viernes, 28 de octubre de 2022

NUEVAS CALABAZAS DEL MUNDO

 

Y llegaron las calabazas que nos da este momento del mundo. No son las eléctricas del Halloween, sino las rellenas de inquietudes por la inflación, la guerra, y la pandemia solapada. El año acaba ahora, según la apreciación de los viejos cultos célticos. En España con menos aceitunas y más flacas. El cambio climático igual dura por toda la presente generación de humanos, siete mil millones mirando al cielo. El Homo Sapiens sabe lo que hay que hacer, a diferencia del mamuth. Es mejor no temer tanto miedo como en Finlandia y en Polonia agotando las pastillas de yoduro potásico en las farmacias.  Eso no cura un desenlace nuclear. Es absurdo, además, que se produzca. Por eso conviene sonreír. En la Casa de México en Madrid han puesto un altar monumental presidido por una festiva calaca, un elegante esqueleto, bajo los augurios de Frida Kahlo, la gran pintora, y una cascada de velas y cempasutchiles, las anaranjadas flores de los vivos, porque los muertos, por mucho que se empeñen algunos, nada ven.

 

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4 comentarios:

B Fernandez dijo...

Una vez más nuestra especie ante un nuevo precipicio, pero tal vez, aunque la solución pase por una respuesta de la especie, dar el primer paso, solo pueda ser posible que lo hagan unos pocos individuos con la facultad y la potencia para hacerlo. Prohibir los motores de combustión en Europa, de nada sirve, si en la India, China o Senegal más y más coches circulan. De nada sirve prohibir los coches si la industria es la que más contribuye a la contaminación e incluso tampoco esta claro que la electrificación signifique un menor impacto para nuestro planeta. Extracción de minerales como litio y demás tierras raras, baterías que apenas duran poco mas que un lustro. Todo parece hacernos ser pesimistas, como se repite una y otra vez: "el camino al infierno esta lleno de buenas intenciones".

El Don maussiano que parecía articular la vida de otras gentes que no tenían estas aceitunas flacas, no parece articular nuestros días, más bien giramos en torno al comercio de divisas y de futuros, productos derivados y demás elementos del sistema que nos rodea, un tecnofuturo que cada vez se parece más a una distopía presente. Para darle una vuelta más de tuerca, nuestro país es particularmente pertinaz en que a algunas gentes siempre les toquen las aceitunas flacas.

Recordar las palabras de Dante en el Canto V del Inferno: Guarda com’entri e di cui tu ti fide: non t’inganni l’amprezza dell’entrare. Que en estos tiempos la anchura de la puerta no nos confunda

Un saludo,
Benito Fernández

PF dijo...

Buenas tardes,

Otra víspera de difuntos se acerca o llamémosla también víspera de todos los santos, noche de los muertos, samain, halloween, noche de brujas o guestias….que importa su nombre, frente a los puristas que haberlos siempre los hay y los habrá, como las meigas, lo importante es eso, el disfrutar, el intentar sonreír en unos tiempos que nos dicen oscuros, aunque nunca viviremos otros para saber como eran, por eso de cotejar, y para saber si es verdad eso de si las comparaciones pueden llegar a ser odiosas.

Aunque miedo me da, si pensamos en el relato Luces sobre el agua del mar de Aurelio de Llano en su libro “Del folklore asturiano”:

Antiguamente los pescadores de Cudillero no salían a la mar la noche de todos los Santos ni la del día de la Encarnación. Pero una vez , la noche de todos los Santos, salieron dos lanchas a la pesca y al pasar frente a la concha de Artedo, vieron que, sobre el agua, casi a orilla de tierra, ardían muchas luces.
Los marineros enfilaron las proas de sus lanchas hacia aquellas luminarias y rema que rema, porque allí las olas rompían con mucha fuerza, llegaron allá y vieron llenos de miedo, que las luces eran producidas por huesos que había puesto allí la Guestia.


Parece que todo puede empeorar, ¡todavía aprovecharan de nosotros hasta los huesos!, hay quien le puede dar una vuelta más a eso de la economía circular o más bien recircular…¡crucemos los dedos!, confiemos en tener siempre unos buñuelos o huesos de Santo...y que su dulce dulzor, nos sirva para pasar mejor este tiempo de truco, trato o calaverita.

Un saludo,
Patricia Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Fnatástico, Benito, ese genial y conciso italiano del Dante: no entremos como borregos por una puerta que igual da al nfierno. Pero el sitio está diseñado. Los dueños del mundo vvivirán más tiempo que lo que tatdará el planeta en irse al diablo. De forma que ahí están exprimiendo el jugo a la bellota. La Tierra está llena de gas -y de litio, como bien dices- así que unos años más y ellos serán tan multi- multi- millonarios que a lo mejor tienen su cohete propio para escapar de la ecxticioón.
Ojalá no sea así, pero veo en un diseño que me manda un antropólogo amigo desde Australia que el progreso del Homo Sapiens puede no ser tan lineal como se imaginaba, o sea, procediendo de simios y homínidos hasta sentarse en el trono de la evoluión. Puede representarse tambièn cmo un progreso circular donde una vez alcanzada la categoría de Homo Sapiens el ciclo empieza a volver al punto de partida, pasando por las etapas intermedias y enlazando con los simios, a oartir de los cuales otra vez se continuaría.
Eso tambien se vio en distopías y películas.
Pero ahora estamos en este verano-otoño, con el clima para atrás. El Dante diría que ojo con engañarse.

Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...

Qué magnífica historia de huesos deluz en Cudillero nos traes. Gracias, Patricia. Esa fosoforescencia extraña, esa o ese Guestia, ese temor antiguo tan vitalista... Había espacio para disfrutar de un mundo que, al no estar del todo explicado, parecía mayor, más habitable aun, incluso con sus miedos.
Ahora son miedos superpublicitados, televisados, analizados, aunque yo no creo que por eso sepamos mejor el secreto que esconden los que tiran del hilo.
Pero es verdad lo que dices, Patricia, este es un tiempo para disfrutar en nuestra medida. No vamos a tener cotejo con lo que pudo ser y no fue. Antes de que se arregle el tema de la desigualdad, todos calvos. Antes de que ataje la contaminacion y el cambio climático no sé cuántos glaciares más se derretirán cuántos peces más perderemos, y pobres árboles, que no nos han hecho nada y los quemamos. Tantas cosas como para no quejarse. Pero a cada cual el remedio. Vamos.

Un abrazo
L.