viernes, 8 de noviembre de 2024

EL MANTO ROJO

 

Un terrible manto de barro sigue cubriendo la tragedia de Valencia.  La culpa es del cielo. Este lunes 11 de noviembre empieza el verano de San Martino, “cuando todo mosto se convierte en vino”, como dicen en Italia. Martin de Tours era un soldado romano en la Galia que partió su capa con la espada para que se resguardara un mendigo de una gran lluvia. El milagro fue que así paró el temporal y desde entonces, envuelto en los pliegues del clima, se celebra esta vuelta atrás del tiempo. Un indian summer, en otros sitios.  En Dinamarca eso es más difícil, pero ese país acaba de devolver a Brasil el fabuloso manto rojo de los indios tupinambás.  Es una restitución, y no de justicia poética. Se trata de una importante pieza ritual que fue sacado de Brasil hacia Portugal y acabó en el Museo Nacional de Dinamarca. Un viaje colonial y crematístico de hace medio milenio. La capa está hecha con cuatro mil plumas de ibis escarlatas.  Al recibirlo Lula, el presidente brasileño, en el Museo Nacional de Río de Janeiro, lo ha dicho: “Para nosotros es una obra de arte. Para los tupinambás es una entidad”. Valores que a veces, por fortuna, se rescatan de la riada de los tiempos.

 

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5 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes:

La lluvia empapa, pero por desgracia la caída no es ese simple orbayu del que por aquí estamos acostumbrados, lo peor es que otros no se mojan, bonitas palabras adornan discursos políticamente correctos, ojalá nos equivoquemos al pensar cómo será la vida después del desastre, me viene a la cabeza la ayuda a cuentagotas que llega a los damnificados por el volcán de la Palma, por si no hubiéramos tenido ya bastante durante la pandemia.

Se narra por la localidad de Grado este cuento de la tradición oral.
Resulta que un día iba Jesucristo, y San Pedro con él, por el mundo. Y dice un día San Pedro a Jesús:
—Jesús.
—¿Qué?
—Usted no gobierna bien.
—¿Cómo que no gobierno bien?
—No, para el tiempo, sobre todo. Cuando piden agua, ¿por qué no da agua? Cuando piden sol, ¿por qué no da sol?
Dice:
—Bueno, ¿y tú quieres que yo les dé el mando a ellos un año?
—Sí.
Pedían agua, llovía. Pedían sol, venía. Y van a coger la cosecha y no tenían grano. ¿Por qué?
¡Porque faltó el aire!


Por suerte en el melancólico otoño lleno de desastres, guerras y loca política en uno y otro lado del ancho mar, y como bien nos dice Alicia que “la imaginación sea la única arma en la guerra contra la realidad”.

Un saludo.
Patricia

B Fernandez dijo...

Lamentablemente estos días estamos experimentando, entre visiones de agua y barro, algunas de las reflexionas que atinadamente expresó Julio Caro Baroja: “El placer que da el poder es cosa compleja, según también sabían los antiguos, y el modo de administrar, concebir y practicar los placeres que dan los poderes varía por diferencias de carácter de los poderosos.”

Parece que Lula, se refiere a los tupinambás como los “buenos salvajes” a los que hay que devolverles sus fetiches. En otras épocas los intereses caminaban por otros derroteros, como cuando Theodoro De Bry representaba sus supuestos rituales antropofágicos.

Tristes trópicos, tal vez nos arroje algo de claridad cuando podemos leer: "... Desconfío de los contrastes superficiales y de lo aparentemente pintoresco; tienen calidad de efímeros. Lo que llamamos exotismo traduce una desigualdad de ritmo que es significativa durante el espacio de algunos siglos y oculta provisionalmente un destino ..." La magia de Lévi-Strauss continua unas páginas después señalando: “… Si juzgamos las realizaciones de los grupos sociales en función de fines comparables a los nuestros, a veces nos tendremos que inclinar ante su superioridad. Pero al mismo tiempo obtenemos el derecho de juzgarlos y, por lo tanto, de condenar todos los otros fines que no coinciden con los que nosotros aprobamos…”

En estos días que asistimos a tragedias tan próximas, señalar el valor de esa Oración de relativo, sin perder de vista el referente moral.

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Tienes razón, Patricia, al señalar al maestro Carroll, y a su pupila Alicia, como los que dan en la diana del sentido de tantos sinsentidos que vivimos. Nos queda la imaginación, al menos contra lo mostrenco, pues la realidad, toda ella, es más dura de pelar. Y gracias por traernos la ironía astur. Mira que olvidarse en Grado de pedir al cielo el aire… Si no hacemos más que respirar, como ya supieron desde siempre en la India.
Buen orbayu .
Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Pancorbo dijo...

Pues, Benito, todos los maestros, Caro Baroja, Lévi-Strauss… han hablado. Y con más finura que el padre de Zaratustra. Gracias por recordarlos y la vigencia del relativismo cultural. Por supuesto que no hay pueblos superiores, eso ya no lo cree ni Trump (a lo mejor empieza a insinuarlo Elon Musk). Pero por si acaso hay que recordar que 2000 personas han sido asesinadas desde 2013 a 2023, según la organización Global Witness, por defender la Tierra y el medio ambiente. La mayoría eran indígenas. Y es que para los pocos miles de tupinambás, supervivientes en Bahía la capa roja era y es un símbolo importante. No son tan ingenuos en el actual Brasil para creer que ese manto les va a resguardar de los incendios y las motosierras y demás incurias y pobrezas. Simplemente en Brasil han podido cerrar un círculo de injusticia. Aunque quedan sin rescatar muchos mantos de plumas rojas, más pequeños. Y en museos de Basilea, Bruselas, Milán, Florencia, París…
Dinamarca ya desde el año 2000 dice haber devuelto a Groenlandia 35.000 objetos de indígenas, la mayoría de inuit o esquimales. Es más que un detalle, mientras nuestro Occidente se congratula por todo. E la nave va..
Un abrazo
L.