jueves, 6 de junio de 2024

CÁNDIDO Y EUROPA

 

“Todo sucede para bien”. Era la idea del célebre filósofo Pangloss, tutor del Cándido que ideó Voltaire para dudar un poco de las acostumbradas solemnidades sin fundamento. Europa se quiere aparejar al optimismo, y no le falta la razón mirando cómo está el patio que llamamos mundo. Otra cosa es que Pangloss, con su insistencia en que este es el mejor de los mundos posibles, en realidad era un gran hipócrita. Hasta cuando caía enfermo y sufría percances graves no tenía más remedio que sacar su muletilla de que todo sucede para bien. ¿Cómo se iba  a desdecir un seguidor del más acendrado optimismo? La solución la encuentra el propio Cándido al final del libro de Voltaire. El insuperable “hay que cultivar nuestro jardín”. O nuestro huerto, que es más sustancioso sin tantos pesticidas.

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5 comentarios:

PF dijo...

Buenas tardes:

Puede que esa sea la tendencia del hombre, ese optimismo en muchas ocasiones que nos hace pensar como decía Gandhi que “nosotros somos dueños de nuestro destino”, permítaseme que al menos, lo dude, más bien, somos rehenes del fatum que otros buscan para nosotros.

Se quiere explotar al máximo los recursos, ya no se consume lo de temporada, queremos los frutos de invierno en verano y viceversa, es si se me acepta, el nuevo culto al sol, y ahora que se acerca el solsticio de verano y la magia de San Juan, merece la pena recordar la historia de la mina que brota de Aurelio de Llano:

El agua de Fuente blanca en el concejo de Parres, sale de una peña que tiene la figura de una albarda. Un día de San Juan fue allá una mujer por agua y vio que la peña estaba cubierta de oro y joyas; volvió corriendo a su casa a avisar a su marido, y cuando llegó a la fuente, habían desaparecido el oro y las joyas. Si la mujer hubiera tirado encima de aquellas riquezas un objeto bendito, no se hubiera escondido la mina, ya que esta brota cada siete años.

Sólo nos queda caminar por este camino, no volviendo la vista atrás, intentando como le dijo el sombrerero a Alicia no perder nuestra muchosidad, que esa debe ser una de nuestras principales riquezas.

Buena entrada de verano, un saludo.
Patricia

Luis Pancorbo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Pancorbo dijo...

Cierto, Patricia, ya está casi encima San Juan, nuestro solsticio de verano, aunque en el hemisferio sur vayan a entrar en el invierno. ¿Dónde va entrar Europa? Lo bueno sería que saliera de la guerra. Y poco a poco de la desigualdad, Por otro lado, como señalas, esos cultivos y consumismos siempre a mano al margen del clima preocupan pese a que formen la nueva Jauja que atrae a los emigrantes aún a riesgo de que pierdan su vida. Si supieran bien la Jauja que les espera. Pero muchos no desisten porque África, y otros sitios, es simplemente el horror. El que bien contó Conrad en el Congo. Ese horror no sólo se va paliando, sino que aumenta. Nos queda el sueño, como el que nos traes de la mina de oro de Aurelio de Llano. Y tampoco nos ha de faltar el sueño de otra noche de verano.
Un abrazo
L.

B Fernandez dijo...

Esa Europa que parece mirar por encima del hombro al resto y que está ensimismada en un hipotético pasado mistificado y en unas grandes propuestas para un brillante futuro. Pero, qué hay de los europeos, es realidad esa imagen representada por los “mass media” ¿es un cliché como tantos otros? Paseando por nuestras ciudades, en nuestros trabajos, en nuestros campos percibimos esas grandezas. Toda esa gente que llega por mar ¿Qué perciben de nosotros? En estos casos la frase de Gramsci de “lo viejo está muriendo y lo nuevo no ha nacido todavía, y en ese intervalo aparecen los monstruos” ¿Puede aplicarse a nuestro tiempo? Muchos interrogantes, pero las necesidades de gran parte del planeta son cada vez mayores y las soluciones no parecen llegar.

Una vez más Lévy-Strauss pueda mostrarnos el espejo cuando hablaba de que lo interesante era la manera en que sociedades “calientes” y “frías” conciben su ser en el tiempo, entendiendo que la imagen que una sociedad tiene de sí misma es parte de su realidad. Pero si parte de nuestra realidad se refleja en las ideas de Gramsci ¿Hasta cuándo crecerán los monstruos?

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Gracias, Benito, por tu certero análisis y por el recuerdo de esa frase de Gramsci cuya lozanía parece indscutible.
En este interregno. que lo es no sólo de política internacional, sino de civilización, es bueno buscar el aviso de maestros como Lévi-Strauss. Eso no quiere decir que (sobre todo en los EEUU), no haya pensadores que, perplejos ante lo que sucede, sacan libros de gran venta e influencia. Por ejemplo Jonathan Haidt, psicólogo social, que está haciendo buenos diagnósticos, aunque no tenga la pastilla justa para curar. Él avisa y habla de la generación ansiosa, y eso por el uso y abuso de móviles y demás. Hay ya un mundo en el que ha triunfado el ansia, y no son buenas noticias. Eso afecta a mucho personal, sobre todo en Occidente. Pero el problema es que también hay otro tipo de ansia y nos llega como reflejo del mundo más pobre, y que es el mayor en población y extensión. Un mundo que mira a Europa como si llegar a ella, incluso en patera, sería como conquistar una especie de parque temático. Un sitio mejor que Jauja y donde, como primer mandamiento, se adora el adelgazamiento. De grasas e ideas. Si ese es en buena medida el sueño europeo, comer menos, o incluso no comer, muchos emigrantes piensan que vale la pena arriesgarse en su travesía hasta lograr ser parte de ese lugar. El nuevo país de Bengodi, como se consideraba en tiempos medievales, de Boccaccio, al paraíso en la Tierra.
Y así la nave va.

Un abrazo
L