha razón evocando el profundo sentimiento que tenía Antonio Machado por ellos.Era más que eso, claro, Era paere de aquella corriente española, al menos desde Giner, de proponer admirar y valorar la naturaleza. Dejándose, acaso, de místicas y sus correspondientes matanzas.
Lo malo es que aquí nunca triunfó el color verde de un olivo, o de un haya,la preopia conciliación con la piel de toro donde nos ha tocado vivir. Más bien ha preponderado ese "ethos" nacional que, por abreviar, se basa mucho en el cainismo. Y a ese resperctp, Benito, tu cita de Valle-Inclán es de las que tumban:
“… La crueldad y el dogmatismo del drama español, solamente se encuentra en la Biblia…”.
Sobre eso se han hecho diversas construcciones, y últimamente se adosan muchos afeites y remilgos, pero es la sustancia del tema.
Y mientras decrece nuestra población arbórea aumenta exponencialmente nuestra población de epsilon, a verlas venir en este mundo tan bueno y digital que parece mentira.
Un abrazo
L.

PF dijo...

Buenas tardes,

Siempre es bueno, y mejor en una tarde de verano, recordar a “nuestros clásicos” y como hace ya más de una década comentábamos las palabras de Viviane Forrester, ¿En qué punto de esta historia nos encontramos? … somos testigos y contemporáneos (a la vez actores y público demasiado pasivo) de una mutación de civilización desviada de manera muy evidente y nos despertamos frente a un mundo deificado en un montaje ficticio ".

Ahora, en este 2022 bien se podría añadir a estas palabras las de El Horror económico: “No se trata de llorar por lo que ya no existe ni de negar y renegar del presente. No se trata de negar o rechazar la mundialización y el auge de las tecnologías,que podrían haber favorecido a otros además de las fuerzas vivas. Por el contrario, hay que tenerlos en cuenta. Se trata de dejar de ser colonizado. Vivir con conocimiento de causa, no aceptar más al pie de la letra los análisis económicos y políticos que soslayan los problemas, que sólo los mencionan como elementos amenazantes que obligan a tomar medidas crueles, las que no harán más que empeorar las cosas si se las acepta dócilmente”.

¿Podemos pensar ya en utopías, recordando el pasado y reflexionando en el futuro?, la verdad, no lo sé, sólo atisbo a vislumbrar como Benedetti:
Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
(…)

Deseando no llegar al extremo de los guerreros astures, pues se cuenta, que después de apresados y para no tener que ser condenados a la esclavitud, usaban el veneno del texu para acabar con sus vidas. Esperamos al menos, que los árboles nos continúen permitiendo ver el bosque.

Un saludo.
Patricia

Luis Pancorbo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Pancorbo dijo...

En eefecto, Patricia, ya ha pasado un decenio sobre la piel de este blog, y aquí andamos sin rendirnos a la marcha de la degradación. Estoy de acuerdo contigo: el cambio implícito en esta década no arroja un saldo que pueda arrebatarnos. Viviane Forester es verdad que dudaba, como el propio Schopenhauer, sobre si todo esto que llamamos realidad no será una fantasmagoría (como la "maya" védica y sus velos),
Pero entretanto creo que seguimos alerta ante lo que no nos gusta, por ejemplo el mal uso del planeta. Y descendiendo a cómo afecta el cambio climático, junto a la imprevisión, a la naturaleza de la piel de toro es evidente que
no sea de recibo esta "suite" e incendios vistos como catastróficos. Pues claro, son una catástrofe y por lo tanto entran en el orden administrativo de lo irremediable. Parches, sí, mañana. ¿Responsables? Nadie. Si acaso el capitán Nemo.
Pero el tejo, que puede matar, es un prodigio para la vista en tus lares astures. El texu de Berniego creo que sigue siendo considerado el árbol más antiguo de España. Es un gran honor y habría que darle una medalla pensionada, y sobre todo respeto. Menos mal que aún hay árboles respetados, y ahí está el roble que sobrevivió incluso al bombardeo indiscriminado de Guerenica por parte de la Legión Cóndor, aquella unidad aérea alemana que tantas alegrías daba a Franco y su bando. Sí, claro, aquí los linajes y las histoias que no interesan se borran, o se queman acaso, como el viejo monte machadiano. Más madera.
Un abrazo
L.