domingo, 7 de julio de 2024

SIETE DE JULIO GULLIVER

 

El cambio al que asistimos en este mundo más parece una remodelación a gran escala. Cambian muchos parámetros en una era que ya es digital aparte de planetaria.  Cambian rápido alianzas, gobiernos y bloques, y de momento no saben remediar los grandes agujeros de la desigualdad ni del propio clima. Está claro, al menos, que sube el calor en los mares y en las mentes. El señor Gulliver, el viajero de la novela de Swift era lúcido, osado, y al tiempo muy templado. Hace ya trescientos años que Gulliver encontró a los liliputienses y a los gigantes. Allí y en más sitios Gulliver notó que la naturaleza humana no es tan diversa como parecería a simple vista. La codicia, la tiranía, la simulación, la envidia, nunca fallaba la vieja retahíla. La vieja sátira triste. Sólo al final Gulliver encontró, allá por la Nueva Holanda -Australia-  la isla donde vivían los houyhnhnm, caballos de más fino raciocinio que los yahoo, los hombres. Los humanos eran los siervos y los caballos los amos, pero destacando como los seres más ecuánimes que nunca vio Gulliver en sus viajes. Allí, y con ellos, Gulliver cargó sus baterías de esperanza, algo más escaso que el litio.

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4 comentarios:

B Fernandez dijo...

Si en viajes pensamos y no de turismo (ese gran invento) Jasón y sus argonautas son otro buen ejemplo. Las envidias, las palabras huecas, los engaños… Y como no, las arpías que no dejan comer ni a un pobre hombre ciego. ¿Cuántas arpías quedan por vencer hasta llegar al vellocino?

Se nos anuncia que estamos en la era digital, en la era del inicio de la IA. Pero a veces, parece convertirse en la era de una nueva hidra para muchas personas, cuando la tecnología se utiliza como ariete en muchas situaciones. Ken Loach supo reflejarlo en su película Yo, Daniel Blake. Dante por su parte puede servirnos de ejemplo para poner de manifiesto la pasividad ante estas situaciones, en su Divina comedia: ‘¿Qué son esos suspiros, gritos y llantos que retumban el en aire sin estrellas?… vienen del Antiinfierno, donde son castigadas las tristes almas que vivieron sin infamia y sin honor. Son los ignavos, almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal, por su elección de cobardía.’

¿Es la competición lo que nos hace avanzar como especie? Los datos arqueológicos no parecen afirmar que el pasado fuera un infierno hobbsiano, parece que la vida del grupo debía modificarse para cubrir las necesidades de los más vulnerables y garantizar que viviesen, ejemplos como los del Homo 8 y el Hombre de Kiik-Koba, de 1.8 millones de años, de Olduvai (Tanzania) o con una datación de unos 400.000 años, Benjamina en Atapuerca es otro ejemplo de ello.

Aunque nuestra naturaleza no sea tan diversa, parece ser necesario casi siempre apostar por la diversidad y decir una vez más eppur si muove.

Un saludo,
Benito Fernández

PF dijo...

Buenas tardes:

Pues si de aventuras y viajeros hablamos, que decir, de la Odisea de Homero, de sus cicones, lotófagos y cíclopes, creadores de desesperanzas y esperanzas. Estos gigantes de un solo ojo existen en la mitología astur aunque poco conocidos, con el nombre de Pataricu, y una historia de los vecinos de Lastres, nos los recuerdan:

Se narra que este pueblo poseía dos torres en medio de la bahía, una en ruinas, la otra en buen estado. Cuentan que un pescador enamorado de una sirena, iba noche tras noche a escucharla cantar con su barca, hasta que una noche dejo de oírla porque el Pataricu la había raptado y llevado a su isla.

El pescador se armó de valor, cogió su petate y metió en él una gran cuerda y el arpón de cazar ballenas, y se fue en busca del coloso. Cuando llegó a la costa, se encontró con el Pataricu, que le prendió por la cintura y se lo llevó a la boca para comérselo, así que el pescador le propuso una pelea. Se rió tanto el gigante, que aceptó el trato, acordando día y lugar.

Cuando llegó al pueblo, el pescador se pasó por la taberna y narró lo sucedido. Así que se fueron todos a la playa, y construyeron unas torres, uniéndolas con una cuerda y atando a ella una barca, en la que se subió el pescador con su arpón.

Con la marea subida, apareció el titán en una balsa de troncos, el pescador le dijo: -Se que eres más fuerte y que puedes acabar con todo el pueblo, pero no más listo, juguemos a las adivinanzas.

Pregunto el pescador: - ¿Qué cosa es que te empuja y no la ves?
Contestó el Pataricu: -El aire. Y este le preguntó: - ¿Qué cosa es que anda y no tiene pies?
Duda el pescador, el pueblo se asusta...y de repente le vino la respuesta y contestó: -¡El reloj!

Y así, dilatando el tiempo, el sol impactó de frente sobre el gigante, y empezó a cegarle, se escuchó un estruendo, la balsa de troncos varó, en ese momento, cogió su cuchillo con furia, pero más ágil el marinero, le clavó el arpón en medio del ojo. El titán se desplomó, y al caer, derrumbó una de las torres.

Todo el pueblo se alegró de la victoria pues ya no iban a ser comidos por estos cíclopes, y la sirena convertida en doncella acabó con el pescador, nuestro Ulises particular.


Como dijo el Sombrerero: - El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si tuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj.

Puede que con el tiempo, esa sea nuestra confianza, ya que como dijo Borges: ... “Conocí la esperanza y el temor, / esos dos rostros del incierto futuro”.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Los ignavos, nos recuerdas Benito, son esos cuyas almas vivieron “sin infamia y sin honor”. Bueno, pues ahora de esos ignavos hay muchos más de los que sugiere Dante. Es más, crecen en esta nueva era cuando los del sur quieren venir al norte y donde los ricos y medio ricos del Norte temen al mismo tiempo la guerra y la paz, perder el buen nivel de vida y no querer el necesario aumento de la inmigración para poder seguir yéndonos de vacaciones. Y así muchos ignavos no han sabido bien hoy en Francia qué votar, porque el puzle ha crecido más que un suflé. Y en los Estados Unidos se cierne Biden, con un aún más cernido Trump. Qué pereza, y qué paradoja. En el Reino Unido muchos han echado a Rishi Sunak, su premier hinduista, tan conservador. Y la paradoja es que tanto los perdedores conservadores como entre los ganadores laboristas se aún tienen al Brexit como a un quiero y no quiero. Un fetiche vago. Y que la cosa, sea cual sea, no cueste un penique.
En fin, nadie parece estar contento. En la criticada y anhelada Unión Europea, se quiere al mismo tiempo la guerra y la paz, todo un invento filosófico, “Es la guerra”, decía Groucho Marx, pero teniendo ahora dos guerras abiertas de verdad. El encierro de San Fermín del 2025 ya se añora.
Buen verano, Benito, y un abrazo.
L.

Luis Pancorbo dijo...

Qué genial esa historia del Pataricu de Lastres. Gracias, Patricia, por ella. Demuestra que la Odisea de Homero llegó con sus epígonos y el tiempo, que lo cura todo, menos el arponazo de vuestro bravo ballenero. El Pataricu, un Polifemo de mareas bravas, fue eliminado y el pescador se convirtió en héroe popular. Un mecanismo de relojería, con un nuevo acento del norte.
Y además nos traes, Patricia, un colofón tan fantástico, lleno por un lado del saber indomable y casi cuántico del Sombrero (no tan Loco) y por otra parte de la cristalina racionalidad poética de Borges.
Y en eso estamos, en “el incierto futuro”.
Buen verano y un abrazo
L.