domingo, 18 de octubre de 2020

DISGREGACIÓN Y VIRULENCIA

La pandemia no reemite ni lo hará en unos años. Eso si consideramos  que España es solo una parte del problema de siete mil millones de . Va a haber siete mil millones  de vacunas para todo el mundo? Antes de que se logre ugual el Civid-19 ha mutado, o ha venido otra pandemia distinta, o el cambio climático pasa al ataque en masa. Entonces, ¿a quién se  vacuna  y a quién no? Nos lo jugamos a los chinos a este paso. El asunto español es, como de costumbre, la disgregación. Es la raíz del país a la que se ponen parches periódicos, por ejemplo en 1978. Y si no la unidad por narices, los largos tramos de, o sea casi siempre, de falta de libertades y de una democracia sentida  y arraigada. Cuídense, que  vienen curvas. Y si no están confinados el verano indio continúa con su regalo de vitamina D para todos.

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7 comentarios:

juan de la cruz471 dijo...

A mí me ha dado por pensar, para manejarme, que esto es como una guerra mundial (la segunda, que es el hecho histórico sobre el que más libros y películas hay), y que sí, que seguramente enfermaremos y veremos morir a mucha gente, pero tiene que ser glorioso un buen día dejarlo atrás, tomarnos como un trabajo el resistir, sobrevivir aunque solo sea por el placer de pasar la página, de encontrar otro horizonte. Como decían "cada día es un día menos" pero entonces pensábamos que era cuestión de días, como puede que sea cuestión de años, cada día es un trescientos sesenta y cinco avo de los años que vayan a ser. Yo me releí La Peste de Camus, y pensaba que se iba a acabar todo un poco de repente, como un mal sueño, ahora sabemos que si se va a acabar es con muchas prórrogas, recivivas y agonías, más o menos como la película Alien (no he visto más que la primera)
Estaría bien que como humanidad aprendiéramos que esto no es nada comparado con el cambio climático que llevamos gestando desde la revolución industrial y eso del clima, que era un mecanismo de relojería, lo tenemos golpeado y lleno de tierra, agua óxido y cantos rodados.

La gente queremos vivir una "belle epoque" o unos años sesenta, pero a lo peor la realidad no nos dan ese respiro lúdico.
Esta mañana he dado un paseo con mi mujer y al encontrarnos niños sin mascarilla haciendo gracias, comentábamos que los habíamos sonreíamos tras la mascarilla, sin que vieran nuestra sonrisa. ¿Qué será de un mundo en el que no podemos mostrar nuestra sonrisa?, ¿Qué serán estos dos o tres años de la educación sentimental de estas personitas?
Debemos conformarnos con sobrevivir, que no será poco. Supongo que los inmersos en la guerra civil o en la segunda guerra mundial, se conformaban solo con eso.

PF dijo...

Buenas tardes,

Pronto llegará un nuevo Día de Todos los Santos, aunque por desgracia, y por mucho que nos intenten ocultar, y ahí están las cifras para recordar, este año estamos en una continua Noche de Difuntos. Nos levantamos cada mañana con augurios de vacunas prometedoras, a la espera de un tratamiento que permita poder destaparnos la boca, dejar de mirar la temperatura continuamente y poder ir tranquilos en unos transportes públicos menguados y abarrotados, que las distancias sociales son para otras cosas.

Como adelantas, la vacuna tardará, y no será para todos. Los tratamientos experimentales dicen que son efectivos, al menos, para los presidentes de las Américas, el resto esperaremos a poder comprarlos en un futuro, posiblemente junto con la compra del ordenador, se incluya no sólo el sistema operativo sino un antivirus y una vacuna: - ¡cosas de las ventanas que se abren a un nuevo mundo!, ¡qué importa una nueva brecha! ¡qué sabemos los mortales! ¡qué haríamos sin los nuevos filántropos!

En fin, algo deberíamos esperar, porque el mañana que se nos plantea es tan efímero como el que escribió Machado:

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
En vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
(…)
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea
.

Y para terminar el comentario, permítaseme una nueva nota ligeramente irónica de Trelles, que creo que nunca viene mal y más en estos tiempos:

"Milagros los suele haber,
que en la ciudad de Palermo
murió un cardenal ayer
antes de sentirse enfermo".

Toca cuidarse, que como decimos por aquí, cuídame mi madre, cuídame mi padre, como no me cuide yo, no me cuida nadie.

Un saludo,
Patricia

Luis Pancorbo dijo...

Benito, tu relato es como cuando la guerra parece estar acabando, y nos ilusiona hasta una sonrisa, pero sabemos que el final anda lejos todavía.
Pero desde luego tu escrito es de quitarse el sombrero. No otra cosa, claro.
Igual nos hacen fotos de pasaporte con mascarilla, pero ¿para ir adónde?
El abrazo
L-

Luis Pancorbo dijo...

Patricia nos traes a Machado, las dos Españas son también la de charanga y pandereta, y la de la rabia y la idea.
Esperando siempre el advenimiento de la idea sobre el reparto del mejunje nacional.
Y bueno, tu Trelles es impecable, a cuidarse, si es que a uno le dejan.
Y en efecto vienen los muertos y los santos, todos en tropel, con las sonrisas de las calabazas también.
Igual un día encuentran a Lorva en un barranco de Granada, o al músico genial y republicano Antonio José en un páramo cerca de Burgos. Total sólo han pasado ochenta y tantos años. Pueden esperar.
Pero los que se toman de verdad la muerte con sabia distancia son los mexicanos. En la Casa de México en Madrid ponen el esqueleto de la Calaca sobre la escalinata principal. Va vestido de novia y le rodean cestos de frutas y montones de flores anaranjadas.
Pero aquí la muerte de los otros se celebra callando.

Un abrazo y buen magosto

L.

B Fernandez dijo...

Entre promesas de vacunas y tratamientos varios, a precios que la mayor parte de la humanidad no se puede ni se podrá permitir, transcurre esta pandemia. La falta de agua potable, alimentos, otras enfermedades como el sarampión, etc. por el momento tendrán que esperar. Entre propuestas como la Declaración de Great Barrington, o las de algunos políticos que sostienen que un 1% no puede condicionar a un 99% pasan las semanas y aumentan las víctimas. Muchas de estas propuestas, en otro contexto, podrían ser casi consideradas como crímenes contra la humanidad. Sin embargo, parece que asistimos a todo esto, casi como zombis.

¿Estamos obligados a decantarnos una y otra vez solo entre dos alternativas? ¿Salud o economía? ¿Mantener la distancia, pero el transporte atestado? ¿Mascarillas antes innecesarias ahora imprescindibles?

Suena una y otra vez la idea del agente maximizador, del individuo como único y exclusivo conjunto de principios. Si escuchamos, por ejemplo, a Sahlins deberíamos evitar la discusión de nuestra esencia o nuestro comportamiento y poner de manifiesto el cariz cultural y relativo de las narraciones que se crean sobre lo humano y lo social incluyendo a la ciencia y los científicos.

Como nos recuerda Octavio Paz: “…La historia tiene la realidad atroz de una pesadilla; la grandeza del hombre consiste en hacer obras hermosas y durables con la sustancia real de la pesadilla…” Como el mismo decía no hay hombre, hay hombres. Unos juegan con las pesadillas, otros tratan de convertirlas en algo hermoso.

Un saludo,
Benito Fernández

Luis Pancorbo dijo...

Disculpa, Juan, que en tu pronto y bello comentario -ese paseo de las sonrisas ocultas por las mascarillas- me equivocara poniéndolo a Benito.
Un fuerte abrazo y suerte, aparte de fuerza, porque el virus campa a su aire.

L.

Luis Pancorbo dijo...

Oí de labios de Octavio Paz, en su casa de Ciudad de México esa frase que se quedó brabada en Otros pueblos, y que resume lo que tantos otros autores tratan de decir en tratados enteros: NO hay hombre, hay hombres.
Cierto es toes que no se quiere reconocer al otro. No es sólo en temas claros de racismo. El otro es inaceptable por desconocido, por lejano en el espacio, por hablar otra lengua, por adorar otro dios o ninguno, por ser rebelde en un mundo social de amebas...
Pero el otro existe, port supuesto. Es incluso uno mismo, porque, que se sepa, no hay reptilianos entre nosotros, ni plutonianos. Plutócratas, sí, esa otra peste.

Y luego no se trata sólo de dar vacunas a toda la humanidad, pues sí no la pandemia seguiría. Se trata de la ligereza con la que aún se afronta el evidente cambio climático. O cómo se está tan tranquilo, por ejemplo, ante el reciente Premio Nobel de Química concedido a quienes presentan unas investigaciones que, si se tuercen en la práctica, generarían una iingeniería genética insoportable. Lo llaman CRESPR. otro de esos nombres que parecen salir del Nuevo Mundo Feliz de Huxley.
Se queman los bosques y la Amaznonia,, pero no hay miedo tenemos transgénicos para aburrir.
Si antes no nos pica la tarçantula del Civid.19.
Un abrazo
L.