Llega el frío con su solsticio y la cuestión es que no existe la pregunta correcta. La que sanaba en cierta literatura medieval. Restauraba el equilibrio, ese tesoro de naciones e individuos. El mítico caballero Perceval sólo tenía que hacer la pregunta correcta al depauperado Rey Pescador. Y al margen de la respuesta la pregunta curaría aquel reino lleno de llagas, como el propio monarca. Pero Perceval era un inexperto en soluciones radicales. Se iba por las ramas y el Rey Pescador ahí padeciendo en su esquina de un ciclo artúrico. Ahora encaramos el ciclo navideño entre bombas y luces. De eso hay para todos, y hasta Griales y similares en las diversas culturas del mundo. Mejor acaso es apuntarse al salmón de la sabiduría, el que los antiguos irlandeses célticos buscaban en un pozo donde el pez había comido nueve avellanas. En ese brocal se pueden hacer aún las preguntas correctas. Sobre todo si se come un poco del salmón del conocimiento. ¿Y nosotros? ¿Por qué ha subido tanto el besugo de las Españas?
4 comentarios:
Aquello que dijo Borges sobre la guerra de las Malvinas: “Es una guerra en la que dos calvos se disputan un peine” puede continuar teniendo validez a pesar de los solsticios pasados. Además en este próximo periodo de manteles y oropoles, al menos, en algunos lugares, recordar también aquello de que el lujo también puede ser vulgaridad.
Ahora y como casi siempre, unos prometen el maná y otros con resignación lo esperan, también están aquellos que a pesar de las promesas, ya ni el maná esperan. Como señalaba Lévi-Strauss cuando el espíritu humano no puede explicar las cosas, inventa conceptos vacíos que expresan directamente las estructuras inconscientes del espíritu y son la prueba del origen simbólico de lo social. Aunque como casi todo es relativo, Godelier también le daba su vuelta de tuerca.
Cada vez más las realidades parecen condicionadas por las lógicas del lenguaje que parece pretender una dominación total, no sólo en las esferas públicas sino en las privadas. De falsear la realidad más allá del adoctrinamiento algo apuntaba Hannah Arendt: “El objeto ideal de la dominación totalitaria no es el nazi convencido o el comunista convencido, sino las personas para quienes ya no existe la distinción entre el hecho y la ficción.” Esperemos que para este próximo año podamos seguir transitando por nuestros lenguajes particulares y encontrando nuestros tristes trópicos y poder pasar y regresar del espejo.
Un saludo,
Benito Fernández
Bien siempre, Benito, por el relativismo cultural, y más si lleva la impronta de Lévi-Strauss. Magnífica además Hannah Arendt enseñando el precipicio que se crea por no distinguir -o no querer distinguir- entre “el hecho y la ficción”. Pero ya vemos que nos traes a Borges, maestro de líneas de sombra. Hasta en el tema de las Malvinas, “una guerra en la que dos calvos se disputan un pene”. Bueno, la maravillosa Argentina, de Borges y Cortázar, y… siempre tiene un lado increíble, como cuando recurre al peronismo: “…no es cuestión de cambiar de collar, sino de no ser un perro”. Y luego resulta que sale Milei en un caballo de color plata. Sólo faltaba.
Muchas felicidades, Benito, en lo que queda hasta el 24 y allende.
Y un abrazo
L.
Buenas tardes,
Continuemos este mes por el camino de baldosas amarillas, ese que nos lleva un diciembre más a una vorágine de rituales, cantares y nieves, pero ahora artificiales, que las naturales cada vez son más difíciles de ver.
Posiblemente las subidas, vengan provocadas porque el molinero quiera quedarse con más parte de grano que le corresponde, y eso en una época de despilfarro general, es muy tentador para quien tiene a su cargo un molino.
Puede que se ilustre con un cuento del recordado Aurelio de Llano en su Del folclore asturiano: mitos, supersticiones, costumbres titulado “Ya pagaste la maquila”:
Una mujer de Parres por no pagar la maquila iba de noche al molino a moler su maíz sin que lo supiera el molinero. Una noche al acabar, se presentó un perro negro, metiose en el banzal y no la dejaba recoger harina. La mujer lo pudo echar fuera, recogió el producto y marchó para su casa.
Cuando iba por un prado, se le acerca el perro, y para que no la mordiera, le dio un puñado de harina. Como continuaba intentando calcarle los dientes, le dio otro puñado, y luego otro...hasta que acabó lo que llevaba en el cesto. Entonces el perro se puso delante de ella y le dijo:
-Ya pagaste las maquilas que debías al molinero
Acaso la falta de harina venga en enero y su cuesta, pero puede que de igual, eso será un nuevo año, y como quien no quiere, no se consuela, a continuación, llegará el Carnaval, la Semana Santa y ferias por doquier.
Leí hace poco un haiku de Kobayashi Issa que decía:
“Día de Año Nuevo...
¡Todo florece!
Yo me siento normal”
Me despido, esperando que el 24 nos traiga un poco de normalidad, un saludo.
Patricia
Es muy interesante, Patricia, cuanto nos traes de las costumbres y tradiciones astures.
Y con ese lenguaje tan rico y exacto, como el que captó Aurelio de Llano, que dice maquila que suena más recia que molienda. Y particularmente admito mucho a los autores que traen animales no del género parlante, y a veces como monos, sino con toda su personalidad a caballo entre mundos y genéticas. Como el perro molinero, o el molinero perro… Y por eso muchos apreciamos tanto también a Carroll, que llegó a convertir un conejo en un gentleman, o viceversa. Ya sabes quién es, el que mira el reloj como si el tiempo fuese suyo.
Y, claro, la normalidad es excelente, aunque los sueños y las letras anden y giren en su propia sintonía. Por eso ahora que vienen tantos campanazos algunos buscamos donde haya un silencio apetecible. No sólo de jamón vive el ser humano. Y el besugo español no sé dónde voló. Habría que mirar un poco en el “an Tobar Segais”, que en el viejo gaélico irlandés quiere decir “pozo de la sabiduría”. Y que es donde el salmón., con toda su cara, se comió las avellanas.
Muchas felicidades, Patricia, para este tramo y buena arribada a las riberas y orballos del 24.
Un abrazo
L.
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