sábado, 19 de agosto de 2023

INVOLUCIÓN

 En el lado bueno del mundo el problema es adelgazar, mientras el 42% de la población mundial malcome. O sea, dista de tener una dieta saludable. Ahí se incluye a los muertos de hambre. Pero no pasa nada. Es gente lejana, generalmente sin una perra gorda, no capitalista occidental ni cristiana, ni católica, ni nada. Así que los demás Homo Sapiens del mundo pasan de los pobres congéneres. Y a merendar (mientras se pueda). El pasado 18 de julio, fecha que marca la trágica involución española de 1936, el Parlamento británico aprobó la nueva ley sobre emigración. Una joya de humanidad del nuevo gobierno conservador del Reino Unido. Según la ACNUR (el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados) esa nueva ley es un retroceso en toda regla en los derechos humanos. Y no sólo los de los refugiados sino los de los emigrantes. Personas no demasiado blancas en general, pues en eso del color no cuentan los que se ponen morenos en las playas. ¿Hasta dónde llegará la involución que reina en el mundo?

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5 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes,

Ya nos avisaba Churchill que “sólo me fío de las estadísticas que yo mismo he manipulado", y un milenio después, en esa parte “buena” del mundo, la sociedad y su mercado, no es que nos hagan manipulables, sino que cada vez más, y sin darnos cuenta, excluidos, y puede que lo peor la homogeneización o mundialización avanza sin darnos cuenta, gracias a youtubers, tiktokers y demás...pareciendo la única verdad, que la inteligencia, cada vez más, es artificial.

En su crítica al sistema económico, Polanyi, en “La gran transformación” al explicar la libertad en una sociedad compleja decía:
-La verdadera crítica que se puede formular a la sociedad de mercado no es que se funde en lo económico -en cierto sentido, toda sociedad, cualquier sociedad, lo hace-, sino que su economía descanse en el interés personal. (...). Asistimos en el interior de las naciones a una evolución: el sistema económico ha dejado de ser la ley de la sociedad y se ha restaurado la primacía de la sociedad sobre ese sistema. Esta evolución puede producirse adoptando diferentes formas, democráticas y aristocráticas, constitucionales y autoritarias, puede incluso surgir una forma totalmente imprevista. Lo que para algunos países representa el futuro, es ya algo presente en otros, lo que no excluye que algunos puedan encarnar aún el pasado. Pero el resultado es el mismo para todos, el sistema de mercado ya no será más autorregulador, ni tan siquiera, incluso en teoría, puesto que ya no abarcará al trabajo, ni a la tierra, ni al dinero.

Como decía Campoamor: Del mundo entré en el bazar; más ¡cuanto he sufrido al ver, que ya es costumbre vender, cuanto se quiere comprar! , deseando que nos libremos de este mundo de compraventa, y esperando que septiembre y el otoño que empieza, nos traiga algo de aire fresco.

Un saludo,
Patricia

B Fernandez dijo...

Lo que sucede en el Reino Unido es que todos esos inmigrantes se obstinan en entrar en el país sin 2 millones de libras y así les van las cosas. Por nuestra piel de toro con unos sencillos 500.000 euros en inmuebles ya se puede obtener la residencia, peccata minuta.

Tal vez, podríamos hablar del lado malo del mundo y del peor, pero en fin, eso simplemente es retórica. Lo que en absoluto es retórica son las crecientes ayudas que por estos secarrales tienen que realizar organizaciones como los bancos de alimentos, Cáritas, Cruz Roja, etc. Las interminables listas de espera para consultas médicas en esta provincia y en la otra, con este color político y con el otro, que a veces cuesta distinguirlos.

Aunque en los temas alimentarios podemos siempre recordar a M Harris “… Si los hindúes de la India detestan la carne de vacuno, los judíos y los musulmanes aborrecen la de cerdo y los norteamericanos apenas pueden reprimir una arcada con sólo pensar en un estofado de perro, podemos estar seguros de que en la definición de lo que es apto para consumo interviene algo más que la pura fisiología de la digestión. Ese algo más son las tradiciones gastronómicas de cada pueblo, su cultura alimentaria…” Ni que decir del otro mundo, el de los “otros” ni alimentación, ni agua, ni asistencia sanitaria… ¿tradiciones gastronómicas, cultura alimentaria?

Julio Caro Baroja escribía: “… Si queremos averiguar algo de interés general, que lo mismo se pueda leer en un país que en otro, habremos de romper con la bárbara y fea costumbre de tomar nuestra propia civilización como modelo y las demás como algo secundario y lateral. Ni tenemos tantas cualidades creadoras como las que graciosamente nos concedemos, ni estamos tan lejos del hombre primitivo como la vida material del día podría hacernos creer…”

Que ni la inteligencia artificial, ni la natural nos nublen del todo el sentido.

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Pancorbo dijo...

Qué grandes eran Harris y Caro Baroja. Comparto tu admiración por ellos, Benito. Harris hacía un análisis impecable: la alimentación no está en función de tales o cuales materias primas, sino de datos culturales y religiosos. Pero hoy día el análisis tiene que tener en cuenta otros factores: superpoblación y desigualdad entre otros. Y en este punto hay un enorme desajuste entre
adelantos técnicos y cibernéticos y el poder llevarse algo a la boca de miles de millones. Y así va con la otra nave llamada La calor.
Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

El análisis que nos traes, Patricia, tiene una importante carga de novedad. Te agradezco por explicarnos ideas que desde luego ya están sobre nuestras cabezas. Algo, sin embargo, me da que pensar. Y es que lo económico no siga predominando y marcando el futuro, y que en cambio sea la sociedad, y sus cambios, lo que será más y más determinante. Es un planteamiento lleno de posibilidades, tu misma recuerdas que los cambios pueden ser en una dirección más democrática, sin excluir que se comporten al contrario. Aún como estamos, en medio del estupor de esta época, es arduo apostar sobre lo que sucederá. Pero en todo caso hay síntomas de involución, cree uno, pues me vais a perdonar, pero yo no creo en la bondad sustantiva del nuevo mundo digital, biónico, lleno de inteligencia artificial y de nuevos dictadores cibernéticos. Etc.
Si eso va a ser, o es, la revolución, creo que guarda demasiadas semillas de involución. Y que el arreglo del planeta Tierra y de sus pobladores no es, por ejemplo, el que nos predican, el acostumbrado lamento por el aumento de las medusas en el Mediterráneo y por la voracidad de los fuegos inextinguibles (como el de Tenerife). Es como un réquiem constante. Un por quién doblas las campanas olvidando que es por todos.
Y sí, que venga al menos un otoño que no sea la repetición del verano.
Un abrazo
L.