sábado, 15 de enero de 2022

YA LLEGA EL METAVERSO

Pues ya estamos en el año del metaverso. Es una manera de decir realidad virtual, algo que  consuela a algunos dada la otra realiad, o sea, el sálvese quien pueda de la pandemia y la desigualdad. España es un país muy de metaverso. Larra no ha muerto y el Valle de los Caídos pronto entrará en el equinoccio de una eterna primavera. Esto es tan diferente a todo que el metaverso cuaja más que la leche de cabra. Hay quien compra terrenos ficticios a tanto el metro cuadrado, y encima los paga con crptomonedas. La película de Spielberg sobre ese mundo paralelo (Ready Player One) se estrenará en España el próximo marzo. Va con retraso porque ya hay una secuela de ese tema de jugar con todo lo no se toca. Y duele.

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4 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes,

Cualquier disculpa parece valer para evadirse de la existencia, o inexistencia que nunca se sabe ya donde empieza la realidad y donde comienza la ficción. Parece indiscutible que aquí siempre tiende a triunfar lo novedoso, la innovación, sobre todo si va acompañada de improvisación, y si eso lo aderezamos con un vocablo novedoso, tenemos la combinación justa de ingredientes, los nuevos patios de corrala ya no olerán a tortilla de patata, ahora estaremos inmersos en el mundo del metaverso y de experiencias sensoriales deconstruidas.

Béatrice Hibou preludia sobre la situación actual en su libro sobre La burocratización del mundo (...) la burocratización aquí analizada es difusa, fragmentaria y a menudo imperceptible. No es un dispositivo administrativo ni una institución, y mucho menos una estructura organizativa. Es una forma social de poder, un «movimiento social» en el sentido de que no es ajeno a la sociedad. Por el contrario, se desarrolla a través de los actores que constituyen su objeto y que, conscientemente o no, realizan ese proceso promoviéndolo o combatiéndolo, jugando con él o manipulándolo. (...)

Solo cabe esperar que estas reflexiones periódicas realizadas a través de la palabra paciente nos permitan que descubramos las indiferencias a lo largo del año, al menos, como le respondió nuestra clásica Viviane Forrester a Octavio Paz en un paseo por Venecia: - “Para morir un poco menos”.

Un saludo,
Patricia Fernández

B Fernandez dijo...

Tal vez quieran que todos realicemos una inmersión en esa nueva realidad inventada y mediada por nuevos y viejos chamanes, sacerdotes y demás santones, entre nuestra existencia terrenal y esos nuevos paraísos prometidos. Si entre los hopi las mediaciones se conseguían en ceremonias y danzas por estos lares en misas y peregrinaciones, ahora la mediación que nos recomiendan los sumo sacerdotes es tecnológica, pero claro está, con el euro, el dólar o la criptomoneda por delante. Y mientras tanto, que pasa con los que no pueden o no quieren adherirse a la nueva religión tecnológica, pues como siempre, serán herejes que arderán en la hoguera.

Tendremos la posibilidad de reflexionar como hizo Georges Balandier si esta situación nos lleva a un sistema que imponga una dominación, un sometimiento o un envilecimiento calculado. O simplemente, nos espera el cielo o el infierno, sin posibilidad de lugares intermedios, incluso diferentes.

¿Los nuevos alimentos prohibidos serán las películas como: Nomadland, Tiempos modernos, Plácido, etc.? En las que lo que sucede en primer plano, tal vez no sea lo más importante. Por otra parte, la obra de muchos autores posiblemente sea quemada en las plazas públicas por pervertir a nuestra juventud.

Las palabras de Octavio Paz son inquietantemente esclarecedoras: “… La contaminación no sólo infesta al aire, a los ríos y a los bosques sino a las almas. Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más tiende a convertir las ideas, los sentimientos, el arte, el amor, la amistad y las personas mismas en objetos de consumo. Todo se vuelve cosa que se compra, se usa y se tira al basurero. Ninguna sociedad había producido tantos desechos como la nuestra. Desechos materiales y morales…” Poco podemos añadir.

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Las agudas descripciones que nos traes, Patricia, no siempre se compadecen con sitios donde pelecha el clientelismo, el cacioquismo, y la supeditación mental propia de países que vieron pasar las revoluciones y luego las refdormas, y ya no salen del estanque atávico. Donde no se oye, zas, la rana, chapalateo, el haihú de Basho traducido por Octavio Paz.
Pero ya se sabe que las maquinarias burocráticas que se imponen ahora no necesitan muchos funcionarios, salvo en países donde no hay nada mejor que hacer.Les vale con tener adeptos. Aeptos al sueldo que va de opíparo a vitalicio hasta la jubilación. Así se crea la masa colchón de gobiernos que flotan con su pericia demoscópica mientrasla realidad araña, como el precio de la luz,al nuevo vasallo. Para que no explote hay que propocrionarle tiritas y nuevas distracciones cibernéticas. Así ha llegado el metaverso, y toda su realidad virtual y audiovisual,pues no todos van a tener un robot en el dormitorio, ni podrán viajar a la galaxia de sus sueños.
Feliz 22.
L.

Luis Pancorbo dijo...

Pues, Benito, das en la diana nada más apuntar el dichoso 22, en el que tanto fiábamos. Y fiamos porque la existencia ata mucho, la realidad puede disimularse pero no transformarse en simpático algoritmo, y la esperanza no es algo que tenga que llegar sino que nos mantiene en vilo.
Algunos no le dan importancia a casi nada, pero otros no podemos soportar las imágenes de las macrogranjas donde cerdos y vacas no se pueden ni mover de sus sentinas de almacenamiento. Los pollos, los pobres,qué merito le echan para resultar un bocado barato para los humanos. Y desde luego las truchas y doradas de piscifactoría son en sí otro metaverso, una alusión casi virtual a cuando el pescado era eso. Y el pimiento era morrón. Y el pan, sin ser siempre noble, no era un algo cercano al plástico.
Pero no hay pronlema. El problema es el hambre. Queda mucho más mundo donde no sólo no se vacunan del coronavirus sino donde el agua que beben es un caldo infecto y encima escaso.
No pasa nada porque nosostros tenemos cañones de agua y cañones de fuego. Dsolvemos el descontrol. A obedecer y callar, se decía antes en España.Y se cree bien, no como otros. Se cree en dioses discretos, que a veces son tres en uno, pero normalmente es sólo uno, pero el único verdadero. Tampoco creemos en diosas que son vacas como en el Antiguo Egipto, al máximo en la divina paloma. O en un avatar que un día nos trauga la inteligencia universal, el humanismo, la libertad de pensamiento, de expresión, de presa, y de tdo lo soñado por Voltaire y Diderot, esos carcas. Taampoco en las pantallas grades y pequeñas habría que ver por narices otro metaverso.

Feliz 22.
L.