domingo, 11 de agosto de 2019

ADIÓS ALCHULETÓN

Es como el cuento del lobo, nadie cree que al final vendrá. Un mes de estos habrá gobierno en España. Y otro día se lamentará comer tantos chuletones  y churrascos, símbolo de  nuestro elevado nivel europeo. Pero en la ONU no están de acuerdo con las bondades  de la carne del primer mundo, ca ne de comer se entiende. El  Grupo Intergubernamental de Expetos sobreel Cambio Climático ha encontrado un alto índice de perniciosidad, incluso de  alevosía,  en el manejo y consumo desorbitado de de reses. Todavía no se han metido a fondo con el mercurio y el plástico de la carne d el pescado.  Así vamos, pero iríamos mejor no ya con una dieta mediterránea jalonada con filetes de toda clase, sino con el ejemplo vital y alimenticio de los pueblos indígenas.  Ellos no contribuyen con su dieta somera, y su uso sobrio e inteligente de los  recursos naturales, al cambio climático que nos aflige.  A unos más que a otros. Eso no falta.
Buen verano que queda.

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11 comentarios:

PF dijo...

Buenos días,

Pues hasta el cerdo vietnamita es considerado especie invasora por su posibilidad de mezclarse con el gran número de jabalíes existentes, campando estos a sus anchas en la periferia de muchas ciudades, pero, ¿no será al revés? ¿no habría invadido tanto ladrillo su hábitat? Urbanizaciones, carreteras…algunos han creado el problema, que la mayoría debemos si no solucionar, si al menos, mitigar…no usemos bolsas de plásticos, pero si las podemos comprar…separemos nuestras basuras, pero que los residuos se echen directamente al mar para que lleguen a nuestras playas…en fin, como se lee en el Quijote “la razón de la sinrazón que a mi razón se hace”.

Sólo esperamos que las cifras macroeconómicas, que suelen ser las que quedan mejor en los titulares, sigan mejorando con el nuevo gobierno, deseamos que al menos, el “nuevo” o “viejo ejecutivo” sepa llegar a acuerdos. Recuerdo que en los pueblos costeros del oriente de Asturias, es o al menos era tradición, que cuando los neños cambiaban entre si un objeto, para que tuvieran validez el trueque, arrancaban un pelo y sujetándolo por un extremo con el pulgar y el índice de la mano derecha, se hacía la pregunta:

-Dónde va este Peliqin?
-A la mar
-El que descambie
Para el infierno irá,
Peliqinos para acá
Peliqinos para allá

Y se suelta el pelo en la dirección del mar, no debiendo ninguna de las partes intentar deshacer el cambio. Pero bueno, con los cambios meteorológicos, que provocan no sólo vendavales políticos, a saber dónde estarán ahora las negociaciones…finalizamos con el inicio de algunos cuentos de la tradición popular:

¿Contarete el cuentu
de Perico Formientu
que se fue a pasear
y llevolu el vientu?
.

Feliz resto de verano…y cuidado con las galernas, un saludo.
Patricia

Luis Pancorbo dijo...
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B Fernandez dijo...

Ahora es el turno de los Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, pero ya hace tiempo que Lévi-Strauss afirmaba que algunos alimentos son buenos para pensar y otros malos. También Harris realizó amplios estudios sobre el tema ya en los años ochenta podían leerse cosas como estas: “…Expresado en términos energéticos, cuando el cereal se convierte en carne hacen falta nueve calorías adicionales para obtener una caloría para consumo humano o, en términos de proteínas, hacen falta cuatro gramos de proteínas en el cereal para producir un gramo de proteína cárnica. Para que los Estados Unidos puedan sostener sus hábitos carnívoros, el 80% del cereal cultivado en ese país debe destinarse al ganado…”

En cierta manera el tema alimentario, nutricional, o como lo expresemos, es algo bastante complejo. Millones de personas hambrientas y millones sobrealimentadas. Por otra parte, tabús alimentarios aparentemente irracionales, infinidad de formas en la mesa y un largo sinfín. Parece que no solo hablamos de proteínas, calorías, hidratos de carbono o balances energéticos como bien captaron Lévi-Stauss y Harris entre otros, hay algo más o quizás mucho más.

Se pueden negar las cosas, pero con ello no dejan de suceder, algo así debe ser lo del cambio climático, por ejemplo, la garrapata que transmite un virus hemorrágico se extiende por Europa. Tal vez se pueda pensar que los animalitos han decidido ir de turismo por Europa, otra posibilidad es que el clima esté cambiando realmente y a alguien le venga bien decir lo contrario.

Podemos recordar algo que expresó Harris: “…la forma más lenta de conseguir que la gente coma mejor es decirles qué deben comer cuando no pueden permitírselo…”

Buen Ferragosto
Un saludo,
Benito

Luis Pancorbo dijo...
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Luis Pancorbo dijo...

Fantástico análisis, Benito: rezuma ese punto sabio que lamenta que las cosas ya fueron dichas, explicadas más que vaticinadas, por grandes pensadores, y antropólogos como Lévi-Strauss, y sin embargo nadie hace caso. ¿Por qué? Yo creo que es porque la situación se está yendo de las manos. El binomio cambio climático y superpoblación hace tiempo que necesita soluciones urgentes (aparte de enviar gente a Marte, que a lo mejor añorará el atestado Benidorm).
Hay ya siete mil millones de bocas que, al escribir esto, se habrán disparado, lo cual se conjuga con el aumento de la temperatura global. Una fórmula fatídica. No sé si es viable,y desde luego ridiculiza la posición de Salvini, de Malta, y de los países del Mare Nostrum que ya no quieren salvar unos cientos más de hambrientos.
Nosotros, al chuletón que se acaban las vacas que producen tanto metano (a veces, pobres, son lecheras también).
Esto pasa, la demostración implacable de que la
distribución alimentaria ( y de derechos humanos, y de hamburguesas, y cubitos de hielo, y todo lo necesario) no se quiere hacer sobre bases de equidad humana. De forma que se admite la persistencia de bolsas enormes de hambre y bolsas mayores de comida basura y de comida que va a la basura. Europa es limpia y recta. Y Occidente tiene una gran boca sonriente: es lo mejor del planeta Tierra.
Pues a ponerse el esmoquin y a oír a la orquesta del Titanic fingiendo que no pasa nada.

Buon Ferragosto piure a te, Benito.
Y un abrazo

juan de la cruz471 dijo...

Vivo en el Sur de Salamanca, una provincia ganadera. El ganadero de reses no bravas más famoso de España era un concursante televisivo de programas culturales, se llamaba José Pinto y vivía en este Sur. En la zona donde me muevo, queda poco más que explotación forestal y ganadera. Me gusta ver los prados limpios y no llenos de zarzas o de árboles que los repueblan desordenadamente y no creo que la contaminación de los pedos de todas las vacas que encuentre un coche de un joven que se desplace de fiesta de Béjar a Ciudad Rodrigo sea comparable con lo que contamine ese único coche en ese trayecto. Hemos transformado la naturaleza española desde los tiempos de Estrabón, y sinceramente creo que era más sostenible cuando había más ovejas, más cabras, más vacas, más cerdos, por los campos. También reconozco que me gusta la carne, por supuesto. Considero seriamente que el arma principal contra los incendios es la ganadería, que además nos da de comer. No creo que los pedos de todas las vacas del mundo contribuyan tanto al cambio climático como cualquier gran incendio, español, portugués, californiano, australiano, o ¡cielos!... siberiano.

Me parece que alguien trata de hacer una cortina de humo con pedos de vacas.
Un abrazo.

Luis Pancorbo dijo...

Como esto va así, a golpe de calor, algunas proyecciones exquisitas sobre efectos del cambio climático hablan de tener que comer carne sintética.¿Más aún que la de los perritos calientes?
Y sin embargo ya lo ves, Juan,ahora la vaca es el enemigo (no se habla de los pollos hacinados, de los cerdos de pienso (los de bellota son unos señores) , y otras varias carnes, incluida la del canguro salvador de la España vaciada..
Con alguna frecuencia sale el remedio universal. Hace unas décadas llamaba la atención lo del krill. Eso sería la solución alimenticia definitiva. La humanidad podía crecer sin miedo, ahí estaba el krill, y que adelgazaran las ballenas, esas descastadas. Nuestro planeta no quiere gordos ni gordas. No hay carne para todos. Más recientemente se pone como un remedio terminante el consumo de insectos: ahí nos vamos a montar en un consumo ordenado de hormigas y grillos. Los gusanos no nos comerán tanto si los comemos antes nosotros. Es la paradoja de un mundo de paradojas en el que España tiene mucho que decir: nuestra producción de calor solar nos avala.

Un abrazo
L.

Luis Pancorbo dijo...
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Luis Pancorbo dijo...

Ojalá todo fuera cuestión de echar pelillos a la mar. Pero ya lo cuentas, Patricia, en prosa y en verso. Nada es tan inocuo, y menos este mundo que genera tanta basura y que acogota la naturaleza.
Me sorprenden quienes niegan el cambio climático. Estuve en la Antártida en febrero y era una satisfacción por esa inmensa belleza, pero el derretimiento está servido. Por fortuna de forma más lenta que en el Ärtico, pero el proceso está en marcha.
Respecto a las vacas, esas sí que son enemigos públicos número uno (la ONU avisa...). Parecen inofensivas, pero donde esté un buen cerdo vietnamita que apenas contamina, sólo revoluciona todo, no hay color. Por Madrid sorprende la proliferación de mapaches en las riberas del Jarama, el río de la novela de Ferlosio, donde antaño se podía ir a a pasar un tiempo remoto, entre mítico y brutal. Los mapaches, como las cigüeñas, comen cantidad de basura ya en los contaminados entornos del Jarama. Un río moribundo.
No importa, nuestros filetes son benditos, y algunas leguminosas no carecen de bondad sustitutiva, ahí están fabes o verdinas. Y alubias negras de Tolosa, y rojas de Ibeas de Juarros, al lado de Atapuerca. Y más. Hay margen para la reconducción, supongo.

Un abrazo
L.

Diego Calleja dijo...

Bueno. Comienzo llamando la atención, aunque no es exactamente el tema del artículo, sobre la "miriada" de organismos de todo tipo que plantean o sugieren restricciones (siempre restricciones o nuevos límites, más bajos) a las actividades de las personas. Sólo ellos tienen voz.
Uno de estos “organismos” es la ONU, que gusta de meter mucho el morro en todos los sitios, con mayor o menor acierto, y siempre con la corrección política como estandarte.
Como bien sabes, Luis, tú que controlas de esto, hay un problema más de cantidad de población que de dieta. Lo digo, porque en el documental de los Yanomami, mencionas el hecho de que esa gente no se pasa de número, ajustándose a los recursos alimenticios que tienen (a la fuerza ahorcan).
No tardando mucho, vamos a tener problemas de falta de recursos en general, y las consecuencias derivadas.
Yo vivo en la provincia de Palencia, aquí hay vacas, y marranos (me refiero a cuadrúpedos), y yo sólo tengo por límite para comer carne el económico, no el ético. En particular cuando se tiene la certeza de que el mundo no va acabar bien.
De todas maneras, ternera como poca. El pollo y el cerdo son más baratos. Y más sanos.
Si hablamos de las ventosidades de las vacas, de justicia es tener en cuenta también las de los cerdos; en España, hay más cerdos que personas (sin tener en cuenta las personas que se comportan como cerdos). Incluso las de los pollos, y los humanos (las alubias de Saldaña saldrían perjudicadas).
No sé qué íbamos a comer en España si quitásemos la carne. Una España sin chorizo y sin jamón, sin lechazo (¡qué barbaridad!), sin torreznos, y mejor paro aquí. Si sopesa uno esta hipotética situación con la de que se acabe el mundo, las fuerzas están igualadas.
Y en el momento que lleguemos a los corderos, a ver quién les dice a “esos” que no pueden matar uno al año para celebrar no sé qué historia de san innombrable, con lo racionales que son.

Un saludo.

Luis Pancorbo dijo...

Recomiendo ver en internet un sitio sobre población mundial en tiempo real. Lo he puesto hace poco y ya iba `pr 7.725.633, pero según lo leía el contador no dejaba de correr. Malthus habría tenido que cambiar su teoría si hubiese dispuesto de un medidor así. El mundo sigue girando aunque la población cada vez pese más sobre el polvo o el asfalto. Malthus ya en 1798 pergeñó en su libro clave "Ensayo sobre el Principio de la población" una teoría que fue perfilando hasta su famoso axioma: la población crece de forma geométrica mientras que que los recursos lo hacen de manera aritmética.
Tuvo eso mucha influencia, incluso en Darwin, pero Malthius no tenía razón. Ya lo vemos. El progreso de la ciencia y la tecnología nos hacen crece sin tasa, y algo hay que comer aunque sea cereal modificado genéticamente, carne sintética.insectos, etv...
Pero, como bien dices, Diego, ¿quién va a impedir a un campesino que mate un cordero? O un cero. ¿Qué sería de España sin chorizos? Y sin morcillas. Y con jamón, claro.
Por eso me parece vana la polémica en torno al Open Arms. Hay quienes se hacen los estrechos en Europa por un centenar de bocas africanas. No quieren saber que Äfrica es una potencia demográfica y aumentando-. Y tampoco quieren saber que esto no es cuestión de dar un bocadillo y solucionado el tema. La gente quiere comer y a ser posible desayunar, y agua potable que salga de un grifo, y y una vivienda digna, y un televisor tras el móvil garantizado, y quieren lo mismo que los demás, porque conocen su existencia. Está en juego: la dignidad de ya casi ocho mil millones de humanos, y en pocos años de diez mil millones. Eso no se puede confinar en barcos de rescate, en centros de acogida, en expulsiones y readmisiones. Se necesita algo más que calafatear el mundo, replantear la ecuación. Y hacerlo antes que se deshielen los casquetes y suba el mar al nivel de la boca.
Cordialmente
L.

P.D. Entrretanto son magníficas, es cierto, las alubias blancas de Saldaña.