viernes, 17 de septiembre de 2021

ESTE ECOGENOCIDIO

 “La mala noticia es que no haya vacuna para un planeta enfermo”. Al Presidente francés, Emmanuel Macron, no se le puede tachar de desinformado. Y con esas palabras recibió hace unos días  en Marsella al esperado Congreso Internacional sobre Naturaleza. Mientras se estaba quemando Sierra Bermeja con un incendio de sexta generación, como si ya fuese cosa más espacial que terrestre. Más tantos otros fuegos e inundaciones, tormentas y sequías,  abiertas como venas de nuestro mundo. Los organizadores de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) han vuelto a poner el grito en la Tierra: señores y señoras, monos y monas, pinsapos y alcornoques, ya tenemos un millón de especies de animales y plantas en peligro de extinción. Todo un éxito de la dirección de la especie humana. Modestamente Audrey Azoulay, Presidenta de la UNESCO, pide salvar al menos el 30% de la naturaleza de aquí  al 2030.  Igual en vez de explotar, acosar y exterminar culturas indígenas, les pedimos consejo para cuidar el  pobre planeta.

 www.luispancorbo.com

www.otrospueblos.com

6 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes,

Hace casi un siglo Ramón Gómez de la Serna describió una visión apocalíptica del mundo en un pequeño relato que tituló “Diez millones de automóviles”:

El orgullo de la gran ciudad se había cumplido por fin. Ya tenía diez millones de automóviles. Casi nadie pasaba por las calles y las aceras se habían suprimido. A lo más en algunas vías de la ciudad habían dejado una especie de alero para peatones desgraciados. Pero aquella tarde de un domingo estival, caracterizado por una atmósfera pesada, los gases de los diez millones de automóviles intoxicaron toda la ciudad y los turistas que llegaron en la madrugada se encontraron con el triste espectáculo de todos los habitantes raseros de las calzadas, caídos en los sofás de sus coches, catalepsiados para siempre por la asfixia.

Y, ¿adónde hemos llegado? Y lo peor, ¿adónde podemos llegar?... En el día a día, hacen que nuestra preocupación se centre en el precio de la luz influenciada por la del gas, y sus efectos catastróficos en el nivel de subsistencia. Mientras otros nos auguran ya la llegada, en un futuro no tan lejano, de impuestos en la alimentación, al estilo del de las bebidas azucaradas, como el de carne, bajo el argumento de que la ganadería es especialmente contaminante, ¿quiénes podrán comer carne en el futuro? ¿quiénes no?

Pronto llegará el otoño y las hojas caerán de nuevo, y como decía Benedetti en su De árbol en árbol

(..) ¿sabrán los cedros del líbano
y los caobos de corinto
que sus voraces enemigos
no son la palma de camagüey
ni el eucalipto de tasmania
sino el hacha tenaz del leñador
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?

Quizás no sea casualidad que el hombre de hojalata en el Mago de Oz, sea un leñador que no tenga corazón. Espero que este año podamos disfrutar de un otoño en el que las hojas caídas alfombren todavía nuestra enferma naturaleza.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Qué buen tono preotomal, Patrricia, para despedoir a un verano desmedido de fuego y agua. Y qué hallazgo, el de esa melancolía de Ramón -así quería ser llamado- que imaginó en la onda de Aldous Huxley y otros profetas. Uno también siente al árbol como un hermano en esta vida y en este planeta. Si vamos a otra vida o a otro planeta, y lo vemos, no podremos quejarnos. Sí lamentaremos siempre el sacrificio ritual del verano español: condenados al fuego miles deárboles, como si fuésemos ricos en arboledas perdidas.
Naturalmente se curará el Tajo, y el Mar Menor, y pondrán guardabosques cuando ya los pirómanos y contaminadores sean lehión.
E la nave va, decía Fellini, pero ¿adónde?
Un abrazo
L.

juan de la cruz471 dijo...

Estremecedor relato de Ramón Gómez de la Serna. Los visionarios, como Malthus a veces se adelantan demasiado pero no yerran. Mientras tanto nos ocupamos de llamarlos agoreros. Hay mucha gente, en España el famoso director de orquesta Ataúlfo Argenta, que murió directamente por quedarse dormido con el motor en marcha para la calefacción. Por mucho que digan la gente durmió siempre con ganado en casa (entre un buey y una mula Dios ha nacido..., dice el villancico) No todos los metanos son iguales.
Nosotros nos quedamos dormidos pensando que hay crisis de microchip y las fábricas de coche no dan abasto con la demanda y tienen que parar la producción. Mucha gente cree que cambiando de coche por uno híbrido, o por uno totalmente eléctrico, sin saber de dónde saldrá tanta electricidad y tantas baterías, pero si nos dan una letra verde ecológica ya podemos seguir durmiendo con la comodidad.
Hablando de comodidad: la semana pasada pasé una noche en un apartahotel que resultó domótico, y nos entretuvimos dando órdenes a una cosa llamada Alexa que apagaba y encendía luces y aires acondicionados. Luego salimos a pasear y cotilleamos sobre ella comparándola con su antecedente Hall. Y nos dijimos que estamos rodeados sin saberlo, que contratamos "sirvientes" que quien sabe a quién sirven y concluyo que deberíamos mojarnos más el culo para conseguir peces. Así lo comprenderíamos todo mejor. Un Abrazo a todos.

B Fernandez dijo...

Algunos lanzan las campanas al vuelo pensando que la última pandemia que nos asola ya está superada con unas cuantas vacunas, pero los números mandan, y más del noventa por ciento de la población mundial esta sin vacunar y ni se espera que lo esté en un tiempo prudencial. Sin ser catastrofista, las interrogantes que tenemos son muchos, nuevas mutaciones del virus, efectos de la inmunidad a medio y largo plazo y un sin fin más. Pero si de algo parece haber servido toda esta situación, es para ponernos una vez más ante el espejo y desgraciadamente los datos que nos refleja ese espejo son bastante desalentadores.

Parece que la uniformidad, la forma única de afrontar desafíos es lo que parece imperar, Lévi- Strauss una vez más lo refleja:

“… Se ve pues que la noción de la diversidad de las culturas humanas no debe ser concebida de una manera estática. Esta diversidad no es la de un muestrario inerte o la de un catálogo disecado. Sin duda los hombres han elaborado culturas diferentes en razón del alejamiento geográfico, de las propiedades particulares del medio y de la ignorancia en que estaban del resto de la humanidad; pero esto no sería rigurosamente verdadero sino en el caso de que cada cultura o cada sociedad hubiera estado unida y se hubiera desarrollado en el aislamiento de todas las demás... Las sociedades humanas nunca están solas …”

Cuando una y otra vez nos negamos a reconocer a los otros, a otras formas de mirar, pensar y hacer, estamos perdiendo oportunidades para solucionar los problemas que nos acucian.

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

La tal Alexia no es milagrosa. Hasta con el móvil apagado podrían rastrear ubicación e información del usuario. No hay que esperar al futuro -nsidioso como él solo- pues llegó ayer.En sus ondas revueltas ganan los mismos pescadores.E la nave va.
L.

Luis Pancorbo dijo...

En efecto, Benito, no existe una cultura indígena que sea prevalente, única, y hasta con una posición ecológica similar a la famosa falacia del fascismo español de ser una unidad de destino en lo universal. Y eso, más el Valle de los Caídos, tras Einstein.
La pluralidad humana era y es, en lo que queda, nuestra gran riqueza planetaria. Si aplicamos esa diversidad de pensamiento a modos de conservar la naturaleza está claro que el patrón explotador, neo-capitalista y supersideral, no tiene algún reparo al respecto. Hay que coger todo, materias primas, y materias gaseosas, producir ya cuanto sea psible, y no estar con tantos remilgos de efectos colaterales. Si no queda natraleza sana dentro de unas décadas, las décadas que viven los amos del cotarro habrán sido, y son, prodigiosas, que más les dfa a ellos que no haya un mañana sino un ayer a tope.
En Marsella la tristeza del Congreso Internacional de Naturaleza no ha estribado en la falta de proptesta ni de propuestas, sino en que ya todo el mundo pone porcentajes de salvación o preservación, porque es inmenso lo que ya se ha perdido y resulta irremplazable.
El cambio climático no es algo que viene tan lentamente como muchos suponen, o desean, y tampoco es tan controlable como otros preteden, los nejores diagnósticos hablan de medidas de choque, parangonables en muchos casos a bajarse ya de este tranvía loco. Pero, claro, ganan los que quieren ir con sensatez, o sea, con un buen fajo se supone que de criptomonedas, a un mundo parcheado, algo descarbonizado y, como bien dices Benito, donde las vacunas no llegan más que para los elegidos del destrino. Al mar que le zurzan, y a la selva, nada digamos a los indios. Claro, lo mismo que en el siglo XV pero con móviles.

Un abrazo
L.