El perro
Cerbero, de tres cabezas, no muerde con su calor el infierno, sino Italia. Ahí
calculan temperaturas de 44º y hasta de 47º en Cerdeña. En España sufrimos algo
parecido al anticiclón Caronte italiano, otro clásico personaje infernal. A
beber agua, claro. Y aguantar a los negacionistas del cambio climático. La
calor no existe. Es el calor macho de toda la vida, dicen los vates de la piel
de toro. Tampoco los negacionistas del cambio climático tienen límite. Si algún día viene el “efecto Carrington”, con
sus espantables llamaradas solares, pertenecería a la más pura ficción, o sea,
al más calvo futuro. Hoy toca el vivo al bollo.
4 comentarios:
Buenas tardes,
La confrontación y el no por el no, suele ser ya el pan nuestro de cada día. Vetar, excusar o directamente prohibir parece estar también en boga. El calor y el frio, por desgracia en demasía, se está haciendo cotidianidad, se recuerda por extrema la gran nevadona del 1888, pero no sólo por sus consecuencias devastadoras, sino por la inoperancia y la confrontación política de la época, tal vez, herencia que se deja ver hasta nuestros días.
En los Viajes de Gulliver, describía el autor las leyes y costumbres de los habitantes de Liliput de la siguiente manera:
Al hablar de estas y de las siguientes leyes quiero que se entienda que me refiero sólo a las instituciones originales, y no a la escandalosa corrupción en que este pueblo ha caído a causa de la degenerada naturaleza del hombre; pues por lo que toca a esa vergonzosa práctica de obtener altos cargos haciendo volatines, o divisas de favor y distinción saltando por encima de varillas o arrastrándose bajo ellas, ha de saber el lector que fue introducida por el abuelo del emperador hoy reinante, y ha prosperado a tal punto por el incremento gradual de partidos y facciones.
¿Estaremos viviendo una ficción como liliputienses? … Ya nos advertía Calderón:
(…) ¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción, (…) .
Esperando que el calor nos permita dormir en esta vida de ensueño, recordando siempre que los sueños, sueños son.
Un saludo,
Patricia
Beber agua parece ser el nuevo bálsamo de Fierabrás, especialmente para aquellos que no tienen aire acondicionado. De placebos parece estar el mundo lleno, aunque a este paso hasta el agua va a escasear. No tenemos tecnología respetuosa para poner a la vez todos los aires acondicionados, ni todas las plantas desalinizadoras que necesitaríamos para regar los campos de golf y llenar piscinas, tampoco parece haber planes razonables para nuestra agricultura y ganadería, esa de la que comemos. Se habla poco de la ingente labor de moriscos y demás gentes en nuestros campos, en estos tiempos los titulares se los lleva la carne cultivada, la inteligencia artificial y el hidrógeno verde, sin que sepamos muy bien que es todo eso y a donde nos lleva.
Parafraseando a Pepe Mujica no solo atravesamos un problema climático sino fundamentalmente político. Tal vez debamos buscar soluciones en las gentes que han vivido o sobrevivido en condiciones extremas como los tuaregs o los inuit, pero parece raro que esos “salvajes civilizados” nos puedan enseñar nada a nosotros que tenemos ordenadores cuánticos para predecir el tiempo y tecnología militar para destruir varias veces el planeta
Gianni Vattimo pronunciaba estas palabras en 2005: “...La unidad de los modelos de consumo, por ejemplo, que se está desafortunadamente realizando a costa de las culturas locales, terminará por asfixiarnos (con el humo producido por los millones de automóviles en China o en India) o por hacernos morir en el próximo conflicto bélico que se libre por las fuentes de energía. Los mandatarios políticos se han tomado insuficientemente en serio hasta ahora las tesis del final de la metafísica y las ideas de la Postmodernidad, y, sin embargo hoy nuestro lema podría ser éste: "Salvemos Babel", es decir: salvemos la pluralidad de las culturas, la pluralidad de los modelos económicos y la pluralidad de las visiones del mundo: puede que aún no sea demasiado tarde…”
Esperemos que siga sin ser demasiado tarde y que la canícula nos de un respiro.
Un saludo,
Benito Fernández
Ya estamos en la canícula, pero bien dices, Patricia,que el sueño calderoniano, que es la propia vida, inunda todo. ¿No es verdad la calor o se sueña? La verdad sería que hace frío y el resto es imaginación. Pero cuando volvimos de Liliput, hace muchos años, descubrimos que el planeta era muy pequeño en realidad y las reglas, y apetencias, muy semejantes en los Homo sapiens. Sólo los sueños varían antes de ser olvidados.
Un abrazo.
L.
La verdad, Benito, es que no faltan organizaciones que están a favor de preservar las culturas, las lenguas, los bosques y, a ser posible, la gente. Porque la gente variada que hay en el mundo precisamente es la amenazada. Y precisamente por sui grado de parecido más que por sus diferencias. Mismos son los objetos del deseo, otra cosa son los medios para conseguirlos. Las comunicaciones aúnan el globo y todo el mundo sabe a la misma hora que es una bomba de racimo cuando hasta hace poco se pensaba más bien en el racimo que adornala cabeza de Baco. Es curioso, pero el progreso avanza con pasos de dinosaurio hacia una unidad psicológica global que admite todo y lo contrario. La compasión y la destrucción. El sistema está desnivelado. Falta un poco de lubricante (no hablo de un crustáceo antaño famoso).
Un abrazo
L.
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